Hace apenas cuatro años, Nicole Skilling huyó de su hogar cerca de una población donde la lava destruyó más de 700 viviendas. Se mudó a la zona de South Kona, pero esta semana volvió a cargar provisiones en su auto cuando Mauna Loa entró en erupción el domingo.
Las autoridades temían que la lava que fluía por la ladera del volcán iría hacia South Kona, pero los científicos aseguraron luego al público que la erupción migró hacia una zona de grietas en el flanco noreste del Mauna Loa donde no había poblaciones.
Con todo, persisten el miedo y la incertidumbre.
Aunque no hubo órdenes de evacuación, algunas personas decidieron abandonar sus hogares, y las autoridades habilitaron refugios en las zonas de Kona y Kau. Muy pocos pernoctaron en ellos, dijo el alcalde del condado de Hawái, Ritch Roth, y añadió que ya los estaban cerrando.
A pesar de ello, algunos en la zona se preparaban para cambios imprevisibles.
Kamakani Rivera-Kekololio, residente de la población de Hookena en South Kona, tenía alimentos y mantas en su auto.
“Estamos makaukau (preparados) para cualquier cosa”, dijo.
Ken Hon, científico jefe del Observatorio Hawaiano de Volcanes, dijo el martes que la lava fluía “no a supervelocidad” a menos 1 mph (1,6 km/h), aunque la velocidad exacta no estaba precisada, Descendía a 6 millas (10 kilómetros) del Saddle Road, la vía que conecta los extremos oriental y occidental de la isla. Probablemente se frenaría al llegar a terreno más lento a 6,4 kilómetros (4 millas) del camino.
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