Además de la rica rosca de reyes, qué más conocemos sobre estos enigmáticos personajes; que sin embargo viajaron desde muy lejos para conocer a Jesús y darle regalos. Mucho se ha especulado sobre ellos, que eran tres, se les ha representado de diferentes formas e incluso, que viajaban en tres diferentes especies de animales. No obstante, sabemos mucho menos de lo que pensamos, puesto que nuestros personajes solo aparecen una vez en la Biblia y luego no se vuelve a saber nada de ellos. Para acercarnos más a nuestros personajes, comencemos nuestro viaje en el único lugar donde se habla de ellos: la Biblia.
Contexto evangélico de los reyes magos:
Nos ubicamos en el Evangelio Según San Mateo, capítulo 2 “Del oriente vienen unos magos”. ¿Qué dice allí sobre los reyes magos? Muy poco, solo que eran reyes y magos, no hay un número concreto de cuantos eran, que provenían de oriente, no se dice una nacionalidad, ni cuando llegaron ni como eran. Lo que sí podemos afirmar en síntesis es que se les menciona como unos reyes sabios que provenían de oriente guiados por una estrella. Que llegaron a Jerusalén y se entrevistaron con Herodes el Grande, preguntárosle donde estaba el rey de los judíos recién nacido. Puesto que la profecía indicaba que ese día el mesías nacería. Enseguida Herodes reunió a sus sabios para revisar tal información. A lo que Herodes les dice a los reyes magos, que sigan su camino hacia el sur en Belén, que allí lo encontrarían.
Sucedió que los reyes magos encuentran a Jesús, le adoran y lo reconocen como tal dándole los obsequios traídos desde oriente: oro, olíbano y mirra. Después de esto, no volvemos a saber nada más sobre estos personajes.
Origen de procedencia de los reyes magos: no eran europeos ni africanos.
Tal vez le llame la atención conocer que ninguno de los reyes magos era europeo o africano, sino persas. Los tres provenían de Persia, actual Irán. ¿Cómo se deduce esto si en el evangelio no se dice nacionalidad de procedencia? Por dos pruebas, la primera es la palabra mago, que tiene su raíz en el persa maguš (magush) y quiere decir “sabio”. La segunda prueba, la encontramos en la Basílica di San Vitale en Rávena, Italia. Es una Basílica bizantina del siglo VI D.C., en la cual se representó por primera vez a los reyes magos en un mural. Allí podemos observar varios elementos importantes: la primera es que los tres tienen sombreros de punta, los cuales solo se usaban en Persia y que, por cierto, de allí es de donde proviene el sombrero puntiagudo del estereotipo del mago.
Segundo, los tres llevan pantalones y túnicas, tales prendas, aunque parezca extraño, solo se usaban en Persia. En el resto del mundo conocido, los pantalones no existían. También podemos ver que uno de ellos tiene una barba blanca, otro no la tiene y el tercero posee una barba castaña. Es decir, hablamos de un rey viejo, otro joven y uno adulto. Además, allí también se escribieron por primera vez sus nombres: Gaspar, Melchor y Baltazar, respectivamente.
Por último, cabe mencionar que la religión en Persia o que practicaban estos reyes, era el zoroastrismo. Los zoroastras y los judíos creían en una profecía que decía que el mesías nacería de una virgen, lo cual sería anunciado por una estrella.
Los reyes magos visitaron a Jesús cuando ya gateaba
En todas las representaciones que hemos visto, los reyes magos se postran ante el niño Dios, recién nacido. Pero en realidad eso está algo alejado. Bien, gracias a los expertos en astronomía antigua se ha podido saber que ocurrió con la estrella de Belén, que fue la guía para los reyes magos desde Persia hasta Judea. Hace 2 mil años se asociaba a la constelación de Aries, el carnero, con Judea y a Júpiter, que en ese tiempo se le consideraba una estrella y no un planeta como hoy; la estrella real, la estrella de los reyes. Esto servía de indicativo para designar a un nacido bajo esta estrella como rey. En aquellos días sucedió algo sin precedentes, por primera vez Júpiter salió por la constelación de Aries. Lo que significó que el rey de Judea había nacido.
Por ello los reyes magos emprendieron el camino de Persia a Judea y en su capital, Jerusalén, se entrevistaron con Herodes para preguntarle exactamente donde había nacido el mesías que era Jesús. Claro está que para saber todo esto, había que ser un muy excelente y experimentado astrónomo, ya que solo los grandes maestros y expertos sabían que este acontecimiento iba a suceder.
Ahora bien, tal vez usted se preguntará ¿entonces la estrella de Belén es Júpiter? Si, ¿y se vio el 25 de diciembre? No, ese día es por la celebración pagana del Sol Invictus, que por cuestiones políticas y religiosas; el nacimiento de Jesús se estableció en esta fecha. La señal de la que hablamos y por lo tanto el nacimiento aproximado de Jesús fue el 17 de abril del siglo VI A.C.
Fue en esa fecha cuando los reyes magos vieron la señal y salieron al encuentro. El cual implicó muchos retos, puesto que era cruzar durante el verano por el desierto. Eso les llevó aproximadamente ocho meses, porque la parada obligada era primero en Jerusalén, para informarse donde había nacido el mesías, porque la predicción no decía un lugar en específico. En ese transcurso, la señal se dejó de ver. Pero ocurrió otro hecho interesante, Júpiter volvió a salir por la constelación de Aries, pero esta vez, indicaba hacia el sur. Para cuando los reyes magos se encontraban viajando al sur de Judea, ya era el mes de diciembre. Se conoce que Júpiter tuvo su punto más brillante en la constelación de Aries el 19 de diciembre del siglo VI A.C., justo el día en que llegaron a Belén. Por supuesto, Jesús era ya un niño que gateaba.
No conocemos exactamente el lugar donde nació Jesús, pero a 160 años después de la crucifixión, se señaló la cueva donde nació. Sobre ella, se construyó la Capilla de la Natividad, que usted puede ir a visitar por una módica cantidad, ya que si, tiene dueño y no es Jesús. Sobre los regalos llevados al niño Dios, el oro simbolizaba la riqueza de un rey, el olíbano y la mirra eran tan valiosas porque se consideraban el aroma de Dios.
Los restos mortales de los reyes magos
Afortunadamente conservamos los restos de quienes conocieron a Jesús, y se encuentran en la Catedral de Colonia en Alemania. Esto se lo debemos a las compras compulsivas de Santa Helena, la madre del emperador Constantino. Puesto que ella al ser conversa al cristianismo, se obsesionó por recuperar todas las reliquias que tuvieran que ver con Jesús. Solo existe una fotografía que se tomó de los restos de los reyes magos, ya que desde hace siglos está prohibido abrir el féretro. Para su fortuna, en Juárez a Diario todo se puede y aquí le dejamos la imagen.
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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