La historia de México nos recuerda que las fronteras son dinámicas y que la identidad de un pueblo no se define por líneas en un mapa, sino por su gente. En 1794, el Virreinato de la Nueva España abarcaba un territorio vasto, incluyendo lo que hoy son Texas, Arizona, Nuevo México y California. Sin embargo, la independencia y los conflictos del siglo XIX redujeron drásticamente su extensión, dejando cicatrices profundas que aún resuenan en la memoria colectiva.
Esa historia cobra relevancia en la actualidad, especialmente frente a las políticas migratorias impulsadas por Donald Trump, quien ha criminalizado la migración y avivado el racismo. Su retórica ha generado indignación tanto dentro como fuera de Estados Unidos. Autoridades como el gobernador de California y los alcaldes de El Paso y Minneapolis han rechazado sus medidas, señalando que contradicen los valores sobre los que se construyó el país. A nivel internacional, la Unión Europea, Rusia y los países del BRICS han expresado su solidaridad con México y han mostrado disposición a fortalecer lazos comerciales en respuesta a las políticas impositivas de Washington.
El BRICS, inicialmente conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, recientemente amplió su membresía con la invitación a seis nuevos países: Arabia Saudita, Argentina (aunque su adhesión quedó en pausa con la llegada de Javier Milei a la presidencia), Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. A pesar de la relevancia del bloque en la geopolítica global, México no ha solicitado su ingreso ni ha recibido una invitación formal para unirse. La Secretaría de Relaciones Exteriores ha señalado que, aunque México sigue con interés el desarrollo del BRICS, su prioridad es fortalecer sus relaciones comerciales dentro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), dada su cercanía geográfica y su interdependencia económica con América del Norte.
Estados Unidos es una superpotencia militar y económica, pero enfrenta profundas fracturas sociales. El racismo, el clasismo y la desigualdad siguen dividiendo a su sociedad. Incluso sus pueblos originarios, aquellos que habitaron el continente mucho antes de la llegada de los europeos, siguen marginados en reservas, despojados de sus derechos y de su herencia cultural. En contraste, México, con todas sus dificultades, ha demostrado ser un país que sabe unirse cuando es necesario.
Mientras Canadá ha quedado sola ante la presión de Trump, México ha encontrado respaldo en la comunidad internacional. Su relevancia en la geopolítica mundial ha quedado de manifiesto en la empatía y solidaridad global que ha recibido. Esto subraya su importancia no solo como un socio comercial estratégico, sino como un actor clave en los equilibrios internacionales.
Cuando se trata de defender la patria y a los suyos, los mexicanos han demostrado que las diferencias internas quedan a un lado. Lo vimos tras los terremotos de 2017, cuando la solidaridad se convirtió en la verdadera fuerza del país. Lo vemos en el orgullo que despierta cada victoria de un connacional en el extranjero. México no solo es su territorio, es su gente, y eso es algo que ninguna política migratoria ni ningún muro podrá detener.

David Gamboa
Mercadólogo por la UVM. Profesional del Marketing Digital y apasionado de las letras. Galardonado con la prestigiosa Columna de Plata de la APCJ por Columna en 2023. Es Editor General de ADN A Diario Network.