Durante una reciente comparecencia ante el Comité de Gastos del Senado de Estados Unidos, la fiscal Pam Bondi incluyó a México en una lista de “adversarios extranjeros” junto a naciones como Irán, Rusia y China. Esta declaración subraya la postura de la administración Trump hacia México, destacando la percepción de amenaza que se ha cultivado en el discurso político estadounidense.
Ciudad de México (ADN/Staff) .- Bondi enfatizó que la administración no se dejará intimidar y que el liderazgo del presidente Trump es fundamental para mantener la seguridad de Estados Unidos. La fiscal mencionó que la amenaza no solo es física, sino también a través del tráfico de drogas, lo que añade una dimensión de urgencia a las relaciones entre ambos países. Este tipo de retórica ha sido una constante en la narrativa política de Trump, que busca reforzar una imagen de fortaleza ante lo que considera adversidades externas.
El doctor Oscar Rojas, economista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), analizó esta situación en una entrevista con Sputnik. Rojas argumentó que al proyectar a México como un enemigo, Estados Unidos busca actuar en dos frentes: uno interno, para consolidar su base política, y otro a nivel global, para justificar su intervención en asuntos internacionales. Esta estrategia se alinea con la necesidad de Washington de crear una narrativa que respalde su papel hegemónico en el mundo.
Valenzuela Shelley, también experto en relaciones internacionales, coincidió con Rojas al señalar que el discurso de la administración Trump está dirigido a sus votantes más leales. Al presentar a México como una amenaza, se busca movilizar a este sector del electorado, que se siente amenazado por factores externos. Esta táctica no solo refuerza la base política del presidente, sino que también contribuye a la polarización interna en Estados Unidos.
Desde una perspectiva internacional, Rojas indicó que las acciones de Estados Unidos hacia México son parte de una estrategia más amplia de presión sobre otros países. La retórica de “Make America Great Again” implica que Estados Unidos buscará enemigos en diversas partes del mundo, lo que refleja una crisis hegemónica y una problemática política interna. Esta búsqueda de adversarios puede tener repercusiones significativas en la estabilidad política y económica de México.
Finalmente, Rojas concluyó que la presión constante por parte de Estados Unidos tiene como objetivo debilitar la autonomía y el proceso político en México. Al introducir obstáculos en el camino del desarrollo soberano de México, se busca minar su fortaleza y retrasar su recuperación. Esta dinámica resalta la complejidad de las relaciones bilaterales y la necesidad de un análisis crítico sobre las implicaciones de tales declaraciones y políticas.

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