Estiman asistencia de 15 mil personas en el estadio Juárez Vive, sede del primer acto presidencial en la frontera.
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/Staff) – En medio de porras, pancartas y banderas de apoyo, la botarga de “Amlito”, personaje inspirado en el expresidente Andrés Manuel López Obrador, hizo acto de presencia durante el evento encabezado por la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo en el Estadio Juárez Vive, que se convirtió este viernes en la sede del primer encuentro masivo de la mandataria con el pueblo juarense.
Desde temprana hora, miles de ciudadanos se congregaron en el recinto, alcanzando una asistencia estimada de más de 15 mil personas, según datos preliminares proporcionados por organizadores. El evento marcó un momento simbólico para la Cuarta Transformación, con la presidenta Sheinbaum encabezando su primer acto público en Chihuahua tras asumir el cargo.
Entre los asistentes destacaron jóvenes, familias, representantes de sectores sociales, colectivos culturales y simpatizantes de Morena, muchos de ellos portando camisetas, sombreros y mantas con mensajes de respaldo. La aparición de la popular botarga de “Amlito” generó entusiasmo entre el público, especialmente entre niñas y niños.
Durante el acto, se espera que la presidenta hable sobre programas federales como “México Pinta por la Paz”, y se espera que en su discurso también haya referencia a obras impulsadas por la Federación en Juárez, como el Polo de Desarrollo del Bienestar, los centros infantiles comunitarios y proyectos de infraestructura urbana en zonas prioritarias.
A pesar de algunos reportes de desorganización en los accesos y logística desigual, el evento se desarrolló en un ambiente mayormente festivo, con animadores, música y un mensaje político enfocado en la continuidad del proyecto transformador iniciado por López Obrador.
La presencia de la presidenta en Ciudad Juárez forma parte de su gira nacional, con énfasis en temas de pacificación, prevención de adicciones, cultura y participación juvenil. Para muchos asistentes, la visita representa una reafirmación del compromiso del nuevo gobierno con las regiones del norte del país, históricamente marcadas por rezago y violencia.
El Estadio Juárez Vive volvió así a convertirse en epicentro político y social de la frontera, en un evento que combinó el discurso oficial con una manifestación de respaldo ciudadano, y en el que incluso las botargas —como “Amlito”— sirvieron de símbolo para reafirmar el legado político que aún se hace presente en el nuevo sexenio.
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