Al llamado del conocido grupo feminista las Brujas del Mar, tras ocurrir los horrendos crímenes de Ingrid, Karol y Fátima ante la decepción por tanta violencia de género, las mujeres en general se han sumado para protestar con un paro nacional el día lunes 9 de marzo.
Derivado de las recientes muertes y ataques a mujeres en diversas partes del país, la unidad femenina es innegable y todo parece indicar que será un paro general de actividades. “Un día sin mujeres”. Aunque quienes convocan son las feministas que también apoyan la legalización del aborto y algunas radicales en contra del hombre, ha trascendido en todos los niveles sociales y políticos en favor del paro.
Es una convocatoria que no tiene una definición clara del ¿por qué?, ¿para qué? y ¿cuál es el motivo?, la interpretación más cercana es el dolor causado a las víctimas de feminicidios. El sufrimiento y la tortura sin compasión, al que han sido sometidas por personas degeneradas, perversas, crueles y solo por el hecho de ser mujer.
Después de varios días de analizar el llamado femenino, he concluido que la finalidad es lo de menos. Lo mejor del movimiento, es que la mujer mexicana se ha liberado una vez más de todo aquello que quiera detener el grito de “ya basta”, “ni una más”, y aunque se colaron partidos políticos y agrupaciones con fines de publicidad y lucro, el objetivo es firme y definitivo que dejará una huella imborrable.
Como hombres debemos ser respetuosos del dolor de ellas como si fuera nuestro. Después de todo, somos dos en uno ante Dios. Somos complemento hombre y mujer. Nacimos para amarnos no para odiarnos. Finalmente siempre tienen la razón. La mujer razona lo que el hombre se deja llevar por sus instintos.
Estamos ante una situación universal de alarma contra el abuso sexual, el acoso, el maltrato y la violencia física y psicológica. He seguido con cuidado las últimas noticias del año que apenas hace dos meses iniciamos y con derrame de sangre femenina inocente que parece no tener fin.
Un día tuvimos que cerrar nuestras casas y fraccionamientos con rejas y guardias de seguridad, porque la delincuencia nos rebasó ante las autoridades corruptas. El crimen organizado destruyendo vidas a través del narcotráfico del que ya nos acostumbramos. Ya las ejecuciones pasaron a segundas planas. Nos volvimos insensibles ante el dolor de las familias desintegradas por falta de orientación, amor y gobernabilidad.
Ahora tenemos que enseñar a nuestras hijas a defenderse de todo insensato que se atreva a tocarlas, pues de los piropos y rosas rojas, pasamos al acoso, violaciones y bajezas provocando asco, miedo y terror en las mujeres desde que son niñas.
Buscando noticias diarias encuentro un mundo hostil, dañino, triste, irrespetuoso y peligroso para nuestras hermosas mujeres. Porque eso son: hermosas por naturaleza. Nadie por encima del honor, la dignidad, la pureza y el valor humano que caracteriza a la mujer como tal.
Platicando con mis ex alumnas, hijas, esposa, hermanas, sobrinas, colegas y amigas, me doy cuenta que debemos voltear todos a ver su rostro angustiado exigiendo justicia para vivir. Tienen razón, aunque consideremos que algunas son feministas radicales, nacieron como producto de la violencia y el odio ejercidos por una sociedad corrupta, donde los hombres hemos participado de una u otra forma al descarrilamiento que produce la deformación familiar.
Esta vez, después de tiempo consumido en lectura, información y escuchando en lugar de juzgar y opinar, estoy atento a servir a la mujer cuando me lo pida. Esta vez no han solicitado la presencia de los hombres. Se organizaron para hacer sentir que existen y todo lo que valen. Un día sin mujeres servirá para quitarnos la venda de los ojos y podamos ver la realidad terrible que vivimos.
Como hombres debemos exigir el cumplimiento de las leyes contra los feminicidas y evitar la puerta giratoria encarcelando a todos los corruptos que liberan asesinos. Todo lo que atenta contra la niñez y contra todo ser humano debe ser castigado con firmeza. Pues la corrupción es pareja entre hombres y mujeres, no tiene sexo.
Las mujeres que harán el paro nacional merecen nuestro respeto, reconocimiento y consideración. Llegó el momento de sumarnos los hombres, para que sanemos juntos el dolor que hemos provocado con nuestras malas costumbres y educación. Que sientan que somos iguales en la perfección para comunicarnos con respeto mutuo. Finalmente lo más importante, es convivir en paz en éste país que tanto amamos y que se distingue por ser alegre, cordial, hospitalario y noble. Porque tenemos ante todo: madre.
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
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