En esta ocasión quiero platicarles sobre un tema tal vez poco comentado, pero reviste una singular relevancia si se toma como un elemento cotidiano de nuestras vidas.
El mundo que nos rodea está lleno de notas musicales: el timbre de la casa, las campanas de una iglesia, el claxon de un auto, etc. Todos los elementos que producen sonido están ligados a ciertas notas del pentagrama musical.
De cierta manera, los estímulos auditivos penetran hacia nuestro interior a través de nuestro sentido del oído en forma de ondas. Esos estímulos de acuerdo a la intensidad y tono pueden producir efectos placenteros.
Ahora bien, tomando en cuenta un conjunto de notas producen un acorde, y un conjunto de acordes regidos por lapsos de tiempo dan como resultado la música.
Se dice que la música, sin importar el género, de acuerdo con nuestro a cultura, gustos e intereses, coadyuva en la producción de las hormonas relacionadas con el placer.
Esta información es extraída de un estudio científico realizado por Daniel Levitin, quien es Doctor en Psicología y Neurociencia por la Universidad de stanford en California EU.
En este estudio se afirma que la mayoría de las personas consideran la música como uno de los grandes pasatiempos que producen efectos placenteros y es usado como unos de los principales usos del tiempo libre.
De tal suerte, se puede afirmar que escuchar música puede obtener efectos benéficos en nuestro organismo. Por tal motivo, sería importante que incluyamos sesiones de música en nuestras vidas para lograr producir algunos efectos positivos, como por ejemplo la relajación, la concentración o la inspiración.
Un poco de música, en los niveles adecuados de volumen siempre es importante para desarrollar la creatividad. Recomiendo escuchar música como terapia personal o grupal e inclusive producirla a través de algún instrumento musical.
Nunca es tarde para intentar entrar al mundo de la música de manera consciente y sacarle el máximo beneficio. “De músico, poeta y loco, todos tenemos un poco”.
Profesor.
