En el siglo XVIII la historia y la filosofía eran diametralmente opuestas, sin embargo; ambas eran necesarias para explicar lo que estaba pasando en el mundo, pero sus posturas chocaban.
Entonces ¿por qué la filosofía y la historia estaban divididas? Porque la historia en el siglo XVIII era el fundamento de la religión y viceversa. En cambio, la filosofía es la que hace contraponer a la historia y a la religión ¿cómo? Con el abordaje de los conceptos de naturaleza y razón. En esta oscilación de argumentos y contra argumentos, los pensadores alemanes comienzan a secularizar a la historia.
Dicha visión secularizadora de la historia plantea que el proceso histórico, es el desarrollo de los planes naturales, no divinos, del hombre en la tierra. Eso los llevo a deducir que si el hombre obedece a leyes naturales del cosmos (mundo), entonces esta en la naturaleza del hombre pecar: conquistar, hacer guerras y someter, sin embargo; aquí es donde se cae en el sin razón. Si es natural que el hombre sea pecador, es decir, que haga cosas malas, ¿qué sentido tiene que este en el mundo? Y este sin razón es lo que provoca que se busque de manera urgente una razón que terminó siendo una sin razón racionalizada según, Immanuel Kant.
Comenzado el siglo XIX también se consolida la tradición filosófica alemana, de la cual parte en este siglo con Friedrich Von Schiller quien fue el historiador filosofo que postuló que el enfoque de la historia es explicar el presente. Gracias a eso, su historiografía fue eje para el desarrollo del pensar histórico separándolo de la visión teológica. Luego llega Johann Fichte aportando elementos metodológicos que hicieron avanzar a la historia como ciencia. Tales aportes son que la historia se debe entender a partir de conceptos y estos son los que se deben contraponer. Para explicar esto, Fichte recurre a principios lógicos que hasta ese momento se consideraban estáticos, pero él se anticipó a argumentar que el -yo- y el -no yo-, son conceptos dinámicos y él los lleva a la historia para demostrar que la contraposición de ideas no es una contradicción, sino una dialéctica.
Se fue usando la filosofía para secularizar a la historia y ella también va cambiando como la lógica que plantea Fichte para la comprensión de la historia. En Schiller se da una pre-dialéctica que sostiene que los hechos históricos no son irracionales ya que cada síntesis va siendo superada por una tesis y así va avanzando.
Todo este proceso filosófico fue muy importante para secularizar a la historia y lo vemos culminar con Hegel en La Ciencia de la Lógica y se inaugura una Historia Filosófica o Historia Reflexiva, ya que en esta concepción la historia es comprender los hechos, ósea un ejercicio de reflexión.
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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