Los hechos recientes han enfrentado a las autoridades locales con el gobierno de Donald Trump. A continuación, exponemos algunos elementos de esta crisis.
Washington, D.C. (VOA) – A casi dos meses del inicio de las protestas en Portland, Oregón, el malestar no cesa. La más reciente manifestación ocurrió en la madrugada del sábado, cuando una multitudinaria manifestación tuvo lugar en los alrededores de la corte federal de justicia de la ciudad estadounidense.
Medios locales indicaron que fueron lanzados fuegos artificiales contra el inmueble, mientras que fuerzas de seguridad federales emplazadas en el lugar lanzaron disparos de gases lacrimógenos a los manifestantes. La multitud había salido a la calle horas después de que un juez federal negó la petición de Oregon para restringir las acciones de agentes federales cuando detienen a gente durante las caóticas manifestaciones que han sacudido la ciudad.
Los hechos recientes han enfrentado a las autoridades locales con el gobierno de Donald Trump. A continuación, exponemos algunos elementos de esta crisis.
¿Qué está pasando en Portland?
Las manifestaciones contra el racismo y la brutalidad policial comenzaron en Portland, Oregón, tras la muerte del afroestadounidense George Floy mientras estaba bajo custodia federal el 25 de mayo pasado.
Casi dos meses después, cuando en muchas ciudades las protestas han cesado, en Portland manifestantes siguen en las calles exigiendo viejas demandas. En los últimos días la situación incluso ha empeorado con la presencia de agentes federales, multiplicando las denuncias de arrestos, tácticas represivas y de brutalidad policial.
Imágenes de medios locales y extranjeros y otras aparecidas en las redes sociales muestran a oficiales federales, enmascarados y sin identificación, disparando gases lacrimógenos y balas de goma contra la multitud.
¿Cuál es la posición del gobierno federal?
La Casa Blanca sostiene que el despliegue de tropas busca proteger las propiedades federales de la ciudad y a los ciudadanos ante lo que considera “acciones violentas de la izquierda radical”.
Pese a los reclamos para la retirada de las fuerzas federales, esta semana el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) aseguró que no tenía intenciones de abandonar Portland.
“EL DHS no va a ceder en sus responsabilidades. No estamos escalando las protestas, estamos protegiendo “, dijo a Fox News Chad Wolf, secretario interino de Seguridad Nacional. Wolf ha dicho de los manifestantes que se trata de una “mafia violenta” y de “anarquistas”.
El comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, Mark Morgan, dijo esta semana a través de su cuenta de Twitter que la agencia continuaría arrestando “criminales violentos que están destruyendo propiedades federales”.
Mientras, atribuyó a motivos de “seguridad” el hecho de que los agentes no utilicen identificador.
“No verá nombres en sus uniformes porque estos mismos delincuentes violentos usan esta información para atacarlos a ellos y a sus familias, poniendo a ambos en riesgo. Como comisionado interino, ¡no dejaré que eso suceda!”, escribió.
El gobierno de Trump se dispone a enviar agentes federales o otras ciudades gobernadas por demócratas para combatir la delincuencia. El mandatario emprendió esta campaña dentro de su estrategia de presentarse como un candidato de “ley y orden” para su reelección.
¿Cuál es la posición de las autoridades de Portland?
Las autoridades locales defienden que la mayoría de las manifestaciones han sido pacíficas y que los actos violentos reportados obedecen a pequeños grupos de “alborotadores”.
Las autoridades de Oregón y de la ciudad, todos demócratas, han cuestionado la reacción del gobierno federal republicano. El alcalde de Portland, Ted Wheeler, acusó a los “cientos de agentes federales” de estar “empeorando la situación”.
“Su presencia aquí en realidad está llevando a más violencia y más vandalismo”, dijo días atrás Wheeler a CNN. Se mantiene el reclamo de que abandonen la ciudad.
La gobernadora, Kate Brown, apoyó los comentarios del alcalde y acusó Trump de enviar tropas federales a la ciudad para un “teatro político”.
El estado de Oregón había presentado una demanda contra las agencias federales involucradas en los arrestos de la semana pasada, acusándolas de detener ilegalmente a manifestantes. La procuradora general, Ellen Rosenblum, había solicitado una orden de restricción para evitar que los oficiales federales continúen haciendo detenciones.
Pero el juez de distrito de Estados Unidos, Michael Mosman, decretó que el estado carecía de legitimidad para denunciar en nombre de los manifestantes porque la demanda era “altamente inusual y con un conjunto de características particular”.
Oregon solicitaba una orden de alejamiento en nombre de sus residentes no por las lesiones que ya se habían cometido, sino para evitar las que pudiesen ocurrir en un futuro a manos de los agentes federales. Esta combinación hace que el estándar para conceder el reclamo sea muy escaso, y el estado no demostró tener legitimidad en el proceso, escribió Mosman.
¿Qué pasó en la madrugada del sábado?
La agencia AP describió que en la noche del viernes, varios cientos de personas, la mayoría con mascarilla y muchos ellos también con casco, se reunieron cerca de una fuente en la que suelen darse cita los grupos antes de marchar hacia el Palacio de Justicia Mark O. Hatfield, donde estaban desplegados agentes federales.
Los manifestantes corearon lemas y aplaudieron al son atronador de los tambores, parando para escuchar a los oradores, indicó AP. Los grupos Healthcare Workers Protest, Teachers against Tyrants, Lawyers for Black Lives y las Wall of Moms, son algunos de los que participaron en la protesta.
A medida que avanzaba la noche, los inconformes sacudieron con fuerza la cerca del tribunal y lanzaron fuegos artificiales hacia el inmueble y botellas de cristal, precisó AP. En muchas de las ocasiones, los agentes federales respondieron lanzando gases lacrimógenos y granadas de aturdimiento, indicó el reporte.
Los productos irritantes hicieron que los manifestantes se dispersasen: algunos enfermaron y otros se quedaron frente al tribunal con sopladores de hojas para redirigir los gases de vuelta hacia el inmueble. Los agentes federales tenían maquinas similares para responder.
Medios indicaron que al filo de las tres de la madrugada la mayoría de los manifestantes se habían ido de lugar, y solo algunos pequeños grupos seguían deambulando por las calles.
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