“…Acaso importan la verdad y la mentira…?
En el mundo del enjambre digital las percepciones se disparan y la valoración de la información se relativiza al extremo y se pulveriza su jerarquía cognitiva. Las redes sociales pueden ser un extraordinario instrumento de penetración e intervención social, sin duda, pero también tal y como lo decía el célebre semiótico italiano Umberto Eco, puede ceder un terrorífico espacio público para el pensamiento “idiota”.
Contextualizando este concepto para la actual circunstancia política en Chihuahua, podemos afirmar que esa reverberación mediática, especialmente en las redes sociales, es factor fundamental para encuadrar el Marco Mental que le da significado y sentido al manejo de la lucha por la hegemonía que se disputa en la sucesión 2021.
El nivel real de información sobre lo que pasa en Chihuahua en términos generales es bajo, por lo tanto y en ese sentido lo que predomina es el prejuicio hueco pero fácil de esgrimir, de proyectar. Dos grandes submarcos mentales complementarios en sus efectos corrosivos en contra de la verdad social vienen operando en el imaginario colectivo público chihuahuense, por un lado la inercia vigente del régimen duartista resentido por la pérdida del paraíso de la corrupción y el despilfarro de un estilo mafioso de gobernar para robar y repartir de manera clientelar, pura nostalgia patológica, por el otro y con identidad propia pero altamente complementaria, la irritada actitud fóbica en contra del personaje de Javier Corral, gobernador del estado pero por supuesto también persona con estilo singular, con todos los claroscuros del ser humano, con el “pecado” de tener una clara identidad expresiva y comunicativa, con convicciones delimitadas manifiestas con especial claridad en el desempeño de su función en la reconocida Operación Justicia para Chihuahua, piedra de toque de en el desarrollo ético, moral y político de su gestión gubernamental.
Duartismo y Anticorralismo, exprimidos mediáticamente por los intereses vigentes del primero y la alergia virulenta del segundo, han configurado su propia versión de posición conspiratoria convertida en marco mental electoral en la actual coyuntura. Es sabido que estamos intoxicados de información falsa de manera idiota, es decir, brutal; existen investigaciones científicas que proponen que la gente es bastante buena en identificar noticias falsas, incluyendo las teorías conspirativas, pero eso no significa que no compartan información falsa en sus redes sociales, afirman que las personas comparten titulares que podrían identificar como falsos si se detuvieran a pensar en ello, es aquí el punto fundamental que determina la actitud del imaginario colectivo político en Chihuahua, es decir, la elaboración del prejuicio conspirativo ha sido tan alimentado en la percepción común que no da margen para detenerse a “pensar en ello”, es decir, el caudal emocionalista del flujo informativo destruye la ya de por sí debilitada capacidad reflexiva en la opinión pública.
El caldo de cultivo para las hipótesis conspiracionista en México, en Chihuahua, es propicio para el pensamiento emotivamente infantilizado, información y educación no son aún una fórmula virtuosa para el cambio social inteligentemente asumido. Somos como sociedad o pueblo básicamente reactivos, por eso hoy y aquí, en el mundo entero, la ignorancia, el odio y el prejuicio vuelven imposible erradicar las teorías conspirativas. Las teorías de la conspiración son antiguas en la civilización, históricamente y por ejemplo clásico florecieron desde el Imperio romano y motivaron a una muchedumbre molesta a tomar el Capitolio estadounidense a inicios de enero de este 2021. Ciertas teorías van y vienen, pero el encanto que tienen para algunas personas que intentan dar sentido a los acontecimientos que escapan a su control parece más duradero. Para bien y para peor, en las últimas fechas, parecen ser un elemento persistente de la condición humana, por supuesto, “tropicalizadas” en cada contexto social e histórico específico.
Las posturas “conspiranoicas”, intoxican las disputas institucionales por el poder político. Hoy, en Chihuahua ya identificaron en Javier Corral al chivo expiatorio propicio para expandirse y realizarse, muy lejos del análisis objetivo indispensable de su conclusiva gestión; incluso intentan rebasar de manera flagrante y cínica al también vapuleado respeto a la Ley y al Estado de Derecho, cinismo y corrupción populista de manera desatada buscan afanosamente con cómplices de todo estrato y nivel económico y social, entronizar de manera definitiva al por lo visto casi pulsionalmente deseado Estado Mafiocrático.
El “Sándwich” perfecto.
Comunicador en Radio, TV, Prensa Escrita y Portales Electrónicos. Académico Universitario. Funcionario Educativo. Miembro Consultivo en OSC.
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