En días recientes una de las notas que ha acaparado los titulares de los periódicos es el hecho de que ya no habrá requisitos mínimos para aprobar la educación básica: preescolar, primaria y secundaria, hecho que no sólo cuestiona la calidad de la educación de nuestro país sino además pone en peligro la formación de capital humano suficientemente preparado para los nuevos retos del sistema productivo global.
Además de lo cuestionable del sistema básico de educación en México, la educación de los mexicanos debe enfrentarse a los retos de asignación de recursos, lo cual, detonará en efectos sobre la capacidad de atender a la población que demande educación superior, así como la calidad de la misma.
En México hay 34 universidades autónomas y de acuerdo con la consultora Aregional, para 2019, en promedio las universidades autónomas destinarán 69 mil pesos por alumno para atender la formación profesional.
Entre los estados que más asignan recursos a la educación superior, se encuentran Yucatán, Guanajuato y Durango, cuyas erogaciones son superiores a 110 mil pesos por alumno inscrito en las universidades que se clasifican como órganos autónomos.
Chihuahua es el 10º Estado que menos recursos destina a la educación superior de su población, asignando 51 mil pesos por alumno inscrito en la educación profesional.
De acuerdo a la Subsecretaría de Educación Superior (SES), en el país existen 34 Universidades Autónomas Estatales (UAE), las cuales atienden al 39.2% del total de la matrícula universitaria inscrita en el sistema público nacional, lo que las convierte en las principales instituciones de educación superior en el país.
Las UAE son responsables de otorgar educación superior a 4 de cada 10 alumnos inscritos en el sistema público universitario a nivel nacional. En promedio estatal, cada alumno inscrito en una universidad que es considerado “órgano autónomo,” cuesta al país 32 mil pesos.
La pregunta es, ¿son estos recursos asignados suficientes? ¿se traducirá el presupuesto en educación en mejores universidades? Sinceramente lo dudo, la universidad no sólo deberá profesionalizar a la población y dotarlo de las herramientas que necesita el mercado laboral, sino que deberá enfrentarse a las deficiencias de la población que por ley no serán reprobados en la educación básica al no contar con los conocimientos suficientes.
México no sólo debe asignar recursos suficientes para dotar a su población de educación, sino que debe propiciar las condiciones para que esta sea de calidad, es decir, independientemente a que la educación sea un derecho de todos los mexicanos y ésta genera costos al gobierno, el costo social a largo plazo de no poner restricciones de aprobación será alto, puesto que contaremos con educación con grado académico sin conocimientos básicas.
Más allá de la cantidad educativa, se debe garantizar la calidad de la educación, a fin de que no sólo tener educación sea un derecho sino una herramienta de desarrollo.
Lic en Economía de la UACJ y Candidata al Grado de Maestra en Ingeniería Económica por la Universidad la Salle. Columna semanal sobre temas de economía, finanzas, política y sociedad.
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