Mucho antes que se convirtieran en un territorio ocupado por los grupos del crimen organizado que deciden quien vive y quien muere sin que ninguna autoridad haga algo, los territorios del Valle de Juárez fueron un refugio y un oasis para cientos de connacionales desplazados por la guerra entre México y Estados Unidos de 1847.
Ahí, el padre Ramón Ortiz fundó las comunidades de Guadalupe Distrito Bravos y San Ignacio (hoy Praxedis G. Guerrero), hoy municipios.
Con orgullo, aquellos mexicanos regresaron a su país cargando hasta con sus muertos que no quisieron dejar atrás en tierras que los estadounidenses le arrebataron al país tras ocupar la Ciudad de México y firmar los Tratados de Guadalupe-Hidalgo que culminaron con el despojo de la mitad del territorio nacional.
En 1849 el Gobierno mexicano comisionó al diputado y sacerdote Ramón Ortiz, párroco de la Misión de Guadalupe en la antigua Paso del Norte para que se encargara del traslado de los connacionales que no quisieran perder su nacionalidad y para garantizar que se cumpliera con lo estipulado en el tratado de paz.
El enviado, acudió a Nuevo México, donde encontró que centenares de mexicanos querían irse por miedo a ser esclavizados y por no tener bienes ya. La mayoría eran de las clases más pobres.
En Santa Fe, el padre Ortiz fue recibido por las nuevas autoridades estadounidenses quienes pensando que no tendría éxito, se ofrecieron a proporcionar transporte a los mexicanos que buscaran la repatriación. Sin embargo, nada más en San Miguel del Vado recibió 900 solicitudes de asistencia de repatriación.
Lo anterior molestó a las autoridades de Nuevo México, quienes vieron en Ortiz “un peligro para la paz” y le pidieron que no reclutara directamente a las familias mexicanas. También buscaron que el gobierno de México diera fin a la repatriación, puesto que requerían mano de obra casi esclava para sus agricultores, ganaderos y mineros.
Estados Unidos consideró ilegal la actividad de Ortiz debido a que el Tratado de Guadalupe Hidalgo daba “garantías” a los mexicanos que deseaban quedarse a vivir en los territorios conquistados. México protestó por el acoso que recibió Ramón Ortiz.
Por ello, el sacerdote se vio obligado a regresar a Chihuahua, donde el gobernador, el general Ángel Frías, le otorgó facultades para “anunciar y dar la posesión de la tierra que se necesita para formar nuevas ciudades”.
Ortiz llevó a los repatriados de Nuevo México al Valle de Juárez y fundó las comunidades de Guadalupe Distrito Bravos y San Ignacio (hoy Praxedis G. Guerrero) en 1849. Sus habitantes habrían de dedicarse a la agricultura.
Así, se fundaron esos poblados que se convirtieron en un oasis próspero para quienes fueron desplazados por la guerra de 1847 que este mes se recuerda únicamente por la gesta heroica de los Niños Héroes.
Galería
Periodista en Ciudad Juárez, Chihuahua, ha realizado su trabajo periodístico por espacio de dos décadas para la Organización Editorial Mexicana (OEM), MEGA Radio, El Diario de Juárez y Periódico Norte de Cd. Juárez. Cuenta con estudios de historia por la UACJ, actualmente es colaborador de La Verdad Juárez y A Diario Network.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.
