En esta ocasión quiero compartirles unas reflexiones a partir de varias experiencias laborales, es decir la docencia en la enseñanza de la Historia.
Cierto es que la licenciatura en historia me brindó las herramientas, métodos, formas de abordar, entender y comprender la historia. Además de eso, las experiencias en diversos congresos locales, regionales y nacionales me dio la habilidad de transmitir o al menos intentarlo, el mensaje histórico que he querido dar. Por ello, al enfrentarme a los alumnos en el aula no me fue difícil. Al contrario, los temas y el trabajo con ellos lejos de ser un reto, se convirtió en un proceso de desarrollo y madurez.
Sin embargo, varias experiencias laborales me hicieron replantearme todo. Fue amarga, pero de mucho aprendizaje en cuestión del marco jurídico laboral, pues aprendí que es conciliación y arbitraje, cuanto es una liquidación e indemnización, que es un tribunal laboral, una prima por antigüedad y que al final todo el trabajo que hayas hecho no importa, aunque haya sido por ti mismo.
Por ello reflexione sobre si en verdad estudiar historia fue una buena opción, que dedicarte a la educación realmente no vale la pena porque se le da más peso a lo que piense un burócrata que no se ha parado a dar clases en muchos años y lo peor, que ni siquiera tiene el mismo nivel profesional que tú, en este caso, la Historia. Más impresionante es que te pongan obstáculos esos mismos burócratas con tal de que tu esfuerzo no se vea aun que eso implique apagar el talento de los propios estudiantes.
Hablando de estudiantes, los alumnos van y vienen, aunque des lo mejor de ti y te sobrepongas a tus situaciones personales para dar una buena actitud con ellos, al final, nadie lo recuerda, solo tu y si acaso algún puñado de colegas profesores afines a ti. Por eso me es curioso como es que aun hay ciertos maestros que guardan una actitud de “vamos a cambiar la educación” o “es que hay que dar todo por nuestros estudiantes” etc., La realidad es que, a los estudiantes, la mayoría de ellos no les importa que tanto hayas preparado tu clase o cuanto sepas, ni a los coordinadores, ni directivos ni a la sociedad. A nadie le importa tu trabajo como maestro, solo a ti porque pasaste por la Universidad. Pero nada va a cambiar porque el sistema no lo permite.
Por ello pensé que es mejor trabajar en un almacén, maquila o construcción porque el trabajo práctico o rudo actualmente es más pagado y uno tiene necesidades. Aunado a eso, solo tratarías con objetos ya no con personas y con ello ya no te preocupas por nada ni nadie más.
Así que viendo algunos libros y desempolvando las constancias, recordé todo lo que viví en la licenciatura. Que entré a estudiar lo que siempre me gustó, las clases que lleve, los maestros que me brindaron su experiencia, lo que leí, lo que viaje y a todas las personas que conocí durante mi paso por la Academia de Historia. Por lo tanto, comprendí algo, que haber estudiado historia además de una formación profesional, también es un estilo de vida. Que la riqueza en las humanidades no es inmediata en sentido material, sino que es vivir de acuerdo a tus reglas pero de manera digna, la riqueza en humanidades es hacer con pasión lo que decidiste estudiar y la Academia de Historia afortunadamente si te lo brinda pero también depende mucho de como te desarrolles.
Así que, si pasas por la Universidad y sientes un compromiso profesional en el ámbito educativo, es mejor que recuerdes la pedagogía de Cobra Kai “Golpea Primero, Golpea Fuerte, Sin Piedad.” Para sobreponerte y seguir con tu vida de lo contrario estarás como muchos profesores con el Miyagi Do en una eterna defensa esperando golpes y queriendo ver lo positivo en todo cuando no lo es, no hay que evadir la realidad la cual es que a nadie le importa tu esfuerzo como maestro, solo a ti. Por lo tanto, escucha rock, bebe cerveza y sal a vivir.

Marduk Silva
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Profesor en Preparatoria Lobos de la Universidad de Durango Campus Juárez y en la Escuela Preparatoria Luis Urias.
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