Queremos compartir con usted un libro altamente provechoso para el alimento de la mente en este periodo de cuarentena.
El libro en cuestión se titula Introducción a las Ciencias del Espíritu, cuyo título en alemán es: Einleitung in die Geisteswissenschaften. Versuch einer Grundlegung fur das Studium der Gesellschaft un der Geschichte. Esta es la obra más representativa del filósofo alemán Wilhelm Dilthey que replanteo la fundamentación de las ciencias del espíritu, es decir, aquellas que servían para la comprensión del Ser Humano. Para ello tomó como herramientas la hermenéutica, la psicología, la metafísica, la filosofía, la filología, la fisiología, la teoría del derecho, la lógica, la sociología, la teología y la historia.
Wilhelm Dilthey nació en Biebrich am Rhein, Wiesbadem, Alemania el 19 de noviembre de 1833. En 1852 ingresó a la Facultad de Teología de la Universidad de Heidelberg, al año siguiente fue a la Universidad de Berlín donde termino sus estudios de teología, mostrando también interés por la filosofía y el pensamiento de Platón y Aristóteles, se graduó en 1856. Publicó diversos libros sobre el pensamiento de las principales corrientes filosóficas de las cuales derivaron más libros sobre historia y el Estado, teniendo como eje el comportamiento humano para explicar el proceso histórico.
Dilthey comienza proponiendo separar las ciencias humanas (espíritu) de las naturales, pues las ciencias del espíritu se refieren a la historia, la lingüística e historia de las religiones, lanza las preguntas sobre los principios que fundamentan el pensamiento histórico, el jurista y el económico, ¿cuál es el punto de apoyo para el principio de unión de los pensamientos de las ciencias particulares? Según él, para poder entender el espíritu había que desarrollar un método diferente porque no se había podido avanzar con la explicación del espíritu, debido a que en su tiempo y tal vez en el nuestro también, se ha seguido utilizando el mismo método medievalista (método usado por los naturalistas para explicar la naturaleza) pues la naturaleza y el espíritu son conceptos aparte, muy distintos. Las moléculas y átomos son reacciones naturales que están siendo explicadas y con ello, en unión forma al hombre como un cuerpo físico: materia que al estar ya constituida habita en ella el espíritu.
Descartes ya ha planteado los límites entre naturaleza y el espíritu, pero el error que se continuaba cometido de acuerdo con los argumentos de Dilthey era tratar de explicar al espíritu con el mismo método de un matemático. Por eso es por lo que las ciencias como la historia no avanzaban o no explicaban mucho debido a que estaban siendo limitadas por el dato duro. Lo mismo le ocurrió a la psicología que es una ciencia del espíritu, que, al exigirle rigurosos métodos de construcción, comenzó a perder su objetivo de estudiar al hombre de forma general. Por lo tanto, su objeto de estudio se fue reduciendo hasta solo tener una pequeña parcela. Ya a finales del siglo XIX Dilthey anunciaba que, si a las ciencias del espíritu no se les permitía hacer su estudio de forma universal, es decir, sin límites, nunca se comprendería mejor al hombre, su sociedad y a la historia.
Como en la gran mayoría de los filósofos, Dilthey acertó y por muchas décadas las hoy conocidas Humanidades y Ciencias Sociales, quedaron rezagadas por el anclaje del dato duro y la poca interpretación. Pero ahora es claro para nosotros que la interpretación del dato a partir de la realidad que estamos viviendo, es la aportación científica de la investigación que estamos haciendo. Por último, quiero traer a colación uno de los argumentos de esta primera parte de Las Ciencias del Espíritu: es importante que primero se entienda al espíritu después a la sociedad, las preguntas siempre han sido hacia el espíritu y por ello, primero se desarrolló la gramática, la retórica, la lógica, la estética y la jurisprudencia. Estas fueron las primeras bases para la construcción social y con estas mismas se sigue tratando dar respuestas a la sociedad.
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.
