Hunter Biden ha sido acusado de nueve delitos fiscales, algunos graves y otros menores. Los cargos se derivan de lo que según fiscales federales fue un plan de cuatro años para dejar de pagar los 1,4 millones de dólares que le debía al Servicio Interno de Impuestos (IRS, por sus siglas en inglés), y en su lugar utilizar ese dinero para financiar una vida llena de lujos que, de acuerdo con sus propias admisiones, incluía el uso de drogas y alcohol.

“Estamos aquí hoy porque usted ha sido acusado por los Estados Unidos de un delito penal”, le dijo el juez Mark Scarsi a Biden, que presentó su declaración de inocencia por sí mismo.

Durante la audiencia de media hora, el juez fijó una fecha tentativa de juicio para el 20 de junio.

En tanto, Hunter Biden también enfrenta cargos en Delaware de haber mentido en un formulario federal para la adquisición de armas en octubre de 2018, cuando juró que no usaba drogas ilícitas ni era adicto a ellas. En ese momento era adicto a la cocaína en piedra. También está acusado de posesión ilegal de un arma de fuego, caso en el que también se ha declarado inocente.

Las acusaciones son resultado de varios años de investigación federal en torno a los impuestos y negocios de Hunter Biden, la cual se tenía previsto que llegara gradualmente a su fin durante el verano con un acuerdo de culpabilidad, el cual le habría significado una sentencia de dos años de libertad bajo palabra después de declararse culpable de delitos fiscales menores.

Si no se metía en problemas, también habría evitado ser procesado por el delito de arma de fuego. Sin embargo, el acuerdo se vino abajo cuando un juez federal que se preveía lo iba a aprobar comenzó a cuestionarlo.