La energía que viene a mi mente en primer lugar es la energía eléctrica. Y si hablamos de energía eléctrica, imagina un foco sin energía: no puede funcionar. Sin energía, no podría irradiar luz. En este ejemplo, la energía eléctrica se transforma en energía luminosa, y tener energía o no puede cambiarlo todo. Imagina una habitación sin energía, completamente oscura. Yo, que tengo miedo a la oscuridad, estaría temerosa y, por supuesto, no querría estar ahí.
Ahora hablemos de lo que puede otorgar tener energía.
Tener energía te puede dar el impulso para realizar tus sueños, hacerlos posibles, llevarlos del pensamiento a la acción. Te puede regalar una noche intensa, apasionada, en la que cuerpo y alma se conectan. También te brinda lo necesario para desarrollar tu actividad profesional con compromiso, entusiasmo y excelencia. Tener energía te otorga motivación, fuerza, iniciativa. Te da recursos para disfrutar, para crear momentos memorables. Poder desarrollar tus habilidades, es indispensable para que las cosas funcionen, para que la vida avance, para que todo cobre sentido.
Tener energía hace la diferencia. Existen diferentes tipos de energía y hay un principio de la termodinámica que dice que la energía no se crea ni se destruye, solo se transforma. Cuando conocemos a una persona, identificamos su energía. Hay personas que tienen una energía muy tóxica, y otras que tienen una energía tan bonita que parece luminosa, pues iluminan todo a su alrededor.
¿Somos conscientes de la energía que irradiamos?
¿Qué tipo de energía eres? ¿De esa que da miedo porque quema, lastima, deprime, baja el ánimo?
¿O eres energía positiva, de esa que pone de buenas, que motiva, que da alegría, de esa que quieres cerca?
No me contestes. Estas preguntas son para ti.
Para que, por un momento, por un minuto, te tomes el tiempo de mirar hacia adentro y evaluar con honestidad si tu energía es intencional.
¿Estás eligiendo conscientemente la energía que llevas contigo hoy?
¿O simplemente vas por la vida adoptando, sin darte cuenta, la energía de los demás?
Tal vez, sin saberlo, eres tú quien posee esa energía fuerte, magnética, capaz de contagiar e influir a quienes te rodean.
Sea cual sea tu respuesta, lo importante es reconocer el poder que tienes: el poder de elegir qué tipo de energía quieres irradiar al mundo.
La energía lo cambia todo: el ánimo de un día, la forma de trabajar en grupo, la productividad de una empresa… hasta el sabor de los besos. Tu energía determina lo que atraes, quién se siente a gusto contigo. Incluso tu forma de vestir o tu maquillaje reflejan energía. La energía aflora en las personas. Si careces de ella, puede que no logres hacer lo que necesitas hacer.
Necesitamos energía para todo: para hacer ejercicio, para levantarnos, para amar, para compartir lo mejor de nosotros, para crear, para imaginar, para impactar.
Para hacer el amor, para abrazar con intensidad a nuestros seres queridos, para cocinar un platillo delicioso. Necesitamos energía para hacer realidad nuestros sueños.
Seamos energía positiva. De esa energía que ilumina habitaciones y vidas. De esa energía que transforma el ánimo de un día. De esa que ama sin frenos, que da sin límites, que ayuda y sirve con alegría. De esa que uno quiere tener cerca, que nunca se olvida, que nunca sobra.
Seamos la energía que queremos ver y sentir en el mundo.
Transformemos la energía, en energía positiva, porque tu energía lo puede cambiar todo.
Con amor,
Erika Garay

Erika Garay
Estratega de ventas y liderazgo femenino, Erika Garay inspira a romper techos y reescribir historias. Desde el diseño y las neuroventas hasta el coaching y la motivación, impulsa a mujeres a liderar con propósito. Voz de "En Positivo" y pluma de ADN A Diario Network, es guía en el camino hacia una vida plena, poderosa y sin límites.