Hago el ejercicio de escribir el siguiente artículo unas horas antes de la visita del presidente de la República a ciudad Juárez. Es un acto de onanismo periodístico al pretender creer que el primer mandatario mexicano se dé el tiempo de leer y de escuchar este grito desesperado desde la frontera.
Lo dudo, no por falta de fe, sino porque tengo la sospecha de que el ancestro presidente de la república no escucha a nadie, ni le importan las voces que disienten de su visión de Estado. Aún así me aventuro, en primera persona, a creer que él escuchará la súplica de muchos juarenses.
Estamos a unas horas de la ‘gira de trabajo’ del presidente Andrés Manuel López Obrador (así se le dice a las maniobras de un gobernante cuando sale de la ciudad de México), que responde con visitas a intentar atender tantas promesas incumplidas, en este caso a la fronteriza metrópoli donde vivimos.
No le tengo que dar clases al presidente López Obrador, pues como gobernante de este país se entiende que él lo sabe todo, que él lo conoce todo. Lo que puedo hacer (así, hablando en primera persona) es explicarle al mandatario lo que “no es ciudad Juárez”. Quizá los datos que aporte le pueden dar al gobernante una guía rápida que le permita dejar de cometer tanto yerro y evite hablar tanto improperio administrativo.
Al analizar la problemática fronteriza me veo en la necesidad de comparar la cuarta metrópoli o ciudad en desarrollo más importante de México con otros municipios en progreso como Monterrey, Guadalajara, Toluca, León y, obviamente, la ciudad de México. El INEGI nos ha hecho pensar que deambulamos entre esas urbes progresistas que caprichosamente avanzan sin mucho apoyo federal.
Para que lo entienda el señor presidente, Juárez está muy lejos de esos estándares que se le adjudican. Cada vez nos alejamos más de la posibilidad de sentir el orgullo de crecer y de competir. Es común en un cuerpo enfermo de cáncer al que no se le otorga el tratamiento, ni adecuado ni paliativo. Nos volvimos conformistas y hasta miserables para defender el lugar que nos ha dado tanto.
El cáncer es muy fácil de entender. Se traduce en malos y mediocres gobernantes, sin visión a futuro. Rapaces y sucios en su forma de observar el futuro de la ciudad.
No sé si sepa, señor presidente, lo grave de una metrópoli donde el alcalde ordenó “apagar las luces”, esto es “descomponer deliberadamente el sistema de alumbrado” para introducir uno más costoso y que le dejara recursos económicos, pues se puso de acuerdo con el proveedor que es un corrupto también. Cuando no le salió el teatro cambió de opinión y dijo que “viéndola bien no hay que gastar tanto”.
Su negligente proeza ha generado miles de muertos, robos a casa-habitación y comercios, asaltos, violaciones y choques.
El alcalde, que arrancó su campaña prometiendo el mejor sistema de bacheo, ahora se hunde en tanto hoyo ordenando a la gran cantidad de periodistas y medios de comunicación que ha comprado que culpen a las administraciones pasadas. Ese alcalde se llama Armando Cabada, señor presidente, por si puede corroborar los datos que le proporciono.
Y qué decir del resto de actividades económicas y de desarrollo de la ciudad. Tanto estado como municipio se han avocado a poner pavimento en algunas calles de la ciudad y a creer que eso se constituye en una obra de importancia comunitaria que hay que aplaudir.
Se han olvidado del desarrollo, de la forestación, del cuidado urbano, de la circulación vehicular efectiva. Las plazas están abandonadas porque su flojera no alcanza para comprar mangueras y enviar a los miles de empleados a regar los árboles plantados en los lugares públicos y camellones.
Le informo que el señor gobernador trae la sucia idea de ‘privatizar’ el parque El Chamizal. Pretenden desligarse de la enorme responsabilidad de cuidar el único pulmón de la ciudad porque les da flojera atenderlo. Además tiene un acuerdo con sus amigos, los ricos de la ciudad, que no se cansan de monopolizar, agandallar, robar…son la auténtica mafia del poder.
Señor presidente, usted en campaña se lamentó de nosotros, los chihuahuenses. Dijo que “éramos muy grande pueblo para tan poco gobernador” y yo sé que lo sigue pensando pero no lo dice por vergüenza política. Y sí, tenemos a un huevón como jefe del ejecutivo estatal. Un auténtico huevón, señor presidente.
Le platico. Este huevos tibios, como le llamamos en nuestro estado a los de su especie, está más preocupado por correr, jugar golf y tenis. Además tiene una nueva afición que es la de los bienes raíces y se la ha pasado comprando propiedades para garantizar su futuro económico porque ya no tiene una esperanza política: es uno de los peores gobernadores que ha tenido el estado según las grandes calificadoras.
El huevón, pues, en mención, que se llama Javier Corral Jurado -anótelo, señor presidente- de niño cantaba en los camiones “estos huaraches que traigo yo…” y quedó tan lastimado por la vida que ahora rechaza, le duele pensar en la pobreza y, su estigma, lo ha llevado a creer que la sangre azul se mama por ósmosis.
Ahora que está en la ciudad le pregunto a usted, derecho. ¿Si nos va a cumplir? No sé si sepa que en ciudad Juárez vive una de las familias más ricas del país que se han hecho multimillonarios vendiendo gas en todo el continente americano. No se cansan de robar, de explotar a los consumidores…¿podría hacernos justicia ya, señor presidente?
¿No se le hace que el costo de gas es muy alto para los pobres, para la clase media? Si gusta lo llevo a las casas de la familia Fuentes para que vea cómo viven. Le dará vergüenza, don gobernante, saber esos niveles de opulencia.
Señor presidente, atienda por favor el tema de la seguridad pública. Indague a los gobernantes, a los jefes policiacos.
Se llevará importantes sorpresas. Muchos de ellos están abiertamente ligados con grupos criminales, lavan dinero y tienen negocios turbios. No digo que sean narcos, digo que es una especie de crimen organizado.
Estimado presidente. En caso de leer esta misiva le suplico me haga saber si tiene alguna duda. Con gusto se la responderé y ampliaré los datos. Y por favor no ponga a nadie a leer periódicos y a escuchar programas de radio y televisión. La mayoría está en contra del huevón gobernador del Estado porque no les da publicidad y otra parte comprada por el alcalde. Son una vergüenza. Saludos y bienvenido, señor presidente.
Periodista y Analista Político.
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