Cuando nos vemos en una fotografía del pasado podemos reconocernos físicamente entre similitudes y diferencias, pero ¿qué hay más allá de esa modificación visible del cuerpo que encarna nuestras ideas, sentimientos y acciones en el presente constante?
La materia se transforma, el tipo de cambio fluctúa, las conductas se modifican, la sociedad altera sus estructuras, en la política se abandonan o intercambian causas, y las personas nos adaptamos a nuestras circunstancias por aterradoras que parezcan.
El cambio no es una novedad, sin embargo, sigue siendo una paradoja entre la conciencia de la ágil transformación del todo y la inevitable resistencia humana para permanecer de la forma que más nos complazca.
Heráclito 400 ac afirmaba el continuo cambio de materia y de los hechos, el constante devenir regido por una ley natural, “el logos”. Definió al logos como la gran unidad de la realidad. Tenemos razón del cambio, a razón de que nos unimos con la realidad que nos cambia y transforma.
El director de este medio me pidió escribir sobre los cambios que he vivido desde la primera entrevista que tuvimos, hace 10 años yo iniciaba acciones para empoderar a otras mujeres y este medio nacía, hemos cambiado.
Emulando a María Félix diría que es muy difícil hablar de mí, quizás por eso escribo con refranes, historias ajenas, fabulas y cuentos. Me descaro y descubro en su contenido para expresarme antes los hechos que me desbordan la cabeza, el corazón o el estómago, según sea el caso.
Puedo describir con cierto temor a la crítica que tengo más arrugas, menos kilos, más canas, menos cabellos, más vestidos, menos borracheras, pero también con un toque de ligera soberbia que “he aprendido”, y aprender no es mas una forma contundente de cambiar para bien o para mal.
La perspectiva de los demás sobre el tamaño de la metamorfosis, la benevolencia o perversión de mi proceso adaptativo en estos años, hoy me resulta curioso, pero no inquietante. Un aprendizaje que bajo las circunstancias de mi realidad tuve que adaptar, intercambiando ideas conservadoras o revolucionarias por otras más apacibles. Cambié.
Si, “no nos bañamos dos veces en el mismo río”, como decía Heráclito, tampoco beberemos el mismo vino, nada de lo que hoy tenemos permanecerá mañana en la misma forma y dimensión.
Ante esta realidad filosófica o científica, reflexionar sobre cómo hemos cambiado, podemos atribuirlo a dos cosas. Primero, a el poder de las decisiones personales o “el valor de elegir” y segundo a los sucesos que nos llegan del exterior como terremotos haciéndonos tambalear en el aire sin la posibilidad de defendernos ante ellos.
Estos últimos días del año, nos queda aprovechar la medición tradición del calendario para hacer una pausa, detenernos a sopesar lo que cada uno desee examinar, al fin y al cabo, la vida es solo una y para uno solo.
Quisiera hablar de lo que hacemos en general como sociedad y con ello esconder mis hits y burradas, pero se me ha pedido que escriba de mi propia evolución (o involución, usted juzgue) y entonces me destapo en letras con mas pudor que en algunas de mis fotografías.
En 10 años he aprendido; que el amor sigue siendo la chispa que mueve mi mundo, que nada que no lo contenga será lo suficientemente valioso. Las personas, los proyectos o el dinero sin amor pueden parecernos ver exitosos, pero no felices.
He comprendido que las pasiones personales, políticas o ideológicas son como los postres; deliciosos y excitantes pero que pocas veces nutren verdaderamente nuestra alma y espíritu. Además, también engordan.
Constaté que la idolatría, la sumisión y la reverencia no son para mí y expresarlo costó más que lágrimas, dinero.
Preferí y seguiré siendo transparente, mostrando mi lealtad a quien la tiene y mi indiferencia a quienes la han pedido.
Aprendí a emprender, a perder, a ganar perdiendo, a vestirme y desvestirme como quiero, a sostenerme de la mano de otras que piensan como yo y que no tienen la posibilidad de expresarlo.
Altere mis sentimientos una y otra vez, intente, muchas veces sin éxito, nuevas formas de relacionarme y ver el mundo, me casé y me divorcié tantas veces pude de mis propios miedos… e inevitablemente herí sin sentido ni razón, solicitando como todo acusado la consideración de que fue en “defensa propia”.
El aprendizaje me ha doblegado a pisar con más cautela, sigo confiando, amando, creando sin expectativas ni ilusionismo, aceptando que lo único seguro que tenemos es el cambio y si alguna vez lloró me auto consuelo diciéndome “Tranquila, esto también pasara”.
Por ello en el 2025, solo me veo bañándome cada día en rio diferente. Feliz Año Nuevo

Rocío Saenz
Lic. En Comercio Exterior. Lic. En Educación con especialidad en Historia. Docente Educación Básica Media y Media Superior, Fundadora de Renace y Vive Mujer A.C. Directora de Renace Mujer Lencería, Consultora socio política de Mujeres.