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    abril 19, 2024 | 17:39

    DESDE EL PARALELO MAGNÍFICO | El Observatorio del Azogue (12-1)

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    <<El llanto del Arquitecto (11-2)

    Los astrónomos dedicados profesionalmente al estudio de Marte tenemos presentes dos hallazgos reportados en el año 1877, el primero tan inquietante como espurio, y el segundo tan contundente como exquisito.

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    Ese año en que Marte se encontraba en oposición y particularmente cerca de la Tierra en su órbita, Giovanni Schiaparelli anunció desde el Observatorio de Brera en Milán el haber descubierto una misteriosa red de líneas rectas sobre la superficie del planeta rojo a las cuales llamó canali (surcos naturales de origen desconocido).

    La palabra italiana canali fue traducida incorrectamente al inglés como canals (canales artificiales), que inocentemente dio origen al legendario mito de los marcianos, los supuestos y siniestros alienígenas de nuestro vecindario solar. Los canales realmente no existen, y hoy son conocidos como una de las más famosas ilusiones ópticas en la historia de la ciencia y la astronomía.

    El segundo y más importante descubrimiento de aquel 1877, anunciado esta vez por un astrónomo estacionado en el Observatorio Naval de los Estados Unidos en Washington, D.C. —Asaph Hall— , ofrecería a la comunidad astronómica nuevos motivos para la investigación. Hall había encontrado que Marte tiene dos lunas.

    A punto de abandonar la empresa después de una búsqueda telescópica infructuosa a principios de agosto, Hall fue animado por su esposa Angeline Stickney a intentarlo una vez más. Así, el astrónomo norteamericano descubrió primero a Deimos el 11 de agosto, la luna más pequeña y distante de Marte, y seis días después confirmó la existencia de Fobos, el mayor de los dos satélites naturales del planeta.

    Tengo dos objetivos científicos específicos como astrónomo en este planeta: 1) Monitorear Fobos y Deimos desde Marte para, por medio de códigos numéricos, obtener los modelos más precisos hasta ahora de las órbitas de dichos satélites alrededor de su planeta madre y 2) Realizar un mapeo amplio del cielo marciano en la búsqueda de Objetos Potencialmente Peligrosos (OPP); es decir, asteroides y cometas que pudieran representar un peligro para nuestra supervivencia aquí al penetrar el espacio subfobiano.

    Nací en 1990. Hasta donde recuerdo en la ciudad de Chihuahua, capital del estado del mismo nombre en el norte de México, desarrollé desde muy pequeño una fascinación natural por los objetos y fenómenos celestes, al mismo tiempo que aprendía a tocar el oboe. Me enamoré del instrumento desde que lo escuché en el triste y bellísimo segundo movimiento del Concierto para Oboe de Marcello, pero desconocía que era un instrumento caro y difícil de adquirir. Aprendí a tocar en un oboe que mis padres rentaban para mis lecciones y luego durante mi corta estancia en la Sinfónica Juvenil Luis Herrera de la Fuente, en Chihuahua. Muchos años después pude comprar uno con mis propios ahorros.

    Fue en esos mismos años de la primaria en los que, según cuenta mi madre, callaba yo a mis compañeros porque no me dejaban “oir lo que estaba pensando”, que tuve acceso por primera vez a una esplendorosa vista de Saturno y sus anillos a través de un telescopio, el pequeño refractor blanco del vecino Ríos.

    Y es que así lo conocíamos todos, como “el vecino Ríos”, un muchacho unos diez años mayor que el promedio de nosotros y gran aficionado a la astronomía, quien nos invitaba después del partido de futbol nocturno a escudriñar el cielo a través de sus binoculares y telescopio.

    En una carta que recibí de él antes de partir de la Tierra, la que conservo en el observatorio muy cerca del primer telescopio humano en Marte, supe después de treinta años su nombre completo: Marco Gabriel Ríos Niebla. El vecino Ríos era miembro de la Sociedad Astronómica Perseus de Chihuahua, y hoy es su dinámico director.

    El buen Marco nunca imaginó el impacto trascendental que aquella imagen de Saturno a través de su modesto telescopio tendría en mi vida y en mi vocación. Algún día me gustaría poder retribuir su gentileza y mostrarle Saturno desde aquí, con nuestro telescopio marciano, quizá después de un breve partido de fútbol en traje espacial en los linderos de la Antoniadi.

    Al final de la primaria empecé a hacer un registro de los sucesos y anécdotas más importantes ocurridas en mi vida, en mi núcleo familiar y en mi escuela, al mismo tiempo que realicé una corta biografía ilustrada de Isaac Newton, como yo la concebía y con mis propios dibujos a lápiz. Estudiando la secundaria escuché de la fundación en los Estados Unidos de una nueva y ambiciosa empresa privada enfocada a la exploración del espacio, SpaceX, liderada por un individuo sui generis, Elon Musk.

    A partir de ese momento decidí seguir lo más de cerca posible la actividad y logros de SpaceX, sin saber que al correr del tiempo y sin proponérmelo, me convertiría en un auténtico cronista científico externo de cada logro técnico, estrategia, fracaso, innovación y aportación tecnológica de SpaceX a la industria aeroespacial.

    Vinieron después los años de carrera universitaria en Chihuahua y del posgrado en astronomía en la UNAM, en la Ciudad de México. Me especialicé en astrofísica planetaria y muy particularmente en dinámica del sistema solar y exoplanetas, después de haber presenciado como adolescente y joven adulto la explosión de la astronomía exoplanetaria con el descubrimiento de miles de nuevos mundos en estrellas cercanas.

    Mi tesis doctoral, una aproximación numérica novedosa de alta precisión al análisis de los límites de Roche planetarios, entre varias predicciones verificables, proponía que la luna Fobos entraría al radio de Roche de Marte en un tiempo no mayor a tres décadas a partir de 2020.

    La predicción no era nueva; lo que sorprendió a los expertos en el área era que yo afirmaba que si Fobos se aproximaba a Marte más rápido de lo previsto, la órbita de Deimos, por el surgimiento de una inesperada resonancia de alto orden con Fobos, empezaría a adquirir características semejantes a una delgada órbita de tubo de eje menor, oscilando tanto horizontal como verticalmente. Y las últimas mediciones por los orbitadores marcianos indicaban que Deimos de hecho ya oscilaba horizontal y verticalmente de manera notoria, como en una órbita de tubo de eje menor.

    Si las predicciones de mi tesis tenían validez, al entrar al radio de Roche marciano Fobos sería destruído por las intensas fuerzas de marea marcianas mucho antes de lo esperado. Al despedazarse su luna mayor Marte se vería rodeado, por lo menos temporalmente, por un anillo de residuos semejante a los anillos Saturno, los que podrían ser lanzados hacia el espacio…o caer dramáticamente como lluvia mortal sobre Marte y la primera colonia humana.

    Continuará…

    Observatorio del Azogue (12-2)>>

    Hector Noriega

    Ponente. Investigador.

    Maestría en Astronomía (UNAM | NMSU) y Doctor en Astronomía por la Universidad Complutense de Madrid (UCM)

    Fundador de la Sociedad Astronómica Juarense, Cofundador del Proyecto Abel, Miembro de la Sociedad Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica, Miembro de la American Astronomical Society y Profesor de tiempo completo de Astronomía en UTEP.

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