Cuenta la historia que… Había una vez un Rey, que tenía una manera de pensar muy distinta a la de los reyes ordinarios de la región, salía a pasear y en sus caminatas acostumbraba saludar y dialogar con todos los habitantes que se encontraba en su andar. Indudablemente un Rey muy distinto. En uno de sus paseos llegó a la alfarería del reino, pues le interesaba saber cómo estaba la fabricación de una colección de platos y copas que pidió le elaboraran, pues se usarían en la próxima boda de su hija. A llegar se encuentra con el tendido de una hermosa vajilla de platos blancos, recién barnizada, brillante; aún fresca y preparada para entrar al horno y darle el terminado más importante. Maravillado, el rey toma uno de los platos y al sentir el barniz se da cuenta de que aún está fresco, pues se había manchado las manos; sumamente apenado se dirige al maestro alfarero y con especial pena se disculpa, porque había echado a perder un plato. –Perdón Majestad, porque no le informe que estaban frescos – le dijo el Maestro Alfarero con atingencia. El Rey solamente le sonríe y le expresa – Bien, pondremos otro para completar la vajilla – En ese acuerdo, colocan un plato nuevo y el Rey se retira satisfecho por la obra pero apenado porque echó a perder un plato.
A retirarse el Monarca, el Maestro Alfarero toma el plato que había tocado el Rey y lo observa con detenimiento, se da cuenta que en el plato habían quedado grabadas las huellas de los dedos de su Majestad, el Rey. Con creatividad, toma su idea de hornearlo. Cuando lo saca del horno, las huellas eran más precisas y hace una interesante reflexión: Se da cuenta de que el plato había tomado un gran valor, sólo porque el Rey lo había tocado. Y decide venderlo en la subasta del reino, entregándolo al mejor postor a 100 veces más de su valor, sólo porque el Monarca lo había tocado.
Desde que las personas comienzan en el camino van dejando sus huellas, y en ese andar se tocan a sí mismos, a su familia, a sus negocios o empleos, a su patria, a todo, absolutamente todo por donde avanzan o pretenden avanzar. Es evidente reconocer que las cosas valen porque Tú las tocas, o no valen porque Tú las Tocas.
Nos vemos en el próximo.
Marruffo
Martín Marruffo
Especialista en desarrollo organizacional, programación neurolingüística, facilitador y asesor de empresa nacionales y extranjeras. Creador de poderosos eventos de integración empresarial: Team Building. Las Herramientas mas Poderosas de Capacitación y del Seminario Caminando Sobre las Brasas. Encuentro con el Gigante. Director de Asesoria Integral Especializada.
