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    abril 20, 2024 | 7:07

    La guerrilla que incendió la sierra de Chihuahua

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    El puente de Sírupa, que conduce de Cabadilla de Dolores a Ciudad Madera, construido para trasladar los recursos forestales y mineros extraídos de la sierra Tarahumara en el noroeste de Chihuahua, fue consumido por el fuego aquel 28 de febrero de 1964.

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    En el lugar fue escrito un mensaje dirigido al gobierno o a quienes ostentaban el poder en el estado de Chihuahua, caciques y potentados que nuevamente se habían empoderado tras la Revolución Mexicana.

    “Este puente lo quemamos porque pedimos libertad a los campesinos, libertad a los estudiantes y resolución a problemas agrarios: Guerrilleros populares”.

    Se trataba de la primera acción armada del autodenominado Grupo Popular Guerrillero (GPG), integrado por campesinos, estudiantes y maestros normalistas que en Chihuahua se vieron inmersos en una lucha contra el despojo de tierras y abusos cometidos por caciques, ganaderos, compañías madereras y algodoneras, entre las que destaca Bosques de Chihuahua, que por decreto presidencial aparecieron de la noche a la mañana como propietarias de grandes extensiones de tierras.

    Los ocupantes y propietarios originales de estas tierras se convirtieron en “invasores” –también por el mismo decreto presidencial–, y sus acciones de defensa, mediante manifestaciones que también demandaban reparto agrario, fue reprimida y castigada severamente por los gobiernos estatales y federal, así como los mismos caciques, lo que desencadenó un conflicto agrario que detonaría la primera guerrilla insurgente contemporánea.

    El puente, que sirvió a los taladores de bosques, fue el primer blanco del GPG cuyo liderazgo fue asumido por Salomón Gaytán y que con este acto pasaba a la lucha clandestina, a la que también se unió el profesor Arturo Gámiz y el doctor Pablo Gómez.En marzo de 1964, los guerrilleros lograron capturar una estación de radio y en mayo, Salomón Gaytán capturó y asesinó al latifundista Florentino Ibarra, en venganza por el asesinato de un activista indígena de la Unión General de Obreros y Campesinos, organización de lucha civil a la que ellos también habían pertenecido antes de tomar las armas.

    EL MINERAL DE DOLORES, TIERRA DE CACIQUES

    Por invitación de los campesinos de la región, en diciembre de 1962, el profesor Arturo Gámiz llegó a impartir clases a un grupo de 85 niños al mineral de Dolores, Madera, un pueblo ubicado cerca de Sonora, en una de las zonas mineras más importante del estado de Chihuahua, que data de la época colonial, inaccesible por falta de caminos adecuados y puentes, y hasta ese momento sin maestros desde hacía casi tres décadas.

    A su llegada, el profesor se encontró con múltiples injusticias. Los caciques de la región habían dinamitado la pila de agua del pueblo, para usarla de corral para ganado, la escuela la habían convertido en caballeriza y se habían apropiado de la huerta comunal para engordar a sus animales, todo con permiso de la autoridad local.

    Ahí Gámiz inició la lucha por la vía pacífica y política. Primero impartió clases a los niños en la plaza pública y después organizó elecciones locales en las que Salvador Gaytán resultó ganador representando al Partido Popular Socialista (PPS), en el que el profesor militaba.

    Los logros que obtuvo lo impulsaron a seguir luchando por causas sociales y pronto el siguiente paso fue la restitución de tierras a campesinos despojados y la creación del ejido que se encontraba frenada por el gobierno del entonces presidente Adolfo López Mateos y el gobernador Práxedes Giner Durán, quienes contrario a la reforma agraria surgida de la Revolución Mexicana, alentaron el despojo de tierras y la creación de latifundios.

    De esa política de aquel presidente de México, Bosques de Chihuahua, que contaba entre sus accionistas a los ex gobernadores Teófilo Borunda y Tomás Valle, fue la compañía más privilegiada y a la que se le atribuye haberse construido un latifundio de 1.2 millones de hectáreas.

    Un decreto presidencial protegía a esa compañía y de la noche a la mañana convirtió a los campesinos y habitantes de esa tierra en “los usurpadores”.

    Muchos fueron lanzados de sus viviendas, detenidos, torturados y asesinados por las corporaciones policiacas y guardias blancas contratadas por la compañía y los caciques de la región.

    La protección que brindaba el gobernador de Chihuahua, Práxedes Giner Durán, a los latifundistas fue exhibida por el periódico El Universal, el cual difundió que el mandatario había ignorado instrucciones de la Federación, que le ordenaba liberar a campesinos acusados de invasión y robo por la empresa Bosques de Chihuahua. Los acusados habían vivido décadas en las tierras que por decreto ya no les pertenecían.

    En un artículo publicado en El Norte de Chihuahua el 22 de julio de 1963, el doctor Pablo Gómez declaraba: “No es el campesino quien invade la tierra que le dio la revolución, sino el latifundista que otra vez se apoderó de ella”.

    En ese escenario, el PPS, la Unión General de Obreros y Campesinos de México (UGOM) y las escuelas normales del estado, organizaron manifestaciones y cientos de invasiones de tierras y lograron que funcionarios agrarios del gobierno federal autorizaran satisfacer sus demandas, aunque el gobernador Giner, (un general veterano de la Revolución Mexicana que perteneció al bando villista y terminó en el priista fundado décadas atrás por Plutarco Elías Calles), ignoró las instrucciones y mantuvo su postura de reprimir a los campesinos.
    Maestros y campesinos toman las armas

    En enero de 1964 fueron invadidos simbólicamente varios latifundios y los campesinos hacían campamento a la orilla de la carretera de forma pacífica. Sin embargo, el ejército intervino con violencia desalojando y aprehendiéndolos.

    El profesor Arturo Gámiz sería aprendido el 21 de febrero de 1964 en una reunión con campesinos invasores de tierras que se encontraban en la comunidad de Casa Colorada, acto de gobierno que terminó de empujarlos a la lucha armada.Las protestas se radicalizaron provocando que una de las facciones del PPS y de la UGOM, la de Pablo Gómez, se desprendiera de esos organismos políticos para crear el Grupo Popular Guerrillero (GPG), el cual sumó a su liderazgo a Salomón Gaytán.

    El primer acto del GPG ocurrió el 28 de febrero de 1964. Los guerrilleros quemaron un puente que servía a los taladores de bosques. Al mes siguiente capturaron una estación de radio y en mayo de 1964, Salomón Gaytán mató al latifundista Florentino Ibarra, en venganza por el asesinato de un activista indígena de la Unión General de Obreros y Campesinos.

    Arturo Gámiz fue liberado el 4 de marzo y ese día al despedirse de su amigo el periodista Pedro Muñoz Grado, le señaló que nunca más lo iban a meter en la cárcel, ni lo iban a ver en las oficinas del Agrario pidiendo de favor soluciones que nunca llegaban, que de allí en adelante su lucha sería otra.
    A partir de ese momento el gobernador Práxedes Giner empezó a mencionar en medios de comunicación la existencia de una gavilla de bandoleros en la región de Madera y se desató la represión por parte del Ejército.

    En respuesta al levantamiento armado, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) envió batallones que contrataron a guías locales que simpatizaban con la guerrilla y quienes solo hicieron que los soldados caminaran en círculos por la sierra.

    El Ejército reaccionó colgándolos de los árboles y de helicópteros que sobrevolaban los barrancos.

    El día 6 de abril, el PRI llevaba a cabo en la Plaza de Armas de Chihuahua un mitin en apoyo a la candidatura de Gustavo Díaz Ordaz cuando alguien quemó el templete, y las autoridades desataron una gran campaña contra los estudiantes, reprimiendo cualquier movilización de los campesinos en la capital del estado.

    En mayo, Salvador, el hermano de Salomón Gaytán, dejó su cargo y tomó las armas. Dos meses después, el 17 de julio, participó en el ataque a la casa de los Ibarra en el Mineral de Dolores, donde se alojaba la Policía Judicial del Estado. Incendiaron la propiedad, no ajusticiaron a los policías, pero los liberaron en ropa interior.

    Un año después, en 1965, atraparon al cacique Emilio Rascón y lo enjuiciaron públicamente, obligándolo a firmar un cheque por 600 pesos en beneficio de la escuela. Después destruyeron la fábrica de licor de Roberto Jiménez, quemaron listas de deudores y se enfrentaron a una partida militar capturando a los soldados, a quienes después liberaron desarmados.

    En junio hicieron pública la existencia del Grupo Popular Guerrillero mediante un comunicado y este mismo mes con el plan de asaltar el cuartel de Madera y hacer crecer su lucha, viajaron a la ciudad de México para entrenarse con el excapitán del ejército Lorenzo Cárdenas Barajas, quien aseguraba haber entrenado años atrás a Fidel Castro y sus hombres, durante su estancia en México. Después regresarían para continuar con su campaña guerrillera.

    EL COMUNICADO DEL GRUPO POPULAR GUERRILLERO.

    Nos hemos levantado en armas para hacer frente a los cacicazgos, como el de José Ibarra y Tomás Vega, una vez que agotamos los medios legales sin fruto alguno, una vez que nuestros esfuerzos fracasaron en virtud del apoyo incondicional que el gobierno del estado proporciona a los caciques que por décadas se han dedicado impunemente a explotar como bestias a los campesinos, a humillarlos, a asesinarlos, a quemarles sus ranchos, robarles su ganado y violar sus mujeres.

    Hemos declarado varias veces que estamos dispuestos a dejar las armas a condición de que se someta al orden y a la ley a los caciques, como Ibarra, y se repartan las tierras que mediante despojos y asesinatos han acaparado.

    La respuesta suya ha sido enviar más de dos mil soldados a liquidarnos y armar bandas de conocidos asesinos que nos persiguen con saña.

    Hemos dicho y lo repetimos: no queremos matar soldados, nada tenemos contra ellos siempre y cuando respeten a las familias.

    Los consideramos de clase pobres y explotados que están al servicio únicamente por necesidad, teniendo que soportar el despotismo y los abusos de sus superiores.

    Nuestra lucha no va dirigida contra el Ejército sino contra los caciques […]. Usted con sus torpezas y sus caprichos ha agravado todos los males del estado, le hemos pedido que reconozca su incapacidad y renuncie y salga del estado que tan mal ha servido.

    Se lo repetimos ahora: renuncie y váyase del estado o lo sacaremos a la fuerza cueste lo que cueste y corra la sangre que corra.

    Sierra de Chihuahua, Arturo Gámiz y Salomón Gaytán


    FUENTES: Laura Castellanos, en México Armado. 1943-1981; Elizabeth Henson, en Madera 1965: Primeros Vientos; Carlos Montemayor, en Las Armas del Alba; www.cedema.org/uploads/MEXARM.pdf; http://www.madera1965.com.mx/

    GALERÍA

    Juan de Dios Olivas

    Periodista en Ciudad Juárez, Chihuahua, ha realizado su trabajo periodístico por espacio de dos décadas para la Organización Editorial Mexicana (OEM), MEGA Radio, El Diario de Juárez y Periódico Norte de Cd. Juárez. Cuenta con estudios de historia por la UACJ, actualmente es colaborador de La Verdad Juárez y A Diario Network.


    Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.

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