Es de humanos equivocarse, de pendejos persistir en el error. Usar las instituciones para venganza es el más grave error que puede cometer un político, más cuando ya va de salida. La Fiscalía de fantasía, busca a un supuesto criminal, no por cometer homicidios, secuestros, extorsiones, tortura, venta de droga y demás negocios propios de la industria de la delincuencia organizada, no, eso no importa, las víctimas no importan, lo buscan por cometer “traición a la patria”, hizo enojar al emperador. Lo relacionó con el cártel más sanguinario de México, el otrora grupo criminal de una letra. Y por esto, al parecer, el “Ardillo Mayor” le dejó bien ardillo el funfurufu, por lo que le reabrieron su expediente criminal, después de las fiestas delictivas en la total impunidad. Como dijera, Miguel de Cervantes: “Las venganzas castigan, pero no quitan culpa”.
Un gobierno que amedranta para que no lo acuses, es un gobierno que se sabe culpable de lo que se le acusa. Su afán por complacer en todo a López Obrador los hace caer en el error constantemente. Exhortan al supuesto líder criminal para que presente, por el medio más idóneo a su alcance, las pruebas de sus dichos sobre las supuestas aportaciones del sector narco a la campaña del 2006 del flameante presidente legítimo de aquel tiempo, hoy, supuestamente, constitucional. Esto desmiente al presidente de que es un montaje, ya que están corroborando la veracidad del encuentro. El temor los hace equivocarse, además, si les da las pruebas, ¿qué van a hacer? El que busca la verdad corre el riego de encontrarla (Manuel Vicent). Este resbalón los va a desnucar.
Las pequeñas señales, sublimes y contundentes, que le han estado enviando desde Estados Unidos tienen apanicado al jeque de jeques del cártel de cárteles, el mega cártel color guinda. De tanto escupir pa’rriba le cayeron todas juntas en un ojo. Lo tienen en la mira. García Luna está más en resguardo que preso, lo tienen bien “guardado” para testificar en contra del primer presidente mexicano juzgado por narcotráfico. Esto es una suposición, un supuesto, es decir, este supuesto se basa en ciertas acciones que hacen suponer que hay una colusión entre la industria de la política y la industria de los narcóticos y que tienen todo registrado.
El mediocre se marea ante el triunfo súbito, después de haberlo deseado por tanto tiempo sin haberlo alcanzado. Tenía tanta hambre de poder que cuando se abrió la puerta, corrió, subió tan rápido que se mareó, y la caída mientras más alto más duele. Cuando hay tragos dulces te atragantas, pero los amargos te los tomas a sorbos. Ya veremos quién se queda en los tragos amargos. Los hijos que le sobrevivieron a Luis Echeverría lo abandonaron, se dedicaron a administrar las propiedades que “honradamente” compró con dinero público, los de López Portillo, al parecer, también. Ambos estaban muertos antes de morir. De los cuatro que tiene esta calca de Echeverría y López Portillo, uno está en desintoxicación en Europa y los otros tres muy ocupados aprovechando la circunstancias para llenar los morrales con todo el dinero posible. Si la paloma huyó cuando terminó el sex.enio, imaginate a la zopilota. Entonces, ¿quién lo va a visitar en su encierro, voluntario o involuntario?
El gobierno de López Obrador perdió la vergüenza, y el pueblo le perdió el respeto. Una marcha de cientos de miles de ciudadanos alrededor de todo el país lo demuestra, la gente está harta del cinismo de López Obrador y secuaces. Sus mentiras caen una tras la otra como hojas en otoño. Al unísono gritaron “narcopresidente”. Ningún presidente mexicano tuvo “la dicha” de que le gritaran a pulmón abierto en el zócalo: NARCOPRESIDENTE, ¡felicidades don AMLO, lo logró!
Sus discursos eran “muy bonitos”, pero nunca predicó con el ejemplo. Ante las circunstancias no le queda más que hacerse pendejo, eso sí sabe hacerlo muy bien. Y como dijera su amado Fidel Castro, porque hasta de la basura puede salir algo útil, “Nos han hecho vivir en la mentira y convivir con ella, por eso cuando vemos la verdad parece que el mundo se derrumba.
De lo heroico a lo ridículo no hay más que un paso, dijera don Simón Bolívar al ver como lo utilizan para engrandecer su movimiento putrefacto.
Siempre menciona a don Benito, pero, al parecer, nunca se topó con la frase célebre: “Nunca abuses del poder humillando a tus semejantes, porque el poder termina y el recuerdo perdura”.
Con tantas estupideces que hace este gobierno no hay para cuándo decir: es cuanto. Superó a rajatabla las babosadas de Fox y Peña y a Echeverría, López Portillo, Salinas y Calderón en corrupción. ¡Ta’cabrón!
Liberal, apartidista, socialdemócrata.
Licenciado en Desarrollo y Gestión Empresarial. Licenciado en Derecho (en proceso de titulación). TSU en Comercialización Inmobiliaria. Se desempeña como Asesor Profesional Inmobiliario y Asesor Profesional en Seguros.
Las opiniones expresadas por los columnistas en la sección Plumas, así como los comentarios de los lectores, son responsabilidad de quien los expresa y no reflejan, necesariamente, la opinión de esta casa editorial.
