El Norte no nació para ser tierra de limosnas. No somos un estado de rodillas ni un pueblo acostumbrado a mendigar lo que nos pertenece por derecho. Cada peso que produce nuestra gente, cada jornada de trabajo en Ciudad Juárez, cada exportación que cruza la frontera, sostiene la economía nacional. Y sin embargo, el régimen centralista pretende que nos conformemos con migajas, disfrazadas de presupuesto.
Lo que presenta el régimen centralista no es un paquete económico: es una burla, una afrenta más contra el norte. Nos quieren convencer de que el abandono disfrazado de “asignación presupuestal” es un beneficio. Nos quieren vender como justicia lo que en realidad es desprecio.
El presupuesto refleja, una vez más, la injusticia histórica que hemos padecido: somos la región que más aporta al país y, paradójicamente, la que menos recibe. Chihuahua es motor de desarrollo, generador de riqueza, sostén de la economía mexicana. Pero cuando llega la hora de la redistribución, lo que nos ofrecen son sobras. Y esas sobras ni siquiera alcanzan para cubrir las necesidades más urgentes de nuestras familias.
Como si fuera poco, este régimen nos impone un incremento brutal de impuestos. Quieren más de tu bolsa, más de tu esfuerzo, más del sudor de tu frente. Y todo para alimentar una maquinaria federal endeudada hasta el cuello. Cada peso de deuda que hoy contraen es una losa que cargarán nuestros hijos y nietos. Es el saqueo disfrazado de política económica.
Frente a este atropello, la pregunta es clara: ¿vamos a agacharnos a recoger las migajas que nos tira el régimen? ¿Como si Chihuahua no valiera lo que produce? ¿Permitiremos que Juárez, con todo su esfuerzo, sea reducido a limosnero en su propia tierra?
Agachar la frente es aceptar la condena de ser siempre los olvidados. Es resignarnos a que otros decidan nuestro destino. Es permitir que el sudor de nuestros trabajadores siga financiando un centralismo que desprecia al norte, pero Chihuahua no nació para eso. Juárez no fue fundado para arrastrarse. Nuestra tierra tiene la frente en alto, tiene la voz firme, tiene la fuerza de quienes saben que la justicia no se pide, se exige.
Como el primer servidor de los juarenses no aceptaré la humillación presupuestal que pretende el centralismo. Lucharé por un nuevo paradigma fiscal, uno que rompa con décadas de injusticia. Porque la verdadera justicia consiste en que quien más produce, más reciba. Ese es el principio elemental que debe regir un México federal, justo y próspero.
El norte no pide favores: demanda justicia. Ciudad Juárez no se conforma con sobras: demanda lo que le corresponde por derecho. Y yo, como su primer servidor, no descansaré hasta que esa justicia se cumpla. No más desprecio. No más levantar migajas.

Francisco Sánchez Villegas
Geoestratega, abogado humanista, defensor de la ilustración y político disruptivo.
Desde el cargo de Secretario del Ayuntamiento del Gobierno Independiente de Parral, ha impulsado una trascendental agenda de empoderamiento ciudadano. Fundador y Curador de Casa Ícaro, Think Tank concentrado en el futuro y la libertad.
Pensador neorenacentista propulsor de polímatas. Buscador de mentes virtuosas. Antifrágil.
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