Durante una complicada intervención quirúrgica, los médicos le implantaron un corazón artificial bautizado como Aeson y diseñado por la compañía francesa CARMAT. Al igual que el órgano, el dispositivo, hecho con materiales biocompatibles —incluidos los tejidos de bovino—, cuenta con dos cavidades ventriculares y cuatro válvulas biológicas. El corazón artificial utiliza sensores y algoritmos para mantener la circulación sanguínea.
A diferencia de los aparatos más obsoletos, Aeson puede salvar la vida a las personas con insuficiencia cardiaca terminal, reemplazando el corazón por un plazo de hasta seis meses, y tiene una vida útil de cinco años.
Por su parte, la esposa de Moore, Rachel, opina que el proyecto tiene un gran potencial y podría ayudar a muchas personas que están en espera de un implante.
Un total de 10 pacientes tomarán parte en las pruebas clínicas de los implantes Aeson en EEUU. Cabe recordar que los primeros aparatos de este tipo, fabricados en 2013 en Francia, no tuvieron mucho éxito. El primer paciente falleció 74 días después de haber recibido el implante. Aunque la compañía destacó que el paciente de 76 años murió por complicaciones a raíz de la propia cirugía. Y el segundo voluntario falleció nueve meses después de ser intervenido. Sin embargo, en 2020, la Administración de Medicamentos y Alimentos de EEUU aprobó las pruebas del dispositivo en el país.