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    marzo 29, 2024 | 0:42

    VOCES LIBRES | Loert y Brozo

    Publicado el

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    Crónicas del Poder


    “…Ooooraleeee!!!…

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    Se han convertido en un auténtico dúo dinámico de la parodia política en México, ese reconocimiento ya es apabullante y masivo, guste o no guste tal fenómeno mediático. Los personajes del Payaso y el Periodista hacen crítica de manera lúdica, juguetona con irónico sentido del humor, en ocasiones sarcástico y siempre punzante, perspicaz y agudo. Se sostienen intelectualmente en indudable bagaje cultural, académico, su amplísima experiencia les ha dado “tablas” que exhiben en cada acto expresivo.

    El género de la sátira o parodia política consiste básicamente en ser un subgénero dentro del más amplio de la sátira, que se especializa en entretener a partir de la política, los políticos y los asuntos públicos. También se ha usado con intención subversiva donde el discurso político y la disensión están prohibidas por un régimen, como método de suscitar debates políticos allí donde este tipo de argumentos están expresamente prohibidos.

    La sátira política siempre es escrita desde un punto de vista político ya sea social-demócrata, conservador, libertario, anarquista, comunista, u otros. La orientación política del dibujante, redactor, actor de la sátira será determinante en ese sentido. No puede existir una sátira política “neutral e imparcial” desde un punto de vista político porque esta siempre estará condicionada a la ideología del autor de dicha sátira. La única solución sería que varios autores con varias ideologías escribiesen sátira en una misma revista o medio de comunicación. Solo así la sátira de ese medio sería relativamente neutral ideológicamente. Dicho tipo de medio no se ha visto en ningún sitio, normalmente todas las sátiras en Europa y especialmente en España, por ejemplo, suelen
    ser claramente de izquierda. De forma que exageran los fallos de los gobiernos de derecha y minimizan los fallos de los gobiernos de izquierdas. Ahí se ve claramente el punto de vista político del medio satírico.

    La sátira política se distingue normalmente de la protesta política o la disensión política, pues no implica generalmente una intención oculta ni busca influir en el proceso político.

    Ocasionalmente puede hacerlo, pero lo normal es que simplemente busque entretener. Por su propia naturaleza, raramente ofrece un punto de vista constructivo por sí misma; se usa como parte de una protesta o disensión, y tiende simplemente a establecer el error en los temas, más que proporcionar soluciones. La acción de la sátira en el humor político, incluso mezclado con formas irónicas o grotescas, su eficacia estará relacionada con el uso de figuras retóricas que se tornan en instrumentos de denuncia en contra de gobiernos despóticos, son relevantes para dar significado y forma a esa acción política. Su intención es exhibir al personaje que se satiriza.

    Con el uso y apoyo de las nuevas tecnologías las formas irónicas evolucionan, así como sus contenidos. Es frecuente ver fotomontajes realistas hasta representaciones fantásticas en forma de “memes”. En México ha existido desde tiempo atrás un ejercicio valioso de sátira o parodia política, recuerdo en sus distintos tonos y alcances a algunos comediantes venerables como Clavillazo, Cantinflas, Héctor Suárez y en algunos retazos en ese sentido a Eugenio Derbez, entre otros. Sin embargo, la sinergia de este dúo dinámico Loret-Brozo no se había presentado con la genialidad expansiva en época de redes sociales como es la que actualmente vivimos.

    Un factor decisivo en este sentido radica en la personalidad del poderoso populista que ejerce el poder de manera autocrática, su estilo comunicativo es el de un “mimo” de la comedia, es decir, es en los hechos un perfecto interlocutor, desde el poder, para personajes expresivo comunicativos paródicos como lo son en dupla los
    consagrados masivamente Loret-Brozo.

    AMLO es el personaje de las gracejadas mañaneras, por cierto, cada vez más tóxicas y ponzoñosas. Su expresión personal es agresivamente irónica, muchas veces sarcástica, implacable desde su supremo poder, contra todo lo que no le gusta o fastidia su estado de ánimo, cada vez más inestable, por cierto. En no pocas ocasiones asume roles histriónicos de bufón o bien de payaso. Es bufón porque corteja al Poder, ejercido y acaparado por él mismo, le rinde pleitesía narcisista y se regodea en su simulación como el enano simpático de la “Corte”, ese que se ve en el espejo y sonríe ante su pretendida grandeza y próxima gloria. Es indirectamente payaso porque para agradar la Corte del megalómano Poder, necesita también adular y embaucar a la Carpa asistida por el indispensable “El Pueblo”.

    Nadie duda que AMLO como demagogo sea un comunicador curtido. La reconocida capacidad histriónica del mandatario es innegable. El actor, en este caso recurriendo a una cualidad casi natural de AMLO, su recurrencia a decir “payasadas”, debe imbuirse del papel que representa hasta fundirse con él a fin de lograr una relación con el público similar a la del sacerdote con sus feligreses, pero un sacerdote que no vacila en ser grotesco en el uso de un lenguaje pastoso populista con gracejadas pegajosas, un bufón atractivo y con imán.

    En la puesta en escena matutina de Palacio Nacional política y teatro se mezclan, la diferencia entre realidad y ficción se difumina. En el personaje de AMLO hechos y fantasía también se confunden. Aunque a últimas fechas su creciente fase de rabietas le empieza a deshacer su perfil gracioso y simpático, su gracia histriónica empieza a generar desencanto, empieza a parecer un “payasito triste y gruñón”, disfuncional a las imágenes mesiánicas de sujeto providencial y poderoso.

    En su propio estilo de Payaso, Brozo, personaje del genial comediante Víctor Trujillo, ha estado siempre en el lado natural de la parodia, es decir, cuestionando al Poder de manera sistemática a lo largo de un ya igualmente largo tiempo de ejercicio profesional. Su sentido del humor impregnado de capacidad irónica es devastador y lo vuelve ciertamente temible por su potencia expresiva y comunicativa. En compañía actuante con Carlos Loret de Mola ha encontrado el factor formal, también potentemente expresivo y coloreado por el sentido sarcástico del humor político, que los hace ser una especie sustitutiva o sucedánea coyunturalmente, de una oposición política en México endeble y aun carente de penetración persuasiva en un electorado harto de los partidos y justamente enfadado por la ineptitud corrupta de los políticos “de oficio”. Por supuesto, todo esto a nivel de la indispensable reconstrucción de la inteligencia nacional.

    La estrategia de comunicación política representa la esencia del gobierno de López Obrador y el mayor logro de su gestión. La imaginaria cuarta transformación está sostenida en una propaganda, hasta ahora exitosa, que se desmorona ante los patentes fracasos, abusos y contradicciones de su administración, en buena medida se disimulaba por su talante histriónico gracioso, hoy las Casas grises de Houston lo empiezan a advertir como el sujeto peligroso para la convivencia política nacional, el odio sin gracejadas es simplemente una forma comunicativa despótica.

    Ante la evidencia creciente de una realidad de fracaso expansivo y de la pérdida del talante gracioso y simpático populachero de Carpa, la verosimilitud de la palabra presidencial se pulveriza y se desvela el verdadero rostro del líder histrión. Detrás del personaje impoluto, austero, honesto, transformador, demócrata, que ofreció acabar con la corrupción y la impunidad, además de regresar a los soldados a los cuarteles, se oculta su opuesto, el verdadero López Obrador: autoritario, vengativo, intolerante, embaucador. La 4T se revela como el régimen de la simulación, la hipocresía y el cinismo; sus instrumentos de uso cotidiano son la intimidación, la opacidad y el engaño.

    En ese mismo sentido, para enfrentar la influencia creciente de los
    medios de comunicación, el demagogo se ha erigido en la personificación del periodismo.

    Todos los días desde Palacio Nacional ejerce una hegemonía comunicacional artera y atrabiliaria, además de manejar con desparpajo a sus “benditas” redes sociales.

    El populista posmoderno amenaza a la democracia de la mano de una renovada manipulación de las masas apoyada en las nuevas tecnologías de la comunicación y su perfil histriónico taquillero. La era de la posverdad ha sentado sus reales junto con las “fake news”, aquí llamadas “otros datos”.

    Terriblemente peligrosa es la conversión del arte dramático en un instrumento de abuso gubernamental altamente efectivo. La historia ha demostrado que la loca exhibición de un fanático puede conducir a millones a una calamidad sin fin, por eso es importante saber distinguir el admirable arte del discurso público apasionado de la demagogia burda y el engaño, disfrazada de espectáculo carpero.

    En la disputa de la comunicación política en México, queda demostrado de manera palpable que no eran las complejas argumentaciones de los intelectuales los que iban a generar grietas en la demagogia presidencial y su estilo bufonesco, por el contrario, lo que ha sacado al mundo de la evidencia de la irrealidad manipuladora de los “otros datos”, es la expresión fresca y simple de un humor paródico potente e informado, posicionándose irreversiblemente en el acto de buena fe crítico comunicativo que terminará seguramente por convencer de que de manera lamentable lo que se planteó y cacareó hasta el hartazgo de un México en “Cuarta Transformación” en proceso de épica histórica, lo que realmente terminó siendo es un acto circense presidido por un actor bufonesco-payaso que hoy pierde aceleradamente su rostro gracioso y asume fatídicamente el de un grotesco autócrata.

    Sin duda, hay de Payasos a Payasos. La conducta de AMLO empieza a visibilizarse demencial, al México democrático le urge desmitificar al “Peje”, la sátira o parodia política, el humor crítico, ha demostrado palmariamente y lo seguirá haciendo, su valor y efectividad instrumental en la comunicación en ese logro vital para la República.
    Bien por Loret-Brozo.

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    Sergio Armendariz SQD

    Comunicador en Radio, TV, Prensa Escrita y Portales Electrónicos. Académico Universitario. Funcionario Educativo. Miembro Consultivo en OSC.


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