Es innegable: Xóchitl Gálvez ha irrumpido en la escena política mexicana con una energía que no puede ser ignorada. Esta figura singular no sólo ha capturado la atención de una amplia gama de electores, sino que también ha desafiado las expectativas y los estereotipos arraigados de lo que debería ser un político en México.
Gálvez, a pesar de provenir de la fracción más conservadora de México, ha demostrado que su voz y su enfoque son cualquier cosa menos conservadores. Su habilidad para comunicarse tanto con las generaciones más jóvenes como con las más veteranas, usando un lenguaje directo, auténtico y sin pelos en la lengua, es una bocanada de aire fresco en un ambiente político a menudo caracterizado por el eufemismo y la ambigüedad.
Su influencia no puede ser subestimada. Ha logrado lo que a muchos políticos les resultaría imposible: ha seducido a la misma vez a figuras destacadas como Marko Cortez y a todo el bloque conservador. Sin embargo, existe cierto escepticismo sobre si es o no la candidata preferida de Claudio X. González, una pregunta que, de momento, es irrelevante y permanece en el aire.
Pero lo más destacado de Gálvez es su capacidad para romper moldes. Es una figura disruptiva no solo dentro de su propio partido, el PAN, sino en la política mexicana en general. Su enfoque audaz y su aparente rechazo a seguir el guión político tradicional han resonado con los electores desencantados y cansados de la “política como de costumbre”.
Sin embargo, también es importante recordar que la política es un juego a largo plazo. La efervescencia inicial que ha generado Gálvez, ilustrada con la analogía de la espuma de la cerveza que sube rápidamente y luego baja, puede ser efímera. La verdadera pregunta es si puede mantener su impulso y seguir siendo relevante a medida que pasa el tiempo.
La aparición de Gálvez en el panorama político no deja de plantear interrogantes a los observadores. ¿Tiene suficiente bagaje político? ¿Será capaz de sostenerse en un campo tan disputado y volátil?
Y aunque hay quienes preferirían ver a figuras más establecidas y familiares, como Beatriz Paredes, aca entre nos mi preferida, la presencia de Gálvez sugiere que se están produciendo cambios significativos en la política mexicana. Si hoy fueran las elecciones, parece probable que su carisma y su enfoque único darían la batalla.
Sin duda, la Señora X, Xóchitl Gálvez, es un fenómeno a seguir. Sea cual sea el resultado, su influencia en la política mexicana ya está dejando una huella imborrable.

Aldonza González Amador
Criminóloga y Empresaria Juarense
Actualmente Presidenta del Organismo Nacional de Mujeres Priistas en el Estado de Chihuahua (ONMPRI) y Estudiante de Administración de Empresas en la Universidad de la Rioja España.
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