Todos los días el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, utiliza la frase “amor y paz”, y sostiene que a través del respeto mutuo entre todos los mexicanos, lograremos una nación sin corrupción y la paz que todos anhelamos.
Insiste en las conferencias mañaneras, en que no aplicará métodos represivos contra ninguna manifestación, ni contra la libertad de expresión, ni habrá censura y utiliza comúnmente también la frase: “prohibido prohibir”.
La manera en que el presidente solicita la solidaridad a todos los mexicanos, para promover principios y valores morales, es parte del programa que fomenta en los medios contra las adicciones. Fomenta la no agresión, así como la reconciliación y solución a través de la conciliación, que además es una parte de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que establece utilizar en los juicios civiles, familiares, mercantiles y laborales los medios alternos de solución de controversias, como lo son la conciliación y la mediación.
En la práctica profesional no todos los abogados que ejercemos en tribunales aceptan estos medios alternos, pues están acostumbrados a litigar, es decir, al pleito legal y que decida el que más fuerza y poder tenga en el juicio, y no necesariamente triunfa la justicia. Sobre todo en los asuntos familiares, en los que generalmente el poder económico lo tiene el hombre y la mujer accede ante la ignorancia de sus derechos y la falta de una buena defensa.
Así también notamos en nuestra rutina diaria, como se impone el poder y el dinero ante cualquier circunstancia. Si tienes dinero todo lo compras, incluyendo a todas las autoridades sin excepción. Si tienes poder todo lo controlas y logras lo que quieres. Si tienes ambas cosas eres invencible.
Es por ello que la clase social más privilegiada bajo el esquema al que está acostumbrada a vivir, critica duramente al presidente y hasta lo ridiculizan, poniendo en duda su capacidad y autoridad para erradicar a la violencia, así como para castigar a todos los delincuentes. Están en contra de la cultura de la paz.
Existen crímenes en los que los imputados son personas influyentes o hijos de quienes ostentan poder en el gobierno, en los que no se aplica la ley con todo el rigor, aunque así lo declaran las autoridades ante los medios. El alto grado de impunidad de éstos delitos se quedan en el olvido, dan carpetazo en las fiscalías y hasta absoluciones por parte de jueces penales instruidos para tal efecto.
Sabemos que durante décadas, los medios más importantes de la prensa escrita y televisión, han sido comprados por el que tiene más dinero y poder. Cuya complicidad incluso con las autoridades corruptas, engañan al usuario con notas falsas y en muchos casos se utilizan “chivos expiatorios”. La paga a los medios, se hizo una costumbre por parte de los tres niveles de gobierno.
Nos han engañado todo tipo de políticos y autoridades, haciéndonos creer que son honestos sin serlo, y que aplican la ley sin distinción, así como la captura de líderes del crimen organizado. Los actos de corrupción, se dan de común acuerdo entre autoridades del poder ejecutivo, legislativo y judicial. La corrupción que ha logrado el dinero y el poder, deja sin efecto la autonomía que obliga la Carta Magna.
Por primera vez, un presidente de la república reconoce la existencia de la corrupción y da a conocer a la nación lo niveles más altos, incluyendo a ex presidentes que se aliaron con criminales como es el caso de Felipe Calderón con Genaro García Luna. Por eso la mayoría de los mexicanos aprueban la postura del Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien es criticado severamente por los grupos conservadores y neoliberales, señalados como los culpables directos de la injusticia e impunidad.
Curiosamente la frase “amor y paz” utilizada en la época de los sesentas y setentas por la juventud de aquella época, inició la lucha por la libertad y la justicia social. Sin discriminación alguna y reconociendo los derechos de la mujer, con respeto, tolerancia y prudencia. Amor y paz es lo que interiormente queremos todos y la mejor manera de vivir. Para ello, hemos establecido normas sociales, morales, religiosas y jurídicas.
Es cierto, que erradicando a la corrupción que compra el dinero y que se ejerce por el poder de poder, podemos lograr un estado que nos permita superar el odio, la venganza, el resentimiento e ignorancia, que ha destrozado y desintegrado a familias enteras, así como los crímenes de activistas y periodistas que son un ejemplo de valentía y solvencia moral a toda prueba. Todos podemos fomentar la cultura de la paz.
Abogado especialista en Gestión de Conflictos y Mediación.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.
