Es indudable que los actores políticos sufren de un desprestigio y desconfianza muy alto; los partidos políticos se encuentran en los niveles más bajos de confianza, sólo superados por las policías. De acuerdo con Latinobarómetro, 83% de los mexicanos/as confían poco o nada en los partidos políticos; igualmente sólo el 16% menciona que se puede confiar en la mayoría de las personas. En el estado de Chihuahua sólo el 7.6% de la población confía totalmente o mucho en los partidos políticos; en el municipio de Juárez sólo el 5% confía mucho o totalmente en los partidos políticos. Sin embargo y aún con estos niveles de desconfianza los chihuahuenses y juarenses participan con su sufragio en las elecciones.

Cierto es que los niveles de participación en Juárez son inferiores al resto de los municipios del estado, en promedio en las últimas cinco elecciones municipales, participó el 33%, siendo el punto más bajo en 2007 (27.85%) y el más alto en 2016 (40.95%). Este último crecimiento bien se puede adjudicar a dos aspectos que “oxigenaron” la escena político-electoral: las candidaturas independientes y la participación del partido MORENA.

Este año de nueva cuenta nos encontramos de cara a un proceso electoral, el primero de su tipo, ya que será concurrente, es decir se hologaron el calendario electoral y federal; se elegirá en Chihuahua: de nivel federal: diputaciones, senadurías y presidencia de la República; estatalmente: ayuntamientos, sindicaturas y diputaciones. Cada elector recibirá el día de la votación (1 julio) 6 boletas. Elecciones complicadas y complejas, no sólo para los partidos políticos e “independientes” sino para el elector. Más aún con los contrastes que puedan traer consigo las coaliciones por la presidencia de la República y los acuerdos locales.

Ante estas condiciones, un escenario que se plantea, es que el abstencionismo volverá a los niveles de 30%. Ello traerá consigo un crecimiento y fortalecimiento de una práctica que nunca ha dejado de estar presente en ámbito electoral: el clientelismo político y otras malas prácticas electorales que debilitan la ya de por sí limitada democracia. Por qué plantear esto. Tradicionalmente la elección se competía bipartidistamente, al menos en Juárez, en el 2016 se hizo tripartita y para el 2018 será tetrapartita; es decir se competirá entre el PAN, PRI, MORENA y el INDEPENDIENTE. Las cifras serán muy cercanas, es decir el INDEPENDIENTE caerá en su votación, caída que estaría por el orden del 15 al 20%; MORENA tendría el mayor crecimiento entre el 10 y 15%, mientras que el PRI mantener su votación o acrecentarla en un 4% y el PAN tendría un leve crecimiento de entre el 2 y 6%. Lo anterior lo planteo como una hipotésis, sólo como un ejercicio de proyección al analizar datos históricos, encuestas de comportamiento electoral y poco de imaginación sociológica. Si lo viéramos en cuadro sería como sigue.

Considerando que la hipótesis anterior sea cercana a una realidad, la escasa confianza en los partidos políticos incluido el independiente y las deficientes estrategias para resolver los principales problemas de la ciudadanía; traerán consigo que la compra de voto directa; la compra indirecta del voto a través de despensas, materiales de construcción, becas, pintura, “ayudas médicas”, alarmas de seguridad, un empleo, recuperación de parques, e incluso amenazas y tantas más, sean más extensivas e intensivas. Evidentemente muchas de estas formas clientelares, se deben al fracaso de las acciones de gobierno para resolver dichas falencias. Con ello la democracia y la lógica por la cual se otorga o no el voto a una opción política, se violenta, pierde su sentido. Es decir la principal razón del voto es para seleccionar al candidato/partido que se considere con la mejor estrategia para resolver los problemas públicos de forma estructural y de largo plazo. Seguridad humana, empleo, recreación, alimentación, educación.

Jesús Alberto Rodríguez Alonso

Doctor en Ciencia Política y de la Administración por la Universidad Autónoma de Barcelona. Actualmente Profesor-investigador de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez; Presidente de la Asociación Mexicana de Ciencias Políticas.  

---

Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.