Infiltrar: Introducirse en un partido, corporación, medio social, etc.,
con propósito de espionaje, propaganda o sabotaje.
Diccionario de la Lengua Española.
El fin de semana pasado, el Secretario de Organización de Morena, Andres Manuel Lopez Beltran difundió en sus redes sociales, de manera amplia, un video donde, con singular alegría, le da una calurosa bienvenida al diputado Luis Enrique Benítez Ojeda, quien recién renunciara a 40 años de militancia dentro del PRI en Durango.
Para justificar esta acción, el secretario indico que Morena es un partido de “puertas abiertas”, al que puede acceder cualquiera, con el solo hecho de abrazar los ideales y principios del propio partido y de la 4T.
Hasta ahí pareciera que este simplemente es el mas reciente caso de chapulineo, como tantos otros que han venido nutriendo las filas del actual partido en el poder, y que seguramente seguirán ocurriendo en tanto Morena se siga consolidando como fuerza hegemónica.
Como era de esperarse, el flamante militante “Moreno” declaró que se sumaba al movimiento lopezobradorista para que llegue la “transformación a Durango” y que habría de poner todo lo que este de su parte para que ganen l@s candidatos de Morena en dicho Estado. ¡Qué bonito!
Y como también era de esperarse, la reacción en contra de esta acción, no se hizo esperar. La senadora Margarita Valdez emitió un comunicado en donde manifestó su rotundo repudio a la afiliación de este personaje.
Tampoco hay que dejar de lado el hecho de que esta afiliación se da justo unos días después de que otro expriista, Adrian Ruvalcaba, fuera nombrado director general del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro de la Ciudad de Mexico.
El problema no es que estos dos personajes sean chapulines salidos del PRI, sino lo que hicieron en su calidad de priistas. Luis Enrique Benítez Ojeda, ha sido un crítico por demás grosero de las políticas de la 4T, llegando al grado a insultar a la actual mandataria Claudia Sheinbaum a través de su cuenta de X.
Sobre el otro expriista, Ruvalcaba, pesan acusaciones de violencia de todo tipo, siendo particularmente grave la de orquestar campañas de difamación y agresiones en contra de periodistas, mismas que han sido documentadas por diversos medios.
Para quienes somos observadores del quehacer político, nos queda claro que, en una democracia como la nuestra, puede ser imposible trascender sin hacer alianzas con otras fuerzas según sea la coyuntura del momento. Pero una cosa es hacer alianzas, y otra, muy distinta, acoger como militante de pleno derecho, a quien apenas ayer te agredió y se afanaba en tu destrucción.
Hace ya muchos años que tuve la fortuna de escuchar una ponencia de un muy buen amigo y mentor, el Lic. De la Rosa Hickerson, la cual presentó en el marco de un coloquio sobre marxismo que se efectuó unos meses después de la caída del muro de Berlín.
Es importante señalar, que durante esos días, imperaba la desmoralización entre quienes militábamos en la izquierda, especialmente la izquierda marxista, por el evidente fracaso y derrota del llamado socialismo realmente existente.
En su ponencia titulada “Marx contra Maquiavelo”, el Lic. De la Rosa dejo plasmado que de poco servía ser un experto en marxismo, o para el caso, en cualquier otra teoría filosófica, si no se sabia jugar el juego de la política, a la manera como tan genialmente lo planteo el filósofo renacentista, Nicolas Maquiavelo.
Bajo esa óptica, se puede entender que acerques al movimiento, a elementos que pueden aportar votos -hoy en día, afortunadamente, ya las elecciones se ganan con votos- aun cuando sean elementos con los que no tienes afinidad ideológica, pero que te servirán para llegar al poder, o mantenerlo. En tal caso, se da la alianza en base a una coyuntura especifica.
Pero no es eso lo que vemos en el caso de Andre Lopez Beltran y de Morena. Estos personajes, con toda su cauda de desprestigio, no se están acercando para una coyuntura especifica, se están infiltrando en el partido y no es raro que, eventualmente, terminen copando candidaturas a los diferentes puestos, o cargos de autoridad.
Cuando eso ocurre, quien resulta desmoralizado es tu propio ejército, demeritando tu propia posición en la batalla. Si tú lo que buscas, es el poder por el poder mismo, entonces está bien, que importa que ejercito utilices, a fin de cuentas, lo único que importa es que tu llegues a la cúspide del poder.
Pero si tu lo que buscas o dices buscar, es la aplicación de una idea filosófica al ejercicio del poder, entonces ese pragmatismo político resulta, lo menos, en una contradicción, o lo más, en la entrega del poder a tus enemigos infiltrados.
Lo peor del caso, es que esos infiltrados pudieron entrar porque tú mismo les abriste la puerta.
Es cuánto.

José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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