“Santaria” — Talk — Coldplay (2005, álbum X&Y)
“They’re talking in a language I don’t speak.”
En política, muchas veces no es la falta de palabra lo que define al poder, sino elegir cuándo, cómo y en qué idiomahablar. Hoy, el Estado falla no por torpeza, sino por voltearhacia otro lado.
El nombramiento disruptivo del embajador, la impunidad simulada del narcotráfico, la tragedia evitable de un niño en una alberca: todo forma parte de una conversación que muchos no entienden… ese lenguaje de indolencia y complacencia no está hecho para convocar justicia, sino para disfrazarla.
Si queremos cambiar la narrativa, necesitamos aprender otro idioma: el de la acción, la responsabilidad y el cuidado.
Hay momentos donde el Estado no falla porque falta de información o recursos, falla porque no quiso ver, porque alguien decidió ponderar y priorizar otro tipo de intereses a lo que debería de ponerle atención, hacer como que no pasaba nada, y simular indignación y apagar fuegos con comunicados.
La costumbre nacional de improvisar, de asumir que la forma es suficiente y que la sustancia puede esperar.
El nombramiento de Genaro Lozano como embajador descoloca a quienes aún piensan que la diplomacia debe ser muda, sin opinión, sin rostro y un premio o un castigo, depende del nivel de político. Su llegada no representa a la vieja escuela del trato discreto, sino a una generación que expone, cuestiona y visibiliza. Lo que para unos es renovación, para otros es disrupción, el problema no es él, el problema es que el sistema diplomático mexicano nunca aprendió a convivir con la crítica interna, se escandalizan más por un tuit que por un mal acuerdo y ahora tienen entre manos a un agitador con credenciales oficiales. Si no conoce el contexto, se lo cuento: El 19 de agosto fue propuesta su designación como Embajador de México en Italia, y el 20 de agosto su nombramiento fue ratificado por la Comisión Permanente con 25 votos a favor. También fue acreditado como representante ante Albania, Malta y San Marino; Su nombramiento ha generado debate: cuestionamientos por no provenir del Servicio Exterior Mexicano, pero defensores destacan su experiencia académica, comunicativa y voluntad política, es controversial porque quienes lo defienden dicen que cumple con todos los requisitos y lo revelan como un paso hacia una diplomacia diversa y renovada, al colocar un activista comprometido al frente de la representación mexicana, mientras que quienes se oponen expresaron su rechazo, argumentando que su perfil carece de la experiencia diplomática necesaria que aquí es donde yo digo, si bien hay razón con el tema de la preparación, un cargo diplomático tiene que portarlo un diplomático, si bien si está preparado pero ni eso es el discurso de quienes lo aplauden, su discurso va en el sentido del progresismo que representa y la pregunta es ¿y eso de que manera le suma a dicho encargo?.
Y mientras eso pasa, “El Mayo” Zambada (el mito, el fantasma, el inalcanzable) se declara culpable en EE.UU. no canta, pero admite; ahora si que se quedó como un chiste que contaba mi padre que voy a tener que contar:
Un señor va a una tienda de mascotas y ve un ave exótica en una jaula. Pregunta:—Oiga, ¿ese loro cuánto cuesta? El vendedor le dice: —Pues mire, no es loro, es una lechuza… pero está barata. El señor no escucha bien y, emocionado, la compra pensando que es un loro que va a hablar maravillas. Llega a su casa, la acomoda en la sala, y se pasa tres días hablándole: —¡Hola! ¿Cómo estás?
—¿Qué dices? —¿Quieres una galleta?… Y nada. Silencio total. Molesto, regresa a la tienda y reclama: —¡Oiga, este loro no habla! El vendedor le contesta: —¡Le dije que no era loro, que era lechuza! Y el señor remata: —¡Ah, pues no habla… pero ¡cómo se fija! (Una disculpa a mi si me daba mucha risa)
Pues así paso con dicho personaje, no dijo ni pio… solo se fijaba muy bien.
Por cierto, nuestro vecino país del norte ha presumido que con el hecho de que se declare culpable este señor, “Degollaron al narcotráfico mexicano” palabras más, palabras menos. No cabe duda que la demagogia no conoce culturas ni colores de piel y con eso basta para que se caiga una narrativa entera de impunidad todopoderosa. Lo que si es que nos deja como ineptos ante el mundo ya que si bien no es sólo un capo en problemas dicha confesión de culpabilidad no ocurrió en México, aquí no lo tocamos, no lo buscamos, no lo juzgamos pero allá sí, allá la justicia estadounidense, con todos sus claroscuros, logró lo que nuestro sistema evitó durante décadas: sentar en el banquillo a un símbolo, no como justicia perfecta, sino como cachetada diplomática y esos son hechos que deberían doler más que cualquier columna editorial.
Ok, por más que traté de evitar el tema, por desgracia lo tengo que exponer, esto realmente rompe el alma a cualquiera y me refiero a lo que pasó en una fiesta infantil aquí en nuestra surrealista ciudad; Tiago, dos años, sin supervisión durante dos horas, una alberca sin salvavidas, sin protocolos, adultos distraídos y la peor de las tragedias y digo la peor porque es algo completamente evitable que nadie quiso evitar y luego vienen las clausuras, las condolencias, los “vamos a investigar”, todo tarde, todo como siempre improvisado, y todos más preocupados por afectaciones políticas, sociales o judiciales cuando esa preocupación debería de haber motivado a que ese niño siguiera con vida.
Este negocio de las “terrazas” no es más que un remedio para quien pretende hacer dinero fácil; sin darse cuenta, porque no creo que alguien tenga la intención de que las desgracias ocurran, rentan espacios con riesgo letal como si fueran loncheras. El municipio permite que operen sin protocolos dentro de fraccionamientos, es demasiado flexible dicha autoridad para con esos negocios y en realidad para su entorno son una lata, terminan los borrachos haciendo sus necesidades en la calle, tirando las latas de cerveza a donde su noción les da, los pleitos son el común denominador y no faltan los alucines (como les dicen) que queman llanta para impresionar vaya usted a saber a quién.
Por otro lado, están las familias que celebran como si el peligro no existiera, ven a una alberca como si fuera un jueguito de franquicia de hamburguesas y dejan a sus hijos sin supervisión y en la mayoría de los casos no saben nadar ni siquiera los adultos, menos los niños.
Y lo que viene ocurriendo es que nadie asume nada, hasta que hay que enterrar a un niño. Este caso es insólito porque los padres de este infante, se fueron a su casa, llegaron y a las dos horas se acordaron que Tiago existía y regresaron por ely si, ahí estaba. No diré mas porque me indigna y me llena de rabia que la fiesta pueda mas que la paternidad.
Un embajador que incomoda, un capo que se cae, un niño que muere; si, si se relaciona todo esto, si bien no son parte de la misma historia, pero son consecuencias del mismo modelo: uno donde la improvisación, deje usted que técnicamente es corrupción, con esta columna puedo decir que, si quieren encontrar un culpable, pues puedo decirle que el sentido común inexistente y la frivolidad, así como el que no legisla al respecto lo son.
En fin, si regulamos (que exista ambulancia, personal capacitado, condiciones de seguridad para la alberca, policía comunitaria a cargo del empresario dueño del lugar, entre otros) pues dejará de ser negocio y ¿quién no conoce a alguien que tiene un emprendimiento de estos?, saque sus conclusiones.
Al final, lo que mata no es la alberca, ni el narco, ni la diplomacia fallida.
Lo que mata es la normalidad que construimos alrededor del descuido.

Alfonso Becerra Allen
Abogado corporativo y observador político, experto en estrategias legales y asesoría a liderazgos con visión de futuro. Defensor de la razón y la estrategia, impulsa la exigencia ciudadana como clave para el desarrollo y la transformación social.


