“Nunca nos derrotó la derrota, que no nos derrote ahora la victoria”.
Luis H. Alvarez, expresidente Nacional del PAN del 87 al 93.
La comidilla de estos días ha sido el pretendido relanzamiento del PAN, el cual, critica generalizada por el bajo contenido ideológico y/o de principios, más pareció el relanzamiento de una marca de comida chatarra, que la del que por mucho tiempo fuera el único partido político de oposición con registro.
El consenso generalizado, entre la comentocracia de redes y medios de comunicación, ha sido la destacada falta de elementos de valor que demuestren que el PAN realmente está viviendo un cambio de estrategia con miras a reposicionarse como una organización política con viabilidad para retomar el poder en un futuro próximo.
Por ahí, algún opinador dijo, concediéndoles algo de crédito, “al menos están intentando algo, a diferencia del PRI, que sigue paralizado en su estrategia de unir su suerte a la del PAN”.
Pero más allá de la evidente vacuidad de los planteamientos eminentemente mercadotécnicos con los que la actual dirigencia del partido pretendió dar el banderazo de salida de este “rebranding”, hubo un comentario que hizo Jorge Romero, su líder Nacional, y que si merece un análisis un poco más de fondo para entender hacia donde pude estar dirigiéndose el PAN. Dijo el líder que con este relanzamiento se busca “…regresar al origen”.
Lo anterior nos lleva a preguntarnos, ¿cuál es el origen del PAN?
Corría la segunda mitad de la década de los treinta y el poder político había dado un giro hacia la izquierda. El general Lazaro Cardenas, presidente de la Republica desde 1934 estaba impulsando un plan de gobierno progresista, impulsando de manera decidida la reforma agraria y la educación laica -y socialista- además de dar asilo a los derrotados del conflicto civil de España, muchos de ellos comunistas, y por si lo anterior no fuera suficiente, nacionalizó la industria petrolera.
En ese contexto, la alta burguesía mexicana estaba convencida de que el país habría, eventualmente, de abrazar el comunismo, sistema de gobierno que, según lo predicaban esas “buenas conciencias”, era contrario a los valores cívicos, culturales y religiosos de los mexicanos.
Para neutralizar esa posibilidad, es que el 16 de septiembre de 1939 se lleva a cabo el evento fundacional del partido, precisamente en el Frontón Mexico, cede del actual relanzamiento.Aquella ceremonia estuvo encabezada por su fundador y principal personaje, Manuel Gomez Morin.
También es importante recalcar que, en ese tiempo, la ideología fascista, tal como la conocemos hoy en dia, apenas estaba en desarrollo, y si bien ya se veían los primeros desplantes dictatoriales de Mussolini en Italia, Hitler en Alemania o de Franco en España, la derecha mexicana, así como la mundial, solían justificar dichos desplantes como parte de una lucha valida en contra el comunismo.
Por lo anterior, no fue extraño que, dentro del grupo inicial de los fundadores del PAN, hubiera quien simpatizara con dicha ideología, a fin de cuentas, eran parte de una derecha global que combatía el comunismo y buscaba proteger los intereses del gran capital y del cristianismo católico.
Mas aun, y en la misma línea de pensamiento mencionada líneas atrás, dentro de los primeros grupos de apoyo del nobel partido, destacaron los miembros de Acción Católica, organización que tuvo participación importante en el conflicto cristero, y que vio en Acción Nacional, el espacio natural para continuar con su participación política, ahora por la via civil.
En fin, podemos ver que las raíces fundacionales del PAN se entretejen fuertemente en la historia de los movimientos de derecha, sean estos radicales o moderados. Ese es su origen, y nada indica que pretendan hacer un corrimiento hacia el centro. Que su fallida excandidata Xochitl Galvez se autodefiniera trotskista no fue más que una más de muchas de las puntadas con las que manejo su campaña, con los resultados ya conocidos.
Por tanto, si aplicamos las tesis de marketing que tanto les gusta a los dirigentes del actual panismo, podemos ver que su mercado objetivo está centrado en esa minoría conservadora de clase media o media alta que desde siempre ha votado por el PAN. Y si esto siempre ha sido así, ¿cómo es que lograron alzarse con la victoria en el 2000 y el 2006?
La del 2000, en nuestra opinión, se basó en dos elementos principalmente, por una parte, el hartazgo social ante la serie interminable de crisis económicas de los gobiernos neoliberales, y la figura carismática y estridente de Vicente Fox, cualquier semejanza con el Trump de los gringos no es casualidad. Es cierto que la izquierda también tenía una figura carismática en Cuauhtémoc Cardenas, pero el propio sistema vio que era mejor para sus intereses una transición hacia la derecha que hacia la izquierda.
Para la victoria del 2006, ya tuvieron que echar mano de los métodos del viejo PRI, pues de otra manera hubieran perdido ante la insurgencia cívica que Lopez Obrador representó en dicha elección.
Por el momento no se percibe en el panorama nacional ninguno de esos elementos. La tan cacareada crisis que habría de presentarse en cuanto AMLO asumiera la presidencia nunca se presentó.
La frase de “Lopez Obrador es un peligro para Mexico”, de pronto se quedó sin sustento, el país no se ha convertido en Venezuela y, el pueblo de México refrendó su apoyo a la 4T, votando mayorías en ambas cámaras, así como un decidido apoyo a la sucesora de AMLO, la presidenta Claudia Sheinbaum.
Por el contrario, el PAN no tiene nuevos liderazgos, y la presidencia del partido se ha venido rotando entro los miembros de la misma camarilla que hasta Felipe Calderon reconoce como corrupta.
Se ve pues poco favorable el futuro para el partido, y el tan cacaraqueado cambio difícilmente pasara de ser un evento digno del mas pardo de los gatos.
Es cuánto.

José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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