En Chihuahua, donde las llamas encuentran héroes y la ciudadanía busca referentes de justicia, el honorable Cuerpo de Bomberos enfrenta un incendio que no se extingue con agua, mentiras o declaraciones, sino con dignidad; porque es el fuego del institucional y la falta de reconocimiento.
Mientras el alcalde Marco Bonilla, quien en campaña prometió la homologación salarial con la policía municipal, juega con las palabras para sofocar el fuego político que él mismo avivó, los bomberos, los verdaderos apagafuegos, reciben una respuesta que no es más que humo y espejismos.
Resulta irónico, casi trágico, que una administración que proclama su compromiso con la justicia social deje a los bomberos atrapados en un incendio de indiferencia. Bonilla, al parecer, ha decidido que quienes salvan vidas en incendios reales no le aportan rédito electoral comparable al que le otorga la policía. Porque claro, las llamas que combaten los bomberos no suelen brillar en las páginas de Facebook con fotos de operativos espectaculares o aseguramientos que alimenten las fantasías de seguridad.
En Los Ángeles, el Departamento de Bomberos advirtió del riesgo de recortes presupuestarios antes de enfrentar uno de los incendios más devastadores de su historia. Las palabras quedaron ignoradas, y la tragedia se cobró vidas, hogares y comunidades enteras. ¿Qué habría sido diferente si los responsables hubieran tomado en serio las necesidades de quienes están en la primera línea de emergencia? En Chihuahua, Bonilla parece emular este modelo fallido: recortar, desoír y luego improvisar cuando el daño ya está hecho.
Es válido preguntarse si Bonilla, como algunos millonarios californianos que intentaron contratar bomberos privados para salvar sus mansiones, ya habría puesto manos a la obra si hubiera una oportunidad de negocio con el cuerpo de bomberos. Pero en este caso, la venta del servicio público aún no le parece suficientemente rentable, aunque el costo de su indiferencia pueda ser tan alto como el de los incendios californianos: vidas perdidas y una ciudad en cenizas.
Desde el Congreso, y desde las calles donde los bomberos son respetados y queridos, se exige algo más que el humo de las palabras: resultados concretos. No basta con discursos que suenan bien, pero se disuelven en el aire como cenizas de un incendio mal extinguido. Se exige un plan claro para cumplir la homologación, prestaciones dignas y un respeto tangible hacia quienes diariamente arriesgan todo para protegernos.
Las llamas del descontento no se apagarán con excusas. Señor alcalde, el honorable Cuerpo de Bomberos merece más que su indiferencia, merece más que el espejismo de un aumento. Merecen dignidad, y Chihuahua merece un gobierno que cumpla su palabra y hable con la verdad.
El fuego no entiende de discursos, señor Bonilla. Entiende de acción. Y en este incendio, la acción está en su cancha. No deje que las cenizas de su gestión terminen ahogando la esperanza de quienes hacen de la valentía su día a día.

Brenda Ríos
Orgullosa Chihuahuense. Amo y respeto la naturaleza. Soy mamá de Alex Benjamin, Austria Camila y esposa de Alex LeBaron. Mi pasión siempre ha sido el servicio público/civil, me inspira luchar por grandes causas que cambien el mundo. Empresaria agrícola y consultora ambiental.