Dos diplomáticos de Reino Unido fueron acusados de espionaje por Rusia, que les dio dos semanas de plazo para abandonar el país.
Moscú (VOA) – Rusia acusó el lunes a dos diplomáticos británicos de espionaje y les dio dos semanas para abandonar el país, lo que mantiene la trayectoria descendente de sus relaciones diplomáticas con Europa mientras negocia el restablecimiento de los lazos con Estados Unidos.
No hubo respuesta inmediata a una petición de comentarios de la embajada británica, que en el pasado ha rechazado acusaciones similares contra diplomáticos británicos en Moscú.
La pareja parece ser los primeros diplomáticos occidentales expulsados de Rusia desde que Moscú y Washington iniciaran conversaciones para restablecer el personal en las embajadas de Estados Unidos y Rusia, mermado por las expulsiones de represalias. Parte del acercamiento del presidente Donald Trump al Kremlin que ha alarmado a los aliados europeos.
Expulsiones similares han reducido drásticamente el funcionamiento de las embajadas rusas en todo Occidente y las misiones occidentales en Rusia desde que Moscú lanzó su asalto en toda regla a Ucrania en 2022.
El Servicio Federal de Seguridad de Rusia dijo que los dos diplomáticos habían proporcionado información falsa al obtener permiso para entrar en Rusia y que había “identificado indicios de trabajo de inteligencia y subversivo” que habían llevado a cabo, perjudicando la seguridad rusa.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso convocó a un representante de la embajada británica por las expulsiones.
El continuo apoyo de Reino Unido al ejército ucraniano y las recientes declaraciones del primer ministro, Keir Starmer, sobre la posibilidad de enviar tropas y aviones británicos a Ucrania como parte de una posible fuerza de mantenimiento de la paz han enfurecido a Moscú.
En febrero, la policía rusa abrió una investigación penal sobre una supuesta agresión a un periodista por cuenta propia por parte de una persona que se cree que es un empleado de la embajada británica, una acusación que Londres desestimó y calificó de “una operación de injerencia” diseñada para intimidar a los diplomáticos legítimos.
Ese anuncio se produjo un día después de que Reino Unido anunciara que expulsaba a un diplomático ruso en represalia a la expulsión de un diplomático británico por parte de Moscú el pasado noviembre.
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