Las recientes protestas en Los Ángeles han llevado a un despliegue significativo de tropas federales en la ciudad.
Los Ángeles, California (ADN/Staff) .– Este movimiento se produce tras cuatro días de movilizaciones que reflejan el descontento de varios sectores de la población estadounidense hacia las políticas migratorias implementadas por el presidente Donald Trump. Las acciones del gobierno, que incluyen redadas en centros de trabajo y deportaciones masivas, han suscitado una respuesta contundente de la comunidad, no solo entre migrantes de origen latinoamericano, sino también entre otros grupos sociales.
Una encuesta reciente realizada por la consultora YouGov revela que el 47% de los adultos en Estados Unidos desaprueba el uso de los Marines para controlar las protestas en California. Asimismo, un 45% se opone al despliegue de la Guardia Nacional con el mismo objetivo. Estas cifras indican un creciente descontento con la forma en que el gobierno federal está manejando la situación, lo que ha llevado a un ambiente de tensión en las calles de Los Ángeles.
Las calles de la ciudad están llenas de policías y fuerzas federales, lo que ha generado un clima de incertidumbre. Las manifestaciones han sido en su mayoría pacíficas, aunque también han ocurrido enfrentamientos con las autoridades, así como actos de vandalismo y saqueos.
La Administración Trump ha defendido las redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) como un intento de detener a indocumentados con antecedentes penales.
Sin embargo, líderes de organizaciones migrantes y testimonios de afectados sugieren que estas operaciones son arbitrarias, afectando incluso a personas con estatus legal.
Expertos en políticas migratorias han señalado que la estrategia de Trump se opone a los principios de los estados demócratas, donde se promueve la multiculturalidad y la creación de “santuarios” para migrantes.
En Estados Unidos, muchos migrantes han vivido durante años, contribuyendo a la economía y pagando impuestos, pero la falta de una reforma migratoria ha impedido que obtengan la documentación necesaria para residir legalmente en el país.
Esto ha llevado a que sus hijos y nietos, ahora ciudadanos estadounidenses, se conviertan en protagonistas de las manifestaciones.
Las críticas hacia las políticas migratorias de Trump también apuntan a un trasfondo xenófobo y racista.
Activistas han expresado que el despliegue militar en Los Ángeles busca incitar la xenofobia, presentando a la comunidad migrante como responsable de problemas sociales y económicos.
Esta narrativa, según algunos expertos, se basa en acciones más que en palabras, ya que las redadas parecen dirigirse desproporcionadamente a personas de piel más oscura.
El activista Baruck Racine Arellano, de la organización Otros Dreams en Acción, ha señalado que la imagen de Estados Unidos como “el país de las oportunidades” es engañosa, ya que históricamente ha favorecido a personas de Occidente en detrimento de aquellas del Sur Global.
Racine argumenta que el reciente despliegue de tropas tiene como objetivo culpar a la comunidad migrante de los males que enfrenta el país, mientras que la violencia también se ha dirigido hacia medios de comunicación y ciudadanos inocentes.
La situación en Los Ángeles continúa evolucionando, y la respuesta del gobierno federal seguirá siendo objeto de escrutinio en medio de un clima de creciente descontento social.

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