“Libelo es un libro, o escrito, o canción, impreso o manuscrito, hecho y difundido con el objetivo de atacar el honor y la reputación de una persona o de una familia”.
Libelo es el calificativo que se designa a un libro pequeño de carácter satírico, insultante, y/o difamatorio. En la antigüedad un libelo se señalaba a un libro pequeño, ya que por lo general los libelos eran escritos o eran obras cortas.
Cuando comencé a leer el libelo llamado “El Rey del Cash” lo hice con la idea de toparme con las pruebas jurídicas, y no jurídicas, que pudieran sustentar las acusaciones públicas que los opositores al presidente argumentaban que estaban insertadas en ese libelo en su promoción de preventa, fui analítico y crítico desde el principio buscando las pruebas, pruebas que jamás encontré.
Pasado el tiempo, y avance en la lectura, y ante la carencia de argumentación de mi búsqueda, comencé a darle vuelta a las hojas leyendo poco de los encabezados hasta que llegue al final donde solo encontré declaraciones patrimoniales de algunos de los mencionados en el libelo, eso si un libelo repleto de narrativas de oidas fue lo que encontré, no hay mas.
Buscando el estricto rigor periodístico en el libelo, que ni a eso llega, bueno ni siquiera trazos de una investigación sustentada que la supuesta periodista pudiera haber realizado pude encontrar.
La autora del libelo solo menciona testimonios de “testigos de oídas” que no es otra cosa más que aquel que narra lo que otra persona le relata sobre unos hechos y, por lo tanto, lo que SI SE PUEDE ACREDITAR, en última instancia, es la existencia de ese relato, por lo tanto eso es, un relato de alguien que oyó en una narrativa, pero que no lo vivió, ni le consta porque simplemente lo oyó de oídas… pudiendo ser igual al juego del “teléfono descompuesto”.
En otras palabras, el testimonio de oídas es el testimonio indirecto de un acontecimiento que se quiere probar, pero que por cuya relación mediática con el mismo, es insuficiente para convencer al juzgador y además carece de valor probatorio siendo esto que las oídas son prueba nula.
La primera sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) determinó que para acreditar en un juicio la declaración un testigo de oídas éste debe ser comprobable con otros indicios que se presenten en la causa; además de que estos testimonios constituyen “indicios”, no es “prueba plena“.
No tiene valor jurídico lo que “oyó que dijeron otros que oyeron” cuando les narraron los supuestos hechos, el libro tiene muchísima lejanía de los supuestos hechos por no ser directamente testigo de ellos muy a a pesar de presumir su cercanía con el que difamatoriamente llama “Rey del Cash”.
Por lo tanto debemos entender que la prueba plena es la que produce una total certeza y la semiplena es la imperfecta, como se ha dicho, la que no prueba la existencia del hecho histórico, sino la posibilidad de su acaecimiento.
Vivimos en un estado de derecho y de libertades por lo que ese libelo fue escrito dentro de este marco de derechos, donde se puede decir lo que se piensa con absoluta libertad de hacerlo.- Al escribirlo la autora ejerció su derecho a decir las cosas pero, desgraciadamente, no tiene el sustento de decirlo en primera persona abusando de la libertad que le confiere nuestro sistema democrático en el que ella misma vive.
Al no poder sustentar sus dichos dentro del mismo libelo cae en el ámbito de la difamación a la honorabilidad de las personas ahí mencionadas porque difamación es el acto de comunicar una acusación hacia otra persona que puede causar un daño en el honor, dignidad o reputación de quien se acusa, siempre que no esté fundamentada en pruebas fehacientes.
Y el libelo no fundamenta sus narrativas fehacientemente.
Estamos ante el enfrentamiento de derechos de dos personas, por un lado la autora y por otro los mencionados en la narrativa del libelo.- La autora tiene derecho a ejercer su libertad de expresión y los mencionados en el libelo tienen el derecho inobjetable de salvaguardar su dignidad y honorabilidad hasta ser vencidos en juicio, les han violentado el derecho constitucional de presunción de inocencia porque en el libelo son sentenciados, y exhibidos públicamente como culpables por la autora sin prueba alguna que respalden sus dichos, se basa en dichos de oídas.
Este ha sido un tema que los opositores han utilizado para golpear al presidente López Obrador, una vez más infructuosamente, y a los mencionados en el libelo.- Principalmente el PANISMO quien ha tomado el tema como una verdad absoluta, incluso amenazando de presentar denuncia para llevar a juicio al presidente de la república aportando como pruebas sustento de su denuncia el libelo “El Rey del Cash”, anticipando los PANISTAS que es la fiscalía quien deberá investigar los dichos de oídas que narra al libelo, cuando el que acusa tiene la obligación jurídica de comprobar y sustentar sus acusaciones, al menos así lo establecen nuestras leyes.
Por lo tanto, una vez más, el PANISMO desesperado por encontrar argumentos que le demeriten el respaldo de los ciudadanos al presidente López Obrador han utilizado los medios en forma mediática señalando sin sustento alguno actos de corrupción del presidente imaginarios y, en esta ocasión, utilizando un libelo de chismes y oídas.
Han tenido prisa los PANISTAS porque la mayor cantidad de mexicanos lean ese libro al grado tal que lo han circulado gratuitamente a cuentas de twitter, de Facebook, de correo buscando con ello que algo quede en la memoria de los ciudadanos, siendo esto una perversidad nada extraña de los PANISTAS, está en su adn el actuar así.
Más sin embargo la mercadotecnia funcionó. Soltar la carátula y la contraportada anticipada y prometiendo revelaciones jugosas sobre corrupción del presidente López Obrador hizo que el libelo lograra ser el más vendido en la preventa, una preventa que alargaron en tiempo para continuar vendiendo ejemplares y engatusando pero, una vez que se conoció el contenido del libro las cosas se hicieron diferentes, siendo esto que las ventas ni siquiera mantuvieron su ritmo de ventas esperado al grado tal que las copias del libelo comenzaron acumularse en los inventarios de las librerías, ante esto comenzó la circulación gratuita, bien copiada por cierto, del libelo en internet.
Llegó el momento que a los estrategas les importó más el que la gente conociera el contenido que las mismas ventas y su estrategia fue la gratuidad del libelo en internet, se les detuvieron las ventas de $ 299.00 cada ejemplar y optaron por hacerlo gratuito… y ni así lograron su perverso cometido.
Mientras la autora suplicaba que se comprara el libelo, los estrategas decidieron regalarlo.
Yo por supuesto no compré el libelo, lo recibí gratuito y ya fue eliminado de ordenador por considerar una tomada de pelo de un grupo de opositores aprovechando lo despechado y resentida de su autora, lo consideré BASURA.
Años y años han pasado en que los opositores al presidente han intentado demeritarlo para restar la fuerza política de él en lo personal y de su movimiento político pero, algo saben los ciudadanos que han mantenido creciente las simpatías al gobierno y al presidente López Obrador.
Hernán Gómez Bruera de El Universal escribe el día 16 de Octubre lo siguiente: “Algunos entretuvieron la idea de que El Rey del Cash sería la gran investigación periodística que iba a desvelar un enorme caso de corrupción. La comentocracia y los medios mordieron fácilmente el anzuelo de algo que no ha pasado de ser una mera campaña de marketing”.
El libro de Elena Chávez es inconsistente y contradictorio de principio a fin. De entrada, no podemos ubicarlo en un género específico: es un híbrido inconsistente entre testimonio, investigación y mucha opinión personal, afirma Gómez Brueda.
Héctor Aguilar Camín afirma y dice “que nada de lo que escribe Elena Chávez tiene fuente, pero todo le consta personalmente porque ella es su propia fuente”.
Resumiendo, la autora es una mujer muy agraviada y ella misma no lo oculta, abunda en detalles de su vida privada y recurre a enorme cantidad de adjetivos que la hace despechada al escribir con arrebato sin el equilibrio necesario para la “seriedad” del libelo que promovió mañosamente para venderse y que terminó siendo regalado.
Donde hubo fuego, cenizas quedan, y siempre queda algún rastro que descubre el enfado, el libelo es el rastro que queda al descubierto.
Egresado de la Facultad de Comercio y Administración por la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Su desarrollo profesional ha sido en empresas privadas en posiciones directivas donde a logrado acumular 42 años de servicio.
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