Señor presidente AMLO, seguramente en las juntas diarias de seguridad que encabeza en Palacio Nacional, afrontará el lógico razonamiento presidencial, la dura pregunta: ¿por qué en ciudad Juárez asesinan y han asesinado a tantas mujeres? Pregunta válida, don presidente, porque es el mismo cuestionamiento de muchos chihuahuenses agraviados por la muerte y la ineptitud oficial en todos los tiempos.
Amanecemos en Ciudad Juárez con un nuevo tema. Por la relevancia de la víctima, una joven mujer de 26 años, activista social, el pueblo está inquieto y las verdaderas líderes sociales analizan, en su indignación, qué hacer para llamar la atención de usted y de su equipo de seguridad.
Cabanillas era una guerrera que se levantaba todos los días para exigir mejores condiciones para la mujer trabajadora. Y más que exigir un mejor ingreso o mejores prestaciones, pedía respeto a su género.
La ciudad se vuelve a estremecer y las mujeres a sentirse -¡otra vez!- inseguras al saber que sus vidas están en riesgo. Usted, que nunca ha trabajado, que ha sido un Nini, ahora adulto mayor, no sabe lo que es laborar en la industria maquiladora, por eso Isabel Cabanillas lo entendía bien, por eso la defensa a las hijas de su maquilera madre.
Porque aquí, señor presidente, en la cuna juarista que usted tanto alaba, no hay respeto a la vida de niños, adolescentes, adultos, ancianitos y mujeres. No hay respeto a los lugares aquí se puede matar en donde el asesino quiera. Sobra decir que es la tierra de la impunidad y, perdone lo alarmista, pero simple y sencillamente me sujeto a las estadísticas que usted celosamente analiza todos los días.
Tenga presente este nombre, señor López Obrador. La mujer caída era Isabel Cabanillas, diseñadora de ropa, pintora muralistas y miembro activo del colectivo ‘Hijas de Nuestra Maquilera Madre’ y anteriormente había participado en la Red Mesa de Mujeres.
Era, por decirlo así, una mujer pueblo, como usted, señor presidente. Ahora está muerta y el pueblo ya espera la conclusión de las autoridades chihuahuenses que en lugar de investigar destruyen las vidas personales para minimizar su ineptitud y el impacto mediático.
Cuando asesinaron a Miroslava Breach, inmediatamente su ahora amigo, el huevón que hace rayadas, dijo que el asunto estaba concluido, que a la periodista la mataron porque escribió contra el narco. ¡Qué osadía!, la reportera fue asesinada por el imbécil gobernador que teníamos y por el ídem que tenemos. Fue asesinada por la incompetencia oficial de las corporaciones policiacas de los tres gobiernos, metidas hasta las narices con el narco. Fue asesinada porque en Chihuahua no se respeta a los reporteros, por eso los periodistas hemos dejado de respetar a las autoridades.
Aquí en Ciudad Juárez es así, señor presidente, tenemos como fiscal de la zona norte a un abogado apologista del crimen, literato y absurdamente sostenido por sus superiores. Su capacidad literaria no tiene fronteras, créame que cualquiera de los premios Nobel que ha dado el mundo se inclinaría ante su perfecta prosa. Es más entretenida una entrevista con Jorge Arnaldo Nava López que una serie de Netflix aunque sería una trama incompleta, como sus investigaciones.
Y ya esperamos las hipótesis absurdas sobre su muerte. Buscarán, buscarán y buscarán y finalmente encontrarán un motivo para decir que la activista social no tenía una vida proba o que fue fulano o mangano por motivos ‘justificados’ para el huevón y su camarilla que nos gobiernan; nos venderán la idea de que fue pasional o que se resistió a un asalto.
Y usted coincidirá con muchos mexicanos, señor presidente, que el problema no es el móvil, sino los efectos de las acciones. La gente mata porque hay impunidad, porque tenemos sistemas penales corrompidos. La gente mata porque los ven a ustedes ‘poca cosa’, endeble y gobernante de caricatura.
Déjeme hacerle una pregunta, señor presidente: ¿usted cree los delincuentes le van a tener respeto con todas esas barrabasadas que trae en su cabeza y externa diariamente?
Le refiero lo ocurrido, señor presidente, el domingo que recientemente pasó, familiares y amigos de Isabel, así como integrantes de otros colectivos feministas, salieron a las calles para manifestar su enojo por el asesinato de la joven, quien además deja a un niño pequeño en la orfandad.
Y sí, mientras usted se ufanaba del México que no existe, mientras usted daba entrevistas a los reporteros que acuden a adularlo y en pocas ocasiones a cuestionarlo en las famosas mañaneras, mientras usted oníricamente se echa porras como el más honesto presidente de México, en ciudad Juárez, un pequeño, busca desesperadamente a su madre, a quien no volverá a tener en toda su existencia.
Hasta mañana, señor presidente.
Periodista y Analista Político.
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