La comunidad de Oxnard, conocida como la capital californiana de la fresa, está viviendo momentos de gran tensión debido a las recientes redadas migratorias impulsadas por la administración del presidente Donald Trump. Este clima de incertidumbre afecta no solo a los migrantes, sino también a sus familias y a la economía local, que depende en gran medida de la mano de obra agrícola.
Oxnard, California (ADN/Staff) .- Flor, una migrante mexicana que trabaja en la recolección de fresas, compartió su experiencia sobre el impacto emocional que estas redadas han tenido en su entorno. “Es realmente triste verlo. Tenemos personas mayores que trabajan con nosotros y cuando ven pasar a los migrantes por donde trabajamos, se ponen a llorar de miedo”, comentó. Esta situación ha generado un ambiente de angustia, especialmente entre aquellos que llevan muchos años en el país y temen ser enviados de regreso a sus países de origen.
El temor no solo afecta a los trabajadores, sino también a sus familias. Los hijos de los trabajadores agrícolas están sintiendo el peso de la ansiedad por la posible detención y deportación de sus padres. Flor, madre de tres niñas, ha expresado su preocupación por el futuro de sus hijas, quienes son ciudadanas estadounidenses. A pesar de ganar cerca de 2,000 dólares al mes, la situación económica es complicada, ya que debe destinar una parte importante de sus ingresos al alquiler y al cuidado de sus hijos.
Desde que Trump asumió la presidencia, se han intensificado las medidas antinmigrantes, lo que ha llevado a un incremento en los arrestos de migrantes supuestamente irregulares. Según reportes, la administración actual ha arrestado el doble de migrantes en comparación con el año anterior. Sin embargo, el impacto de estas redadas en el sector agrícola no ha pasado desapercibido. Los agricultores han advertido que la falta de mano de obra podría perjudicar sus negocios y amenazar el suministro de alimentos en el país.
En respuesta a esta crisis, la presidenta del sindicato United Farm Workers, Teresa Romero, ha mencionado que están trabajando arduamente para organizar a los trabajadores y mantener la unidad entre ellos. Además, están colaborando con representantes del Congreso en un proyecto de ley denominado Modernización de la Fuerza Laboral Agrícola, que busca ofrecer protección a los trabajadores del campo. Esta propuesta ha recibido el apoyo de al menos 30 republicanos, lo que podría facilitar su avance en el futuro.
A pesar de los desafíos, Romero se muestra optimista y asegura que no se rendirán en su lucha por los derechos de los trabajadores agrícolas. “No nos vamos a rendir. Sí se puede”, concluyó. La situación en Oxnard refleja un panorama complejo donde la necesidad de mano de obra y el respeto a los derechos humanos deben encontrar un equilibrio que beneficie a todos.

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