Washington despliega 12 buques y 4 mil marinos con el argumento de combatir el narcotráfico, lo que genera temores de intervención.
Ciudad Juárez, Chih. (ADN/RFI) – La reciente operación militar “Lanza del Sur”, puesta en marcha por Estados Unidos en el Caribe, ha encendido alarmas en América Latina. Con el despliegue de 12 buques de guerra, incluido el portaaviones USS Gerald R. Ford —el más grande del mundo—, y alrededor de 4 mil soldados de la Marina estadounidense, la Casa Blanca sostiene que el objetivo es combatir el narcotráfico. Sin embargo, analistas y gobiernos de la región advierten que la magnitud de la movilización militar sugiere fines geopolíticos más amplios, incluyendo la posibilidad de una acción directa contra Venezuela.
En una transmisión reciente del programa En primera plana, coproducido por Radio Francia Internacional y France 24, diversos expertos internacionales cuestionaron la justificación oficial de Estados Unidos. Karen Viviana Laverde, profesora de Derecho y Relaciones Internacionales, señaló que Venezuela, aunque involucrada en redes de narcotráfico, no es un país productor de cocaína y que el argumento del narcotráfico no basta para explicar un despliegue de tal magnitud. Por su parte, Luis Alejandro Ávila, del Instituto Francés de Geopolítica, recordó que la mayoría del flujo de cocaína hacia Estados Unidos se produce a través del océano Pacífico, no del Caribe, lo que pone en duda la pertinencia estratégica de la operación.
Desde el ámbito legal, las acciones de Estados Unidos también enfrentan críticas. El presidente colombiano Gustavo Petro ha acusado a Washington de violar el derecho internacional con la destrucción de embarcaciones sospechosas en aguas internacionales. Según el derecho marítimo, la intervención armada contra estas naves debería implicar su captura, traslado al puerto más cercano y procesamiento judicial, no ataques letales sin verificación previa. Laverde calificó estas acciones como ejecuciones extrajudiciales, incompatibles con la Convención del Mar.
Las implicaciones de esta operación no se limitan al ámbito militar. En Caracas, ciudadanos consultados por el corresponsal Víctor Amaya reportan una mezcla de incertidumbre, censura y apatía. Mientras el gobierno de Nicolás Maduro llama a la movilización “cívico-militar” para prepararse ante una eventual invasión, la población observa el conflicto con escepticismo y temor, sobre todo ante la reciente suspensión de vuelos internacionales, lo que afecta la movilidad de miles de personas en plena temporada navideña.
La dimensión geopolítica es clave para entender el contexto. Pascal Druo, presidente de la Asociación Francia América Latina y el Caribe, indicó que el despliegue militar estadounidense responde también a una disputa de influencias con China e Irán en la región. A su vez, Gaspar Estrada, investigador de la London School of Economics, recordó que Estados Unidos acaba de incluir al “Cartel de los Soles”, presuntamente liderado por Nicolás Maduro, en su lista de organizaciones terroristas, un paso que podría facilitar acciones legales o incluso militares en su contra. Esta narrativa recuerda a la invasión de Panamá en 1989, cuando Washington derrocó a Manuel Noriega bajo acusaciones similares.
A diferencia de Panamá, sin embargo, Venezuela cuenta con fuerzas armadas más robustas y una red internacional de aliados, aunque hoy en día debilitada. China ha adoptado una postura más distante, Irán enfrenta una crisis interna y Rusia, enfrascada en la guerra en Ucrania, ha limitado su apoyo a pronunciamientos y gestos simbólicos. Aun así, los riesgos de una escalada regional no pueden descartarse, sobre todo si se intensifican las operaciones militares o si se concreta una incursión terrestre.
Desde América Latina hasta Europa, actores internacionales observan con cautela esta operación. Francia, por ejemplo, que comparte frontera marítima con Venezuela a través de la Guayana Francesa, ha mantenido cooperación antidrogas con Caracas, promoviendo un enfoque más diplomático. No obstante, la pregunta de fondo sigue vigente: ¿es “Lanza del Sur” una operación legítima contra el narcotráfico o el preludio de una nueva intervención estadounidense en América Latina?
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