Este 1 de junio, la democracia mexicana vivirá una jornada más. Tendrá lugar una elección histórica: la de jueces y magistrados por voto popular en el país. Porque, aunque parezca increíble, no lo es. Y aunque parezca lejano, tampoco lo es.
Por primera vez en nuestra historia, elegiremos a personas para cargos que antes se decidían en lo oscurito, entre pasillos de poder y cuotas de partido. Y sí, suena emocionante, incluso democrático. Pero aquí viene el pero —porque siempre hay un pero—: ¿quiénes son estos candidatos?, ¿qué proponen?, ¿qué perfil tienen?, ¿cuáles son sus trayectorias?
Las elecciones no deberían ser solo un acto de fe cada seis años. Votar es lo mínimo; informarse, cuestionar, organizarse y exigir es lo urgente. No basta con cruzar la boleta y tomarse la selfie con el dedo pintado. Eso no cambia un país. Lo que cambia un país es entender la importancia de la participación. Participar es un derecho, pero también una responsabilidad. Elegir a quienes tendrán en sus manos decisiones clave en materia de justicia requiere que contemos con la información necesaria para votar de manera consciente. Hoy más que nunca se hace evidente que una ciudadanía bien informada es el mejor antídoto contra la apatía y el desinterés.
La elección judicial no es una ocurrencia menor. Define cómo se impartirá justicia, cómo se interpretarán nuestras leyes y, más importante aún, cómo se resolverán los abusos de poder. Y, sin embargo, la desinformación reina. ¿Cuántas personas en Chihuahua saben cuántos cargos se elegirán y para qué funciones específicas? ¿Cuántas saben cómo se evaluará a estos jueces? No se trata de desconfiar, sino de conocer, de saber lo que vamos a hacer. Claro, no ayuda que nos bombardeen con spots vacíos, frases huecas y propaganda electoral disfrazada de información. En medio de ese ruido, lo importante se diluye, sobre todo en Chihuahua, donde el compromiso cívico ha crecido en los últimos procesos electorales. Y ahí está precisamente el desafío: lograr que este compromiso no se quede en buenas intenciones, sino que se traduzca en decisiones bien fundamentadas.
Pero no todo está perdido. A pesar del caos, hay personas informándose, medios independientes desmenuzando datos —por ejemplo, A Diario Network tiene una serie de entrevistas que dan voz a quienes aspiran a integrar el nuevo poder judicial—; también hay colectivos civiles ofreciendo información, organizando espacios de diálogo y acercando el proceso a la ciudadanía. No todo está perdido. Es natural que, ante un proceso novedoso, surjan dudas. Lo importante es que no nos gane la indiferencia. Hoy contamos con medios, redes y plataformas que pueden ayudarnos a entender mejor el proceso.
Y si aún sientes que no tienes toda la información, estás a tiempo. Pregunta, busca, conversa. Porque entre más sepamos, mejor decidimos. La participación informada no solo fortalece la democracia: la vuelve real. No es lo mismo votar porque “toca” que votar porque sabes quién está en la boleta, qué representa y cómo puede impactar en el futuro del país. Hay poder en ese conocimiento. Este 1 de junio no es una fecha cualquiera. Es una oportunidad para demostrar que, como sociedad, queremos participar más y mejor. Así que no votes en automático. No votes por inercia, ni por la popular selfie. Infórmate, cuestiona y, sobre todo, participa con la conciencia de que la democracia no es un acto ceremonial, sino un ejercicio de responsabilidad.
Porque si no elegimos nosotros, lo harán otros.

Ángeles Gómez
Fundadora en 2014 de Ángeles Voluntarios Jrz A.C. dedicada al desarrollo de habilidades para la vida en la niñez y juventud del sur oriente de la ciudad. Impulsora del Movimiento Afromexicano, promoviendo la visibilización y sensibilización sobre la historia y los derechos de las personas afrodescendientes en Juárez.