Estados Unidos (VOA) – El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud declaró el COVID-19 como una pandemia por la amenaza que suponía el mortal virus. A casi tres años de esa fecha, las autoridades sanitarias admiten que ahora la población mundial “está en una mejor situación” y se cuenta con mejores herramientas para hacer frente a una nueva crisis sanitaria, pero recuerdan que “la pandemia no ha terminado” y es necesario seguir implementando medidas.
En entrevista con la Voz de América, el Dr. Oscar Cingolani, profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, asegura que se está “en un punto de inflexión” en tanto que, como se mencionó anteriormente, “la pandemia no se ha ido y sigue estando entre nosotros”, a pesar de que “la gente ya se ha cansado de la pandemia y se ha relajado muchísimo”.
Ante este contexto, el experto señala que lo que más preocupa a los organismos sanitarios encargados de monitorear la evolución del COVID-19 son las mutaciones del virus “que son más evasivas a la inmunidad previa”, es decir, a las vacunas.
“De hecho, nosotros ya sabíamos de antemano que los coronavirus en general producen una inmunidad transitoria y que después de cuatro o seis meses se va. Por eso es que no hay vacuna contra el resfrío común, porque en su gran mayoría es causada por coronavirus que van mutando, como también otros virus”, explica justificando el hecho de que “cada año hay una vacuna modificada contra la gripe”.
Cingolani señala que “ahora estamos en una situación en la que han aparecido nuevas variantes”, cuyas vacunas “parecen ya ser, en cierto grado, obsoletas porque fueron diseñadas meses atrás para una variante que no es la más predominante ahora”. Por eso, insiste en que la situación continúa siendo “muy compleja”.
“Por suerte, no estamos viendo la gravedad que veíamos anteriormente en el 2020 o en el 2021, porque entre la inmunidad que tenemos por la vacunación previa, más la inmunidad que tenemos por haber tenido cobijo, pues tenemos cierta protección ante enfermedades severas”, dice agregando que ya “no estamos viendo esa ola de hospitalizaciones y de mortalidad de hace uno o dos años”.
Dudas aún por resolver
Tres años después de la pandemia, aún hay muchas dudas sobre cómo llegó a formarse este virus que puso en jaque a la población mundial. Los primeros casos se dieron en la ciudad china de Wuhan y, según relata Cingolani, “entre agosto y octubre de 2019 se registraron casos en alrededor de uno de los mercados de animales” de ese municipio.
“Lo que confundió todo, y es materia de investigación, es que en el mismo lugar de Wuhan y cercano a esos mercados, hay un laboratorio en el cual se estaba haciendo una investigación”, aunque, hasta el momento, no se ha llegado a ninguna conclusión fehaciente al respecto.
“Todo apunta a que años atrás había el virus del coronavirus en distintos animales en esa zona, en murciélagos principalmente. Y es muy probable que el virus hubiera saltado de un murciélago o de otro mamífero y que ese mercado de Wuhan hubiera sido el caldo de cultivo fundamental para contagiar a mucha gente”, agrega.
“La gente ha tomado conciencia”
Pocos meses después de que aparecieran los primeros casos en China, el virus se propagó rápidamente por todo el globo terráqueo, lo que obligó a muchos gobiernos a tomar medidas extraordinarias, como el confinamiento y el cierre de negocios con el objetivo de erradicar y minimizar el impacto, así como también evitar el colapso hospitalario.
“Creo que es fundamental lo que hemos aprendido, la gente ha tomado conciencia de lo que es vivir en una pandemia y está preparada por si surgiera una mutación que produciría un virus al cual no estamos inmunes para defendernos”, argumenta.
Con todo, recalca que la agresividad del virus se ha ido minimizando con las nuevas mutaciones y las vacunas que han ayudado a proteger a la población. “De las miles de mutaciones que ha tenido este virus, unas pocas han sido relevantes y ninguna hasta ahora ha probado ser más agresiva, como lo vimos décadas atrás con el caso del MERS o del SARS inicial”, dice convencido de que “hay que seguir investigando y brindar datos confiables a la población”.
“Ahora se ha bajado la guardia”
El Dr. Cingolani, sin embargo, reconoce que en general “se ha bajado la guardia” fruto del cansancio de tres años de pandemia y con la creencia de la situación está bajo control gracias a los protocolos sanitarios que se han implementado desde entonces.
“La gente está cansada de tener que testearse cada vez que tiene un síntoma y ya no seguimos de cerca el número de infecciones”, explica.
Ante esto, el médico de la reconocida escuela de medicina estadounidense considera que, hoy en día, muchos ya se quedan en casa ante cualquier posible síntoma parecido a la influenza, lo que ayuda, en todo en caso, a que no se propaguen los virus, más allá de que sea un caso de COVID-19 o no.
“Lo que sí tenemos que prestar atención es al número de hospitalizaciones por enfermedades severas. Eso es lo que nos marca y en eso tenemos que ser obsesivos, que cada gobierno de cada país no baje la guardia para seguir testeando y midiendo las estadísticas de hospitalizaciones, porque eso es lo que nos va a dar tranquilidad”, manifestaba durante la entrevista con la VOA.
La subvariante XBB.1.5, la más transmisible
Ahora la OMS y otros organismos como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el encargado de la metaria sanitaria en el continente americano, están muy vigilantes a la subvariante XBB.1.5 de ómicron, que se ha detectado en, al menos, 29 países.
Los funcionarios del organismo sanitario avisan que más naciones podrían tener casos de esta variante, aunque aún no las hayan registrado.
“La razón son las mutaciones que se encuentran dentro de esta subvariante ómicron, que permite que este virus se adhiera a la célula y se replique fácilmente”, comentó el Dr. Ryan en unas declaraciones por escrito remitidas a la VOA.
El experto médico admite también su preocupación en tanto que se está viendo un notable crecimiento de estos casos en Europa y en la parte noreste de Estados Unidos, lo que ha provocado que esta subvariante se convierta en la dominante tras analizar los casos detectados en los últimos días.
“Nuestro Grupo Asesor Técnico para la Evolución del Virus ha abordado la situación porque se está viendo que está reemplazando rápidamente a otras subvariantes en algunos países”, explicó.
Protección para el futuro
Por su parte, el Dr. Cingolani alerta que la preocupación de las autoridades sanitarias radica especialmente en que es una “variante que más evade la inmunidad, tiene un tiempo de incubación más corto y, si bien no produce enfermedad más severa, está siendo observada”.
“Es muy posible que de acá a dos meses esa variante sea reemplazada por otra que posiblemente no sea tan contagiosa, así que no hay que causar pánico, pero hay que prestar atención a lo que va a venir”, subraya.
Con todo, insiste en que el uso de tapabocas debería ser algo habitual, especialmente en lugares cerrados y con aglomeración de gente. “Si entro en un lugar público cerrado, con mala ventilación y con muchísima gente, lo uso porque ya me he acostumbrado”, comenta asegurando que estos artículos son una medida más de protección.
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