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    noviembre 1, 2024 | 20:51

    El servicio se hace para quien lo necesita, no para quien lo ve

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    El año pasado, tuve la oportunidad de presenciar un evento que me llenó de orgullo y aprendizaje. Un evento que, aunque no estaba planeado como tal, resultó un perfecto reconocimiento hacia la labor voluntaria.

    Reliquias, flores, fotos y cuadros, enmarcaron la ceremonia. Pero fueron las anécdotas y los testimonios los que me ayudaron a unir algunas piezas faltantes en la historia de Juárez.

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    Una historia que hoy, a un año de aquel evento, me siento por fin lista para compartir.

    Esta es la historia de Gloria, quien me enseño que el servicio se hace para quien lo necesita, no para quien lo ve.

    Años setenta

    Inspirada por realizar un bien en su ciudad, en los años setenta, Gloria comienza con la búsqueda de agrupaciones en donde pudiera ser voluntaria. Al notar que los grupos con temas de su interés aceptan solo a mujeres solteras, se da a la tarea de localizar más opciones donde las mujeres casadas pudieran participar realizando servicio dentro de la iglesia.

    Recorre la ciudad y al no encontrar una opción para ella, se pregunta, ¿habrá otras mujeres- como ella- en búsqueda de dónde servir? Ante esto, se ve en la necesidad de hacer más e ir hasta donde le fuera posible. Antes de continuar, debo agregar que Gloria era una mujer decidida, que no se rendía hasta agotar todas las posibilidades.

    Más que motivada en servir a Ciudad Juárez, decide viajar a CDMX, donde consigue una reunión con la Presidenta Nacional de las Vicentinas en la que le expresa su interés en llevar a las Voluntarias Vicentinas a Ciudad Juárez.

    De regreso a Juárez, Gloria tiene una misión: arrancar con la labor Vicentina en la ciudad.

    Decididas

    En junio del 2017, tuve la oportunidad de tener en mis manos la lista de asistencia de la primera reunión. La hoja tiene la fecha del 28 de mayo de 1974 y tiene los nombres de 25 mujeres invitadas a ser parte de esta labor en beneficio de Juárez. La hoja después fue doblada, y al exterior presenta sólo seis nombres: Neca Quevedo, Ququis Prado, Luz Ma Moreno, Teresita Ramos, Dora L. de Aguilar, Idalia Tejada.

    Estos nombres llamaron mi atención; ¿por qué estaban escritos detrás de la lista de asistencia?

    La respuesta llegó cuando pude estar frente algunas de estas seis mujeres. No podía esperar más, y después de presentarme, inmediatamente les hable de la lista. Al mostrarles las fotografías que había tomado del documento, sus rostros se iluminaron. Se sonreían unas otras y leían los nombres en voz alta. Yo no entendía que pasaba, pero su felicidad y asombro era tanto que ansiaba enterarme.

    Después de unos minutos, me comparten que aquel documento -donde estaban escritos sus nombres- era la lista de las mujeres que, junto con Gloria, formaron el primer grupo de Voluntarias Vicentinas en la ciudad.

    Este primer grupo realizó un sinfín de actividades, que van desde dispensarios, entrega de medicamentos y seguimiento a familias. Motivando a lo largo de los años un movimiento donde cientos de familias han participado a favor de miles de juarenses.

    1 junio 2017

    El 1 de junio del 2017, mi mamá recibe una llamada donde nos invitan a la celebración de la visita de la reliquia de San Vicente de Paul, donde se hará una mención a la Iniciadora de la Labor Vicentina en Juárez.

    La llamada llegó en un momento un poco inesperado; horas antes Gloria Carbonell, mi abuela había fallecido.

    Debo confesar que, ante tanta tristeza, la llamada nos alegró un poco el día y nos recordó como mi abuela, al mencionar una anécdota de las Vicentinas, nos dejaba claro que “el servicio se hace para quien lo necesita, no para quien lo ve”.

    Después reflexionamos que tanta era su humildad, que su muerte llegó horas antes de que se le propusiera este reconocimiento público.

    Para la familia, la misa con las reliquias de San Vicente se transformó en el momento perfecto para despedirse de mi abuela. Fue cuando por fin pudimos conocer el impacto de sus acciones. Tan solo ver la iglesia repleta de grupos de Vicentinas de toda la ciudad nos llena de orgullo y de responsabilidad por valorar y replicar sus enseñanzas.

    Desde 1974 a la fecha, la labor de las Voluntarias Vicentinas no ha cesado. Hoy Ciudad Juárez cuenta con varios grupos de Vicentinas, así como con comunidades y familias Vicentinas, quienes en la oración preguntan a Dios ¿qué quieres Tú de mí? para darle respuesta a través del servicio.

    Mi abuela, como muchos vicentinos, compartió su vida con su comunidad; hoy, a pocos días de su primer aniversario luctuoso, comparto su historia por que es parte de Juárez.

    Luly Tejeda Small
    Lourdes Tejada

    Titulada en Diseño gráfico y pasante de la Maestría en Acción Pública y Desarrollo Social. En su experiencia destaca el ser co-fundadora de una asociación civil y ser miembro fundador de una red de agrupaciones juveniles. Ganadora del Premio Nacional UVM por el Desarrollo Social, cuenta además con el Premio Estatal de la Juventud, el Reconocimiento a Mujer del Año de Ciudad Juárez y la mención de Mujer Líder de México.

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