El convenio con Eli Lilly y Novo Nordisk bajará el costo del tratamiento GLP-1 a una fracción del precio actual.
Estados Unidos (ADN/AFP) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este jueves un acuerdo con las farmacéuticas Eli Lilly y Novo Nordisk para reducir significativamente el precio de los medicamentos utilizados en el tratamiento de la obesidad y la diabetes tipo 2. La iniciativa, impulsada por la Casa Blanca, permitirá que ciertos grupos accedan a tratamientos con la molécula GLP-1 a un costo considerablemente menor.
Durante una conferencia desde Washington, Trump detalló que ambos laboratorios acordaron aplicar “descuentos drásticos” a sus fármacos más populares para la pérdida de peso, los cuales han ganado notoriedad por su efectividad como supresores del apetito. Esta clase de medicamentos, basada en agonistas del receptor GLP-1, puede costar actualmente más de 1,000 dólares mensuales por paciente en el mercado estadounidense.
Con el nuevo acuerdo, el precio de las dosis orales iniciales de GLP-1 será de aproximadamente 150 dólares mensuales para personas beneficiarias de programas públicos como Medicare y Medicaid, así como para quienes accedan a través de la nueva plataforma de descuentos TrumpRx, una herramienta creada por la administración federal para facilitar la compra de medicamentos a menor precio.
Un alto funcionario del gobierno estadounidense explicó que el nuevo precio representa una reducción de casi el 90% respecto al valor comercial promedio. Esta medida busca aliviar la carga económica que enfrentan millones de personas diagnosticadas con obesidad o diabetes, condiciones que han generado creciente preocupación en el sistema de salud pública de ese país.
El presidente Trump ha priorizado la reducción del costo de medicamentos durante su segundo mandato, una bandera que también enarboló en su primer periodo en la Casa Blanca. En los últimos meses, su administración ha presionado a la industria farmacéutica para establecer acuerdos similares en otras áreas terapéuticas.
Este anuncio podría tener impacto más allá del ámbito sanitario, al representar un avance en los esfuerzos de la administración republicana por mejorar el acceso a medicamentos esenciales. También se interpreta como una estrategia política de cara a las elecciones presidenciales de 2028, en un contexto donde el costo del sistema de salud sigue siendo uno de los temas centrales del debate público en Estados Unidos.
De momento, no se ha informado si el acuerdo podría extenderse a otros medicamentos o si habrá convenios similares con otras farmacéuticas. Expertos del sector salud han señalado que la medida podría establecer un precedente en las negociaciones entre gobierno e industria, particularmente en el acceso a tratamientos de enfermedades crónicas de alto impacto social.

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