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    febrero 19, 2025 | 12:10

    Politics First… for now.

    Publicado el

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    El gobierno federal estadounidense continúa en su afán por satisfacer políticamente a la mayor parte del conglomerado poblacional que le aportó una copiosa votación al presidente Trump en la elección de 2024, pero ha tomado medidas que podrían resultar contraproducentes para el país de las barras y las estrellas y para el mismo trumpismo.

    La andanada de órdenes ejecutivas del inquilino de la Casa Blanca apenas iniciado su segundo mandato implican, contrario a la tradición estadounidense, anteponer el interés político sobre el económico.

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    Es entendible que Trump pretenda cumplir con la plataforma política que le regresó al poder; en eso se explican las órdenes ejecutivas para deportar a inmigrantes indocumentados, la denominación de grupos terroristas a algunos cárteles de delincuencia transnacional, la imposición de aranceles a sus principales socios comerciales, entre otras.

    Ninguna de las acciones o medidas mencionadas representan la solución final a la inmigración indocumentada, al tráfico de drogas o de personas; en el mejor de los casos sería un primer paso para lograr un cierto control en estos fenómenos siempre y cuando se aplicasen también  acciones contra el tráfico de armas hacia México, la demanda de drogas y los traficantes de personas en Estados Unidos.

    La imposición de aranceles a productos que llegan a Estados Unidos desde México, Canadá y China responden principal y oficialmente a una draconiana medida de presión hacia estos países para que frenen el tráfico de drogas, precursores químicos y personas inmigrantes que inundan el territorio estadounidense.

    Es decir, responde la Casa Blanca, según sus propios boletines, a una cuestión de seguridad nacional y solo de manera accesoria a tratar de nivelar el déficit comercial con sus socios comerciales, a sabiendas o no de que las medidas arancelarias terminarán afectando el desempeño económico de la potencia norteamericana.

    Es decir, el trumpismo se asegura de dar un claro mensaje al mundo, al pueblo americano y sobre todo a sus votantes, de que nadie debe ignorar el poderío económico y militar estadounidense so pena de sufrir represalias primero económicas y en su caso de eventuales acciones militares. Ellos siguen siendo un país poderoso y merecen respeto… o notable subordinación a sus intereses.

    En lo anterior cabe el discurso bravucón de nombrar al golfo de México golfo de América o de la amenaza irracional de recuperar por la fuerza el Canal de Panamá.

    Ya adelantábamos de lo económicamente dañino que está resultando la política policiaca migratoria, por decir solo un ejemplo en los campos agrícolas de Bakersfield California, donde el miedo a la deportación tiene paralizada a parte importante de la fuerza laboral, empezando a crearse una escalada de precios en algunos alimentos y pérdidas para la agroindustria estadounidense.

    La ya muy recalentada economía gringa no puede prescindir, ante la imposición de aranceles a sus vecinos y viceversa, de las convenientes cadenas de suministros establecidas en el marco del Tratado México Estados Unidos y Canadá.

    Lo anterior so pena de sacrificar otra de sus promesas: inaugurar una época dorada para los Estados Unidos. La realidad es que esos aranceles en la práctica trasladarán el costo de los mismos en muchos productos manufacturados y agrícolas a los bolsillos de los estadounidenses.

    El proteccionismo trumpista apunta además de sus socios comerciales norteamericanos (México y Canadá) a China y la Unión Europea. Se entendería el caso del dragón asiático, pero abofetear a sus vecinos y a sus aliados europeos escapa de una elemental y sustancial lógica común, a no ser que, como posiblemente sea, se trate de tácticas momentáneas para negociar concesiones de las que se pueda lucrar políticamente.

    Algo que no sorprendería del presidente norteamericano, cuyo estilo negociador es así de teatral y que ante la realidad económica reclamará y obtendrá victorias simbólicas para después retroceder a una normalidad de la cual obtuvo ciertas o supuestas concesiones en este caso de sus bulleados  aliados y socios.

    México ya ha respondido y no podría ser de otra forma más que imponer a bote pronto aranceles a productos estadounidenses, en un contexto en el que la política de seguridad de “abrazos no balazos” del gobierno federal anterior habrá quedado suprimida.

    Es verdad que ante los unilaterales aranceles estadounidenses México está en muy serios aprietos , cuya herencia del anterior gobierno federal de por si no fue la mejor en términos económicos y de seguridad.

    Los mexicanos podríamos sufrir peores consecuencias en un santiamén; ya era perceptible la baja producción en la industria de exportación, freno o retiro de inversiones, baja en el empleo y aumento de precios.

    Pero finalmente la economía gringa resentirá estas medidas proteccionistas al depender de muchos productos agrícolas mexicanos y de componentes manufacturados en México  que como en el caso de los automóviles reducen los costos finales de una industria amenazada por empresas asiáticas.

    Los planes de bonanza del trumpismo no llegarán a buen puerto imponiendo aranceles al por mayor, sencillamente porque los costos de muchos productos de consumo se elevan grandemente al producirse en los Estados Unidos.

    Lo que implicaría desacelerar la economía, no lograr las metas de inflación y que las tasas de interés se eleven, lo contrario a los fines del Make American Great Again.

    Fines que por motivos políticos se prometieron con los métodos equivocados pero que deben cumplirse al menos de forma simbólica o parcial. Es pues el tiempo político para comunicar la firmeza del presidente norteamericano y el poder de maniobra de un país que añora tiempos pasados.

    Mucho más temprano que tarde las perspectivas financieras, los bolsillos y las cuentas de las corporaciones estadounidenses obligarán en la práctica a una mucho menos proteccionista línea económica del gobierno de los Estados Unidos.

    La Casa Blanca por ahora privilegia la política a conveniencia, de inmediato habrá de suavizar estas medidas luego de apropiarse de algunas victorias simbólicas, deben saber que la economía termina por imponerse. It’s the economy…

    Posdata: el gobierno de México y Estados Unidos ya han llegado a un acuerdo, pausando según él gobierno mexicano los aranceles para nuestro país un mes.

    “¡Excelso es Yahveh, y ve al humilde,
    al soberbio le conoce desde lejos!”
    (Salmos 138:6)

    ADN Moises Hernandez Sqr
    Moisés Hernández Félix

    Lic. en Administración Pública y Ciencia Política, candidato a Maestro en Administración en curso. Ha sido funcionario público federal y docente en nivel media básica y medio superior. Se especializa en gobernanza educativa y políticas públicas.


    Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.

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