“…Irán no está construyendo un arma nuclear…”
Declaración de Tulsi Gabbard,
directora nacional de Inteligencia de Trump,
ante el Congreso norteamericano en marzo pasado.
Paradójicamente, el programa nuclear de Irán dio inicio allá por los años cincuenta, en plena guerra fría, bajo el auspicio de los Estados Unidos. En aquellos años, los iranies vivían bajo el régimen del tirano y asesino Sha, Mohammad Reza Pehlevi, quien era, a la sazón, uno de los principales aliados de los norteamericanos en la región.
El programa fue esencialmente orientado a la producción de energía eléctrica y realmente nunca tuvo fines bélicos, inclusive, el gobierno iraní fue uno de los firmantes del llamado Tratado de No proliferación Nuclear firmado en 1968, cuya finalidad era precisamente esa, la de evitar que mas países, aparte de los cinco que ya la tenían, desarrollaran bombas atómicas.
El triunfo de la Revolución de 1979, y la posterior creación de la Republica islámica de Irán, pusieron en pausa el programa nuclear de Irán, al convertirse este ultimo en uno de los principales enemigos estratégicos de los norteamericanos.
Por diez años, durante el liderazgo del ayatola Jomeini, se le dio poca importancia a este tipo de tecnología por considerarla demasiado “occidental”. Pero a la muerte de este, su sucesor, el ayatola, Ali Jamenei, volvió a poner atención a la importancia de poseer capacidad nuclear.
Como los norteamericanos no iban a apoyar las intenciones nucleares de los iranies, estos voltearon la vista, obviamente, a los enemigos de los gringos: los chinos y los rusos.
Es con el apoyo de estas dos naciones con capacidad nuclear, que Irán volvió a entrar en la senda del desarrollo nuclear, y aunque oficialmente siempre han mantenido la postura de que su programa es con fines estrictamente civiles, la verdad es que organizaciones de vigilancia nuclear los han agarrado varias veces con las manos metidas en una masa nuclear que difícilmente puede tener uso civil.
Sin embargo, y aun a pesar de lo anterior no hay, o por lo menos no se ha presentado, verdadera evidencia de que la nación islámica posea, o siquiera este cerca de poseer una bomba nuclear.Eso no ha sido impedimento para que, el actual primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, tenga ya más de treinta años gritando a los cuatro vientos que los iranies están a un tris de tener la tan codiciada bomba.
En 1992, siendo diputado al parlamento israelí, declaró “Podemos asumir que en un plazo entre tres a cinco años Irán tendrá la suficiente autonomía para desarrollar y producir una bomba nuclear”.
Diez años después, ese mismo fue el pretexto para que el régimen iraní fuera incluido en el llamado “eje del mal” de George Bush. A pesar de que ya habían pasado diez años desde su primera “denuncia”, el personaje insistía en el mismo plazo: de tres a cinco años.
En el 2009, “redujo” la inminencia de tan temido momento al declarar que Irán estaba “…a solo dos años” de poder producir la bomba. Luego, ya en 2012, redujo una vez más el plazo y sin mayor rubor aseguro a su parlamento que “…La próxima primavera, como mucho el próximo verano habrán completado el enriquecimiento medio y pasarán a la fase final“.
¿Cuál es el pretexto hoy, 33 años después de su primera denuncia? El mismo, Irán esta ya a punto de tener el material necesario para producir la bomba. Ninguna novedad.
Por otra parte, y sin dejar de lado que efectivamente hay evidencias serias, como las presentadas por el Organismo Internacional de la Energía Atómica, de que por lo menos hasta el 2003, Irán buscó de manera activa la manera de obtener uranio enriquecido, el cual puede ser utilizado para la fabricación de la temible arma de destrucción masiva, los servicios de inteligencia tanto israelíes como norteamericanos, han afirmado que tal amenaza realmente no existe.
Dentro de los famosos Wikileaks se encontraron comunicaciones internas del Mossad, que datan del 2012, donde analistas de dicha agencia de inteligencia concluyen que no había evidencia real que soportara la conclusión de que los iranies estuvieran ya no a punto de obtener la bomba, ni siquiera que estuvieran persiguiendo dicho fin.
Eso fue en el 2012, y sin embargo eso no hizo que la falsa retorica de Netanyahu se modificara ni un ápice, el siguió difundiendo la mentira.
Por si lo anterior no fuera suficiente. Hace apenas tres meses que la directora de los Servicios de Inteligencia Nacional de los Estados Unidos, Tulsi Gabbar, testifico ante el Congreso de su país que no había la más mínima evidencia que demostrara que la nación islámica estuviera buscando construir un arma nuclear. Como dicen ahora, tres doritos después, su amado líder Trump la haría pasar como inepta al declarar que ella estaba equivocada.
Y como todos los integrantes del culto Trump, en lugar de demostrar dignidad, se arrodillo ante su caudillo y declaro que efectivamente, su amado líder tiene razón y los iranies están a semanas, ya no años o meses, ¡semanas! de poder producir la bomba.
Esta historia no es nueva, es un refrito de aquella otra que nos contaron en la primera década de este siglo cuando nos aseguraron que Irak y su dictador tenían almacenadas armas de destrucción masiva. Toda la información obtenida por los propios servicios de inteligencia gringos decíaclaramente que no había tal acumulación de ese tipo de armas, pero las cabezas del gobierno, los halcones, no querían escuchar la verdad, e insistieron a sus propios agentes: ¡encuentren las armas a como dé lugar!
Y a como dio lugar encontraron las pruebas, un hombre sometido a incontables sesiones de tortura finalmente accede a decir lo que los americanos quieren escuchar, y esa es la prueba “irrefutable” de que tales armas existen. Esa fue la base sobre la que se justificó la invasión a Irak y la Segunda Guerra del Golfo, con las terribles consecuencias que hoy en día aun padece la región y el mundo.
Ahora, el idiota anaranjado que dirige los destinos del poderoso país del norte, dice lo mismo: el arma existe y no me interesa lo que dice mi propio servicio de inteligencia; su enorme ego le reitera que nadie sabe más que el sobre información clasificada y de inteligencia …y sus corifeos le aplauden.
Pedrito, Trump y Netanyahu gritan al unísono: “¡Ahí viene el lobo!” pero es mentira, el lobo no viene. Y el dia que en verdad venga, ya no habrá nada que hacer.
Es cuanto
José Antonio Blanco
Ingeniero Electromecánico. Juarense egresado del ITCJ con estudios de maestría en Ingeniería Administrativa por la misma institución y diplomado en Desarrollo Organizacional por el ITESM. Labora desde 1988 en la industria maquiladora. Militó en el PRD de 1989 al 2001.
En la actualidad, un ciudadano comprometido con las causas progresistas de nuestro tiempo, sin militancia activa.
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