Es muy común que los pocos detractores del gobierno de la cuarta transformación, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, apelen a todo tipo de adjetivos de connotación negativa para descalificarlo. Todos recordamos la campaña sucia de “un peligro para México” AMLOco, anciano, MALO, pero uno de los adjetivos al que más recurren sus detractores es el de AMLO EL DICTADOR.
Un dictador, según la RAE, “es una persona que se arroga o recibe todos los poderes políticos y, apoyada en la fuerza, los ejerce sin limitación jurídica”. Nada más alejado de la realidad, si nos apegamos estrictamente a las definiciones. En la cara opuesta de la moneda, está el silencio cómplice de los organismos autónomos y demás poderes de la federación de otros sexenios. Ese silencio cómplice y colaboracionista era la prueba máxima de la sumisión de los mismos para con el ejecutivo. Se orquestaban desde el ejecutivo operaciones para encubrir la responsabilidad, por ejemplo, de la familia de la primera dama, Margarita Zavala, en el caso de la guardería ABC y con la complicidad de la SCJN para desviar la atención con ayuda de los grandes medios de comunicación, por dar un ejemplo.
Si nos remontamos a la historia de este curioso dictador, podremos percatarnos que siempre luchó en contra del poder hegemónico y aplastante de “la dictadura perfecta”. Incluso en los momentos más desolados de su trayectoria política, jamás llamó a la violencia, al desorden o a la sublevación. Después de 2 fraudes electorales en las elecciones presidenciales del 2006 y 2012, llegó a la Presidencia de la República ofreciendo su cabeza a la mitad del sexenio: “El pueblo pone y el pueblo quita”.
En el 2018, el poder ejecutivo de este país presentó la reforma al artículo 35 de la constitución mexicana en materia de revocación de mandato para que los ciudadanos tuviéramos el poder de decidir si el presidente de la república se queda o se va a la mitad de su sexenio. Una vez aprobada la reforma del artículo 35, se aprobó la Ley Federal de Revocación de Mandato en el 2021.
Con un presupuesto total del INE de 19 mil millones de pesos para el 2022. el proceso de revocación de mandato representa el 6.3 % de su presupuesto total. Claro que tienen recursos suficientes para poner las 150 mil casillas en todo el país. ¿No quieren o no pueden? El INE, en su intento egoísta de mantener sus privilegios, está perdiendo la oportunidad histórica de estar a la altura de las circunstancias y afrontar la renovación democrática que se vislumbra en el horizonte político del país.
A pesar de tener el presupuesto más alto de su historia, el INE se niega a ir más allá de las elecciones constitucionales para elegir representantes populares. El INE ha demostrado su cara más conservadora y se ha quedado atrás en la vanguardia democrática. ¿Dónde está la transición de una democracia representativa a una democracia participativa? En los planes a futuro del INE, ¿dónde queda la revocación de mandato y los presupuestos participativos o la consulta popular? Con el argumento de que “no tienen presupuesto”, se refugia en su trinchera conservadora para mantener el estatus quo.
Hoy, la revocación de mandato es una realidad y se va a llevar a cabo este próximo 10 de abril. En esa fecha usted y yo decidiremos con nuestro voto si Andrés Manuel López Obrador se queda o se va de la Presidencia de la República. Jamás en la historia política de nuestro país, los ciudadanos habíamos estado tan empoderados como para decidir si un presidente, a la mitad de su sexenio, se va o se queda; curioso dictador. Ya hubiéramos querido quitar a Calderón o EPN a la mitad de sus sexenios por incompetentes; no hace falta recordar la guerra contra el narco o los 43 de ayotzinapa. A la mitad de su sexenio estos 2 presidentes, tenían una aceptación que no pasaba el 30 %.
El año pasado, en un ejercicio democrático sin precedentes los mexicanos nos hemos avocado a la recolección del 3 % de las firmas del padrón electoral necesarias para realizar este ejercicio. Hoy en dia, a gritos y sombrerazos, el INE tiene la responsabilidad de organizar el primer ejercicio de revocación de mandato del Ejecutivo en la historia del país.
Sin duda será un hito en la vida política democrática contemporánea que yo no me puedo perder. Este 10 de abril buscaré la casilla donde me toca votar y ejerceré mi derecho a decidir. Curioso dictador Andres Manuel Lopez Obrador, que nos invita a que lo quitemos de la Presidencia de la República si es que podemos, o queremos. Yo quiero que siga.
Diputado Federal de la LXIV legislatura.
Activista. Lic. en Historia. Lic. en Psicología.
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