Según la última encuesta realizada por Massive Caller, acá por Chihuahua, los aspirantes a la primera magistratura del estado se reflejan así en porcentajes.
En MORENA
Cruz Pérez Cuéllar 24.6
Juan Carlos Loera 14.7
Aún no decide 42.1
EN EL PAN
Maria Eugenia Campos 42.0
Gustavo Madero 25.5
Aún no decide 20.4
EN EL PRI
Graciela Ortiz 28.1
Lilia Merodio 17.7
Hay otros, pero no pintan. El encuestador los pone sólo como relleno.
LOS INDEPENDIENTES
Jorge Alfredo Lozoya 39.4
Armando Cabada 22.0
Sin embargo, yo tengo otros datos… Quiero decir, tengo una opinión diferente.
De entrada, los que aparecen, no son todos los que aspiran y juegan sus posibilidades. El encuestador pone sólo a los que quiere que estén.
Por ejemplo, en MORENA, hay dos tiradores más. Que apenas entran en la contienda interna y juegan sus cartas con mucha tranquilidad.
Una es María Luisa Alcalde, hija de Bertha Luján, quien funge como Secretaria del Trabajo, y espera paciente la bendición presidencial para trepar a la contienda estatal.
Y otro, es el empresario, Alejandro Díaz Villalobos, cuyo capital político es nulo aún, pero su capital económico es amplio. Y tiene todas las conexiones con la oligarquía, chihuahuense.
Apuesta a que con esas canicas y su conexión con la Casa Blanca logrará la candidatura.
En tratándose del duelo entre Cruz Pérez Cuéllar y el superdelegado Loera de la Rosa, esta semana pudo cambiar la tendencia.
El informe de Cruz Pérez Cuéllar, echa por la borda todo el trabajo de meses atrás.
Le pegó el síndrome “Machinena”, (político potosino) que ya encampañado anticipadamente siente que ya es gobernador.
Abusar de su “capacidad de convocatoria”; juntar el agua con el aceite, la acetona y salsa de soya en un solo evento, lo enfrenta con las bases morenas que abominan el arribismo de los prianistas.
Por lo tanto, avanza la imagen de Loera y se retrae la de Cruz.
Los números en el PAN, me parecen más acercados a la realidad. No abundaré en el análisis azul, porque ya lo hice en un trabajo anterior. Salvo la resbalada de Maru Campos encabezando a varios alcaldes en un reclamo nimio.
No así en el PRI, pues como dije, hay unos que no pintan; ni vale la pena considerarlos, y dejan fuera a uno que puede comerse a todos, Teto Murguía.
En el territorio “independiente”, yo no estaría tan seguro que podrían participar bajo ese esquema en una contienda para la gubernatura.
La experiencia que tuvo Chacho Barraza, en la elección anterior, dejó en claro que, no porque traigas billete logras el triunfo electoral.
A menos claro que utilices el dinero para comprar votos, autoridades electorales, jueces y magistrados, que te ayuden a robar la elección. Como fue el caso Cabada en Ciudad Juárez.
Así las cosas, todo parece indicar que conforme se vayan acercando las fechas para enderezar la intención y ponerla en los rieles adecuados, los independientes buscarán una franquicia que los apadrine.
El Verde y MC, pueden rentar los colores.
Mientras tanto, los números de Massive Caller, me parece, son conservadores. Veinte puntos arriba del Caballo Lozoya sobre Cabada, se me hacen pocos.
Yo no veo a Cabada con presencia en el interior de la entidad, salvo los supuestos “amarres” que haya podido lograr para él, Víctor Valencia de los Santos.
Ligazones sin mucho compromiso, pues hoy por hoy los pactos son muy endebles. Menos todavía, cuando le den la noticia a Víctor que el apoyo desde palacio municipal será para el güerito Martínez, y no para él.
Mientras tanto, el Caballo, galopa a trote firme, y se mueve entre pastizales, veredas, escarpas y desiertos, con discursos atractivos y propuestas lógicas que van de la palestra a la ejecución, es decir, con chamba.
El reconocimiento del CONEVAL por el apoyo emergente a las estancias infantiles, y la propuesta de ganar el premio nacional de los derechos humanos, hablan de un trabajo sistemático, creciente.
Y no de un trote donde la grilla sea el instrumento para la competencia electoral.
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