La red social es un megáfono para políticos, celebridades y gente común, pero también lucha por crear reglas para el habla.
NUEVA YORK (VOA) – Twitter celebra su 15º aniversario este mes (21 de marzo). Con 330 millones de usuarios en todo el mundo, la empresa que alguna vez se llamó a sí misma el ala de la libertad de expresión del partido por la libertad de expresión se ha visto obligada a lidiar con los abusos de su plataforma.
En 2006, el cofundador de Twitter, Dhiraj Murthy, es profesor asociado de Periodismo y Sociología en la Universidad de Austin, en Texas. “Ha sido literalmente, ya sabes, una especie de propiedad común digital o esfera pública donde la gente puede interactuar…También es muy simple en términos de interfaz de usuario, algo que han mantenido todo el tiempo”, señala.
Murthy, profesor y autor de dos libros sobre Twitter, dice que existe un cierto nivel de democratización que sigue siendo atractivo para los usuarios.
“Las personas pueden ser muy sinceras y pueden obtener respuestas muy rápidamente y pueden obtener respuestas de personas de las que es posible que no las hayan obtenido”, explica. La velocidad y la escala a la que viaja la información en Twitter también ha desempeñado un papel fundamental en los movimientos sociales de todo el mundo, dice Sinan Aral.
En sus comentarios con la VOA, también por Skype, apunta que: “Los fundadores del movimiento Black Lives Matter dicen que no habría movimiento Black Lives Matter sin las redes sociales”. Agrega que, “También fue un catalizador, obviamente durante la Primavera Árabe, la Revolución de la Nieve en Rusia, los movimientos de protesta en Hong Kong y en otras partes de Ucrania”.
Pero, Aral, aclara que la promesa de una comunicación sin restricciones ha dado lugar a teorías de conspiración y desinformación. “Estudiamos diez años de sus datos (de Twitter), y descubrimos que las noticias falsas viajaban más lejos, más rápido, más profundo y más amplio que la verdad en cada categoría de información, y las noticias políticas falsas fueron las más virales”.
Precisamente eso, resultó en Irina Raicu, directora del Programa de Ética en Internet del Centro Markkula de Ética Aplicada de la Universidad de Santa Clara.
Opina que, “es muy difícil cuando tienes una figura como esa que probablemente sea muy buena para los negocios”.
Pero en ausencia de una regulación gubernamental, la especialista en ética de Internet dice que Twitter tiene la responsabilidad de moderar el contenido. “Va a ser muy difícil, en el contexto de algunos países, actuar como el tipo de plataforma que creo que quiere ser, que habilita el tipo de conversaciones que quiere habilitar”.
Una cosa en la que muchos críticos están de acuerdo es que en su décimo quinto aniversario, la empresa que una vez se llamó a sí misma el ala de la libertad de expresión del partido por la libertad de expresión todavía tiene que crecer.
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