La semana pasada tuve que realizar un ejercicio con los estudiantes sobre su habilidad para captar las ideas principales de un ensayo, identificando la estructura más básica del mismo. En el programa se sugería el ensayo titulado “Los hijos de la Malinche” de Octavio Paz, el cual oscilaba entre 25 y 27 cuartillas. Pero al platicar con otro colega en la sala de maestros del plantel y que imparte la misma materia, me sugirió que mejor optara por poner “Día de Todos Santos” que es un capítulo del libro “Laberinto de la Soledad” de Paz; del cual ya hemos hablado en este espacio. La idea me pareció excelente ya que se acercaba Halloween y el día de muertos, además de tener una extensión de 10 cuartillas.
Aunque es un capítulo pequeño, Paz aborda lo que en ese momento, segunda mitad del siglo XX, era entender el día de muertos desde la psicología, la sociología y la filosofía. Claro está que en la actualidad esta tradición merece estudios más amplios y complejos, sin embargo; al revisar los trabajos de los alumnos, me encontré con tres conclusiones que me parecen bastante interesantes y que reproduzco a continuación:
“Mi conclusión es que la sociedad mexicana es bastante recluida, usamos a las fiestas para liberarnos de lo que, en cualquier otra situación, sería una soledad y aislamiento constante”.
“Es interesante solo que muy profundo y me llamó la atención que dice que a los mexicanos no nos importa el presupuesto ni los recursos, hacemos una fiesta por la devoción que le tenemos a todos nuestros familiares, santos y por eso hacemos fiestas; también dice muchas cosas sobre la muerte y me llamó mucho la atención que tengamos tantas opiniones hacia la muerte, que sea un tema tan profundo y se sabe que no tiene remedio”.
“Yo concluyo que los mexicanos son gente aislada y hasta un poco insensible, estamos tan acostumbrados a la desgracia ajena que lo vemos como algo normal, tal vez eso nos hace más fuertes, pero más antipáticos, un mexicano puede escuchar una noticia horrible que ocurrió a un conocido y es posible que se le olvide al siguiente día”.
Tengamos en cuenta que la opinión de estos muchachos son de jóvenes que tienen el primer acercamiento a Octavio Paz y que solo cumplían con una tarea, sin embargo; es importante el análisis que le damos a estas posturas ya que pueden ser lo bastante complejas o ser reducidas a lo más simple según queramos. En cuanto a la primera opinión, cabe pensar el por qué una fiesta infantil termina siendo una fiesta para adultos o por qué un funeral además de ser una reunión familiar, un momento triste se convierte también en una fiesta con alcohol, música y dicharachera, sin embargo; este es un país bastante indiferente a muchas cosas.
Siguiendo el hilo de las fiestas, en nuestra forma de ser lo que podría ser una reunión con algunos aperitivos sencillos, unas cuentas cervezas y una plática de unas horas; se convierte en “un degenere” donde el exceso de alcohol es lo de menos y el ganador de la fiesta es quien se va cuando sale el sol. En otros países hablar de la muerte es un tema tabú, no obstante en México la opinión de la misma es tan diversa y repetitiva que parece haber perdido su campo semántico. Por ello, pienso yo, hemos pasado de tenerla en un concepto de respeto y solemne religiosidad a una grotesca transformación de vulgaridad y sin sentido. Donde los excesos son bien vistos y no es de extrañar que este país sea cada vez más violento en diversos niveles sociales y el mensaje este llegado a la población más joven.
De allí la última conclusión. México es un país que ha desarrollado una tremenda resiliencia, sin embargo; ¿A qué costo?, no perdamos de vista que el problema no es normalizar la muerte porque de hecho es algo natural. Lo que ha pasado es que la vulgaridad del concepto mutó en violencia y eso es lo que se está normalizando. Creo yo que hay dos opciones, la primera es repensar la muerte o dejar de hablar de ella, pero es inevitable lo segundo así que reflexionemos lo que es la ausencia de vida, el ya no ser, ya no existir, la trascendencia, el olvido, el recuerdo y dejar de ser lo que fuimos.
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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