Contaminación persistente en Ciudad Juárez genera alerta por impacto en la salud pública
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/Angélica Villegas) — La contaminación del aire en Ciudad Juárez ha dejado de ser un fenómeno estacional para convertirse en un problema de salud pública, con efectos visibles y persistentes en la vida cotidiana.

Durante este año, la ciudad enfrentó tolvaneras con ráfagas superiores a los 90 kilómetros por hora, sistemas de alta presión que mantuvieron suspendida una densa capa de polvo sobre la mancha urbana, y episodios de mala calidad del aire que, en casos extremos, superaron los 700 puntos IMECAS.
Aunque estos picos no pueden validarse técnicamente por tratarse de fenómenos atmosféricos atípicos, sí reflejan una realidad recurrente: una ciudad expuesta a suelos áridos, viento constante y un crecimiento urbano que multiplica la presencia de partículas en el ambiente.
Este contexto, además, coincide con un aumento acelerado de enfermedades respiratorias.

Según datos de la Secretaría de Salud del Estado de Chihuahua, entre enero y el 27 de octubre se registraron 385,075 casos de Infecciones Respiratorias Agudas (IRA) en la entidad, de los cuales 110,930 correspondieron a Ciudad Juárez, la cifra más alta del estado.
Los grupos más afectados fueron niñas y niños menores de cinco años y personas adultas mayores, especialmente sensibles a los cambios de temperatura y a la exposición prolongada al polvo y al polen.
No obstante, Juárez no respira sola. Forma parte de la cuenca atmosférica del Paso del Norte, un corredor que comparte masa de aire con El Paso, Texas, y Las Cruces, Nuevo México, donde también se registraron picos elevados de contaminación durante 2024 y 2025, según el World Air Quality Report de IQAir.

(IQAir – Informe Mundial de Calidad del Aire 2024)
¿Qué está provocando los niveles de contaminación y qué evidencia científica existe sobre sus efectos en la salud?
Evidencia científica
La calidad del aire en Ciudad Juárez está marcada por dos contaminantes principales: PM10, partículas de polvo y tierra en suspensión, y PM2.5, generadas por la combustión vehicular y otras fuentes urbanas.

Ambos superan los valores recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), señaló el doctor Adrián Vázquez, responsable del Centro de Ciencias Atmosféricas y Tecnologías Verdes de la UACJ.
El especialista indicó que, en días críticos, han documentado niveles de PM10 entre 210 y 300 microgramos por metro cúbico, es decir, de dos a tres veces por encima del parámetro internacional.
Comentó que los efectos de la contaminación ya se reflejan en la salud de la población, luego de que en meses recientes se reportara un incremento en problemas respiratorios entre estudiantes y trabajadores.
Incluso, mencionó que durante marzo se registró una alta ausencia estudiantil debido a las tolvaneras:
“En una de mis clases, el 30% de los alumnos faltó, y en mi laboratorio, en ese periodo, dos personas presentaron afecciones en la garganta”, relató.
Según su monitoreo, los registros más altos se concentraron en sectores como Oasis Revolución, La Cuesta, Barranco Azul, Suroriente y Anapra, zonas caracterizadas por calles sin pavimentar, vientos dominantes, alta actividad vehicular y gran presencia de suelo expuesto.
La persistencia de estas partículas está directamente relacionada con las características atmosféricas del Paso del Norte:
- Una cuenca rodeada por elevaciones que dificulta la dispersión del aire
- Inversiones térmicas que “encapsulan” los contaminantes
- Un clima desértico que facilita que las partículas permanezcan en suspensión durante horas
Los datos del especialista se respaldan en las mediciones del Sistema Nacional de Información de la Calidad del Aire (SINAICA), monitores federales en tiempo real, además de una plataforma municipal desarrollada por la UACJ, CENICIS y CECATEV, que permite observar la evolución de los contaminantes.

Si bien estas herramientas ofrecen información continua, la variabilidad climática y los eventos extremos dificultan la construcción de historiales precisos. Aun así, la tendencia es clara:
Juárez respira niveles elevados de partículas durante gran parte del año.
Vehículos, polvo y desierto
Más allá de los indicadores científicos, la contaminación del aire en Ciudad Juárez tiene causas bien identificadas en su dinámica urbana. Una de ellas es el tamaño y la antigüedad del parque vehicular.
Según el informe “Así Estamos Juárez 2025”, en la ciudad circulan más de 750,000 vehículos, de los cuales tres de cada cuatro superan los diez años de antigüedad.
Esta composición incrementa la emisión de partículas finas, sobre todo cuando los motores carecen de mantenimiento adecuado o presentan una combustión irregular.
Además, la movilidad diaria agrava el problema: miles de vehículos cruzan diariamente hacia Estados Unidos, mientras que el tránsito interno se intensifica en vialidades donde el polvo permanece en suspensión por la falta de pavimentación, como ocurre en zonas del suroriente y poniente.

El director de Ecología del Municipio, César René Díaz Gutiérrez, explicó que estas condiciones generan concentraciones elevadas de polvo en sectores como Anapra y el suroriente, donde los vientos dominantes arrastran material particulado durante horas.
Señaló que, aunque el padrón vehicular se estima en 800,000 automóviles, apenas 230,000 han sido verificados, lo que representa una cobertura menor al 30%, y limita cualquier posibilidad de reducir emisiones de manera efectiva.

Advirtió que:
“La ciudad no puede medir beneficios reales mientras la verificación permanezca por debajo del 50% del parque vehicular”, ya que se requiere al menos ese umbral para obtener datos sólidos y efectos ambientales observables.
Mencionó, además, que muchos conductores cumplen con la verificación obligatoria de vehículos con placas de Texas, pero circulan en Juárez con unidades sin mantenimiento, con escapes abiertos o fallas visibles, lo que incrementa las emisiones locales.
Las tolvaneras intensas registradas a inicios de este año, con ráfagas superiores a los 90 kilómetros por hora, evidenciaron esta vulnerabilidad:
“Aunque no representan la norma, sí demuestran que, cuando el clima se combina con suelo seco y zonas sin pavimentar, las partículas se disparan a niveles que ningún sistema de monitoreo puede contener.”
Otro factor clave es la ubicación geográfica de la ciudad, situada en el borde de la cuenca del Paso del Norte, donde el aire queda atrapado entre elevaciones y circula con menor libertad que en regiones abiertas.
Esto provoca que el polvo, las partículas de combustión y el material fino generado por los vehículos permanezcan suspendidos por más tiempo, aumentando su alcance y prolongando la exposición de la población.
En conjunto, estos elementos —antigüedad vehicular, suelos expuestos, clima árido, tolvaneras y estructura geográfica— conforman un ecosistema donde las partículas tienen múltiples puntos de origen y pocas vías de dispersión, lo que deriva en un ambiente que:
“Concentra contaminación incluso en días sin viento.”
Continua…
Cuando el aire enferma y la política se enreda (Parte 2)
Lunes 1ro de Diciembre 2025 | 12 PM

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