Recientemente asistí a una conferencia donde más de diez expositores internacionales compartieron su historia de crecimiento. Todos hablaban de innovación, disciplina y éxito… pero lo más poderoso no fue escuchar sus triunfos, sino sus caídas. Cada uno de ellos había enfrentado fracasos profundos. Eso me llevó a la conclusión de que el fracaso no los detuvo, los definió.
Uno de ellos lanzó una pregunta que me traspasó durante días: “¿De qué manera vives tus fracasos?” Y es que esa pregunta debería estar constantemente en la mente de todo aquel que desea alcanzar su éxito. Porque el verdadero crecimiento no se mide solo en resultados, sino en la capacidad de levantarse con humildad después de cada caída.
La mayoría de las personas reacciona o reaccionamos ante el fracaso con enojo, tristeza, frustración o vergüenza. Aunque algunos eligen ignorarlo, pretendiendo que no sucedió. Pero negar el fracaso es negar una parte esencial de la vida.
Y esque es verdad lo que un día escuché de uno de mis mentores, “el fracaso no es un enemigo, es un maestro”. No llega para destruirte, sino para formarte. Es ese proceso incómodo, pero necesario, que moldea el carácter, refina la visión y te recuerda que aún tienes camino por recorrer. O dicho de mejor manera: nos recuerda que aún tenemos camino por recorrer.
Hoy, quiero compartir contigo un principio que sigue transformando mi manera de ver el liderazgo: Aprende a reconciliar el éxito con el fracaso. John Maxwell me enseñó esta frase: “Manténlos caminando juntos” Cuando las cosas no salgan bien, deja que el éxito pasado te hable: recuérdate de lo que ya lograste, de lo que fuiste capaz, de los días en los que también pensaste que no podrías… y lo hiciste. Ese recuerdo será tu motor, tu motivador, la evidencia de que puedes volver a levantarte.
Pero al mismo tiempo, permite que el fracaso te enseñe. Déjalo recordarte la importancia de la humildad. Porque si el éxito alimenta tu orgullo, el fracaso equilibra tu perspectiva. Cuando ambos caminan tomados de la mano, tu crecimiento se vuelve genuino, maduro y sostenible. Y al final del día nuestro crecimiento es para servir, ayudar e impulsar a los que nos rodean.
Antes de despedirme, quiero dejarte tres herramientas que te ayudaran como a mí a mantener al éxito vy al fracaso caminando juntos, ¡claro! Si las pones en práctica:
Con el paso de los años he ido aprendiendo cada que:
el éxito es quien nos impulsa. Pero el fracaso nos enraíza.
Uno te mantiene motivado, y el otro te mantiene humilde.
Y cuando logras reconciliarlos, caminas con una mente firme, un corazón agradecido y una visión más clara del propósito que Dios ha puesto en tu corazón para que ejecutes con tus manos.
Así que la próxima vez que algo no salga como esperabas, respira profundo y recuerda: el fracaso no te define, te entrena. Y cada paso, tanto en triunfo como en caída, sigue siendo parte del camino hacia nuestro crecimiento.
¡Te dejo un fuerte abrazo!

Israel García
Consultor en Liderazgo y Desarrollo Personal certificado por Maxwell Leadership. Anfitrión de Expoliderazgo El Podcast, potencia equipos y personas con estrategias que elevan productividad y rentabilidad. Conecta desde la experiencia y la acción.


